domingo, 23 de enero de 2011

Combinar los silencios

“La música es el arte 
de combinar los silencios”

Miles Davis

Hablábamos hace unos días del lado oscuro de la investigación a propósito de la publicación del libro El Autoritarismo científico de Javier Peteiro.
Martin McKee, el profesor de la London School of Hygiene & Tropical Medicine se hace eco en su Twitter de un interesante artículo en Le Monde de tres investigadores daneses: Martin M Andersen, Xavier Landes y Morten E Nielsen de la Universidad de Kopenhagen, en el que revisan el papel social del mundo académico
Para ellos la investigación es solo una de las obligaciones que tiene éste con la sociedad  de la que forma parte. Las otras, son la propia educación y la transferencia a la sociedad del conocimiento generado.
Pero el prestigio social que tiene la figura del investigador , penaliza cada vez más en el mundo académico la actividad docente tradicional, en detrimento del proceso investigador: la carrera depende de publicar en revistas de impacto, en detrimento de atender el proceso formativo de los alumnos, algo por lo que no se hace carrera ,ni se sale en el periódico. n Dinamarca, por ejemplo, los investigadores reputados están exentos de pasar por ese trámite engorroso.
Si se aspira a hacer carrera investigadora debe saberse que el acceso a una plaza fija, o la promoción en la misma depende de una carrera, cada vez más suicida, que consiste fundamentalmente en publicar más que los compañeros, poco importa el qué.
Pero, publicar tanto , ¿para qué?
Ya veíamos hace unos días la imposibilidad absoluta de poder estar al día en cualquier materia, dado el volumen inabarcable de publicaciones en cualquier campo. No es de extrañar por tanto, como comentan los investigadores daneses, que el número medio de lectores por artículo académico varía de menos de uno a algunos, únicamente.
Publicar artículos no es un bien en sí mismo; como señalan Andersen y colegas, para ser útil un artículo debe aportar conocimiento nuevo. Algo cada vez menos habitual, cuando a menudo los investigadores marean los datos una y otra vez, cuando no exprimen hasta la extenuación el mismo trabajo.
La vieja idea del trabajo académico basado en la discusión de diferentes puntos de vista con la intención de aportar nuevo conocimiento está cada vez más lejos
¿Soluciones? No es fácil volver a equilibrar la situación, recuperar el valor de enseñar. Disminuir la competencia y aumentar la cooperación entre investigadores. Abandonar la carrera por el beneficio individual, y publicar solo que de verdad aporta algo nuevo, fruto del diálogo y del intercambio crítico.
Algo francamente difícil cuando toda la política científica circula en otra dirección.
Miles decía que lo importante eran los silencios. Posiblemente también necesitemos recuperar el silencio de la comunidad científica. Y colocar los artículos, como si fueran notas, solo cuando hagan falta.

3 comentarios:

  1. Necesitamos recuperar el silencio, ese silencio interior que tanta falta hace para tener calma y sosiego. Recuperar la introspección, la observación tranquila, y la maravilla de la "atención" .... ¿estamos en ello? .... espero que si.

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  2. Magnífico post.
    El silencio parece haber dejado de existir en la investigación científica. Recuerdo fotos antiguas, de Cajal, de Darwin, de Fleming, de la reunión Solvay… Sugieren reflexión, calma. Quizá la foto más parecida a esas en estos días sea la de Perelman (y a saber qué piensa ese hombre).
    Los investigadores actuales son productores de publicaciones y parlanchines. Congresos, symposia, conferencias, viajes constantes en una época en la que hay correo electrónico. Hay algo que podría casi calificarse de adictivo en la investigación y es que una vez que uno se mete en una línea productiva ya no sabe parar. Se trata de publicar, de hacer curriculum, de conseguir fondos para seguir publicando. ¿Cuánto darían tantos por ver su nombre en algún número de Science o Nature? Algunos llegan a dar incluso el honor cometiendo fraude.
    La necesidad del silencio es hoy más imperiosa que nunca. También en la tarea científica. Al menos para saber a dónde nos está llevando

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  3. Muchas gracias a los dos.
    Es cierto que si uno lee las biografías o memorias de los científicos del pasado y lo compara con lo que se ve alrededor la diferencia es pasmosa.
    El ciclo infernal que comenta Javier es muy habitual en nuestra comunidad científica: pedir un FIS y un proyecto europeo y uno regional, para luego pedir otro al año siguiente sin haber publicado apenas nada.
    Posiblemente sea un nuevo tipo de adicción.

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