jueves, 30 de septiembre de 2010

Cinco artículos de agosto

Contra lo que pudiera parecer, en agosto no descansó nadie. O al menos la cosecha de artículos del mes fue especialmente abundante.
Nuevas tecnologías, instrumentos 2.0 y redes sociales es evidente que cambiarán la práctica de la medicina en los próximos años. Buena parte de los residentes, y sobre todo , los actuales estudiantes de medicina tienen su perfil en Facebook. Tres investigadores neozelandeses analizan en Medical Education la utilización de información profesional en este medio. Encuestan a 338 médicos recién graduados, de los cuales el 65% tenía cuenta en Facebook.Pero una cuarta parte de ellos no utilizan las opciones de privacidad, por lo que parte de la información profesional que incluye está disponible para el público. En  ocasiones esta información incluye datos personales de pacientes cuya difusión podría vulnerar las obligaciones éticas de confidencialidad . Un riesgo de las redes sociales y sus instrumentos es pensar que solo los colegas nos observan. Para pensar sobre la cuestión.
Grandes esperanzas estaban depositadas en las historias clínicas electrónicas como fuente de información para explotar enormes volúmenes de datos . Pero un grupo de investigadores canadienses liderado por Douglas Manuel publica en el BMJ un interesante trabajo en el que alertan de los sesgos de emplear datos rutinariamente recogidos en las historias electrónicas, a la hora de realizar estudios sobre enfermedades crónicas.Resulta imprescindible verificar los posibles errorres de clasificación que pueden poner en cuestión todo el estudio. Una vez más las máquinas no pueden reemplazar el papel de la mente humana.
También en el British, Judge y colaboradores publican un interesante trabajo sobre las variaciones en la equidad en el acceso a prótesis de cadera y rodilla en Inglaterra. Y encuentran que existen pruebas de inequidades en el acceso tanto por edad y sexo como por nivel de deprivación, grado de ruralidad y etnia. Para entender las razones los autores recomendan estudiar factores ligados a los pacientes o a la Atención primaria.
Ser transparente no solo permite tener la conciencia tranquila, sino que además puede que no tenga efectos nocivos. El sistema de salud de la Universidad de Michigan lleva desde 2001 revelando la información sobre errores médicos que ocurren en su seno. En los Annals of Internal Medicine comparan las reclamaciones y costes debidos a ellas antes y después de implantar este programa de revelación de la información sobre errores. Y no aumentan.
Por último merece reseña la publicación del trabajo del grupo de  Paco Buitrago en el British Journal of General Practice, tanto por la perseverancia e interés del estudio, como por la dificultad de publicar en medios como el citado. Siguen durante diez años a pacientes entre 35 y 74 años con el objeto de determinar si la obesidad puede ser considerado como un factor de riesgo cardiovascular independiente.Su estudio no confirma que un índice alto de masa corporal o la obesidad se comporte como un predictor independiente de eventos cardiovasculares, sino que el riesgo de estos pacientes posiblemente tenga relación con otros factores . Muy importante además porque el estudio está realizado en población española.

1 comentario:

  1. Mi marido es informático, me comentaba el otro día que han comprobado que los programas informáticos que simulan ajedrecistas, siempre son peores que los buenos ajedrecistas, porque el programa no "descarta" ninguna posibilidad, por absurda que sea, mientras la mente humana (bien entrenada) descarta las posibilidades "tontas".
    El cerebro humano es infinitamente más complejo y más "plástico" que un ordenador.

    Esto es muy interesante:

    "Su estudio no confirma que un índice alto de masa corporal o la obesidad se comporte como un predictor independiente de eventos cardiovasculares"

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