miércoles, 12 de enero de 2011

Autoritarismo científico

“Solo cuando uno se fascina con la fuente de luz y no con lo que ilumina, 
incurre en el riesgo de quedar cegado en la creencia 
de que la verdad reside en la lámpara y no en lo que alumbra”.
Javier Peteiro.

Estas navidades, me llevé la agradable sorpresa de que en varias de las estupendas librerías que aún existen en Madrid ( como  Visor o Rafael Alberti) tenían en lugar destacado “El autoritarismo científico” de Javier Peteiro, una magnífica recomendación que me hizo  Juan Irigoyen.
Pocas figuras tienen mejor prensa que la del científico, la imagen especular del torvo y oscuro político. Nada realza más una tertulia o un telediario, que la presencia invitada del científico, a ser posible español, pero trabajando en Estados Unidos.
Peteiro, jefe de bioquímica del Juan Canalejo y  autor de una importante serie de publicaciones en revistas de impacto, hace en su ensayo una argumentada descripción de la tendencia actual a la sacralización de la ciencia. Diferencia con claridad  la ciencia  (basada en evidencia intersubjetiva comunicable), de las pseudociencias ( creencias carentes de base científica, pero transmitidas por sus partidarios como si fueran conocimientos científicos) y del cientifismo (doctrina mediante la cual los métodos científicos deben extenderse a todos los dominios de la vida intelectual y moral).
El crecimiento de estas dos plagas es alarmante. De la primera son buenos ejemplos las  supuestas evidencias sobre homeopatías, felicidades u optimismos. La absurda realización de estudios para demostrar la supuesta efectividad de la oración, la investigación sobre la supuesta base genética de la fidelidad, o la base bioquímica del enamoramiento ( a lo que tan aficionado es Punset) son  buenos ejemplos de cientifismo.
Una de las instituciones que más contribuyen a este último es la propia OMS con su tendencia a lo que Peteiro llama “ una línea de medicalización progresiva de lo normal teniendo como meta una felicidad inalcanzable” ( su absurda definición de salud, más cercana al orgasmo que a la realidad, es buena muestra de ello). Como no deja de ser una religión pero laica, el cientifismo introduce un nuevo concepto  de pecado: si uno está enfermo algo habrá hecho. Posiblemente sea responsable por no llevar una vida saludable. Algo que ya señalaba el gran Skrabanek en la Muerte de la Medicina con Rostro Humano.
Sin ir más lejos, en Israel se está investigando ya como sería percibido y aceptado por la la opinión pública una posible  implantación del llamado “ impuestos del pecado”( sin taxes) o desgravaciones de impuestos a los que acrediten vidas saludables ( no fumar, no beber, no…)., algo a lo que una mayoría aplaude con entusiasmo. La priorización de  intervenciones sanitarias a aquellos que llevaron vidas ejemplares no es nuevo, pero  vuelve a estar de actualidad en épocas en que se alienta la  necesidad de introducir copagos ( en vez de sacrificar AVEs por ejemplo)
En un escenario semejante no resulta exagerado hablar de  “ un autoritarismo científico que dirá lo que es bueno, lo que es malo, y no solo lo que debemos hacer,  sino como debemos ser”.
Peteiro desvela también algunas de las vergüenzas que se esconden tras la intachable imagen del científico. Una es su relación con la autoridad. Como señala “La relación de la Ciencia con el poder ha sido generalmente amistosa, cuando no servil”. Algo que fue escandaloso en la última guerra mundial , pero que sigue existiendo en formas más diluidas actualmente. Otra es el carácter altruista y desinteresado del científico: en palabra de Peteiro, “la idea del científico puro cuya finalidad es la búsqueda del conocimiento es tan romántica como trasnochada”.Menciona como ejemplo la encuesta de Gallup de 2006 sobre 2.212 científicos en que el 8.7% declaraban haber sido testigos de malas prácticas científicas ( manipular , cuando no simplemente mentir)
En un escenario cientifista, un mundo en que todo tiene explicación científica, en el que todos los comportamientos tienen una justificación (genética o ambiental), es un mundo donde la libertad y la responsabilidad individual tiende a cero. En definitiva, un mundo siniestro. Si se define cultura como “ el conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar un juicio crítico”.de dicho juicio crítico no debería estar exenta la propia actividad científica.

   

9 comentarios:

  1. El libro me ha parecido muy flojito. Apenas hay nada nuevo. Y la lectura de la obra de Skrabanek es muy superficial.

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  3. Muchas gracias de nuevo por su comentario.
    Es posible que para especialistas en materia de historia de la ciencia y política científica el libro pueda considerarse flojo. pero imagino que su intención es aportar información para profanos en la materia, a quien van dirigidos habitualemnte los textos de divulgación científica en los cuales hay tanto libros magnífico como otros perfectamente olvidables. El propio Peteiro menciona la utilidad de hacer buena divulgación científica.
    Cuando ésta está habitualmente monopolizada por textos donde solo se presenta el lado "maraviolloso" de la ciencia , el que aparezca un texto que describe el "lado oscuro" que también tiene ( aunque sea con argumentos conocidos) me parece una buena noticia.
    James McCormick y Petr Skrabanek , desde mi humilde punto de vista, alertaron en los 90 de muchos de los desatinos a los que llevaba la sacralización de la salud como bien supremo.A mi me siguen resultando muy estimulantes.
    De nuevo, gracias

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  4. Agradezco mucho la lectura que el post hace de mi libro.
    Agradezco también el comentario de "TheoSarapo". Lógicamente, siendo yo el autor, no estoy de acuerdo con él. El libro no pretende mostrar novedades científicas o históricas, sino criticar la perspectiva cientificista.
    No he leído a Skrabanek.

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  5. Gracias, a ambos por vuestras intervenciones.

    A mí Skrabanek me sigue pareciendo un tipo enormemente lúcido. Pero varios de sus principios han sido demolidos por el paso del tiempo y por la fuerza de los hechos.


    Javier, me alegro de conocerte virtualmente. Me dan mucho miedo las críticas al cientifismo porque son coladeros para todo tipo de disparates. Llevo mucho tiempo luchando contra supercherías, religiones y otras supersticiones. Los argumentos científicos son las armas más sólidas que tiene el ser humano para ser cada día más libre. Aunque es cierto que hay veces que los hombres usan la ciencia según les conviene. Veritas filia tempori, que decía Marco Aurelio.

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  6. Muchas gracias de nuevo.
    El tiempo todo lo desgasta, hasta las obras de arte. Parte de lo que escribieron McCormick y Skrabanek nota el deterioro del tiempo, pero dieron la voz de alerta ante muchos excesos ( que seguimos viviendo).
    Nada más lejos de mi intención ( y creo que la de Javier) caer precisamente en pseudociencias, cientifismos o supercherías. Es cierto que los argumentos científicos son armas muy sólidas para ser más libres. Pero creo que también que en su nombre se cometen muchos desmanes y disparates.
    Creo que el libro de Javier pretende simplemente señalarlo ( lo que no es poco)
    saludos

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  7. TheoSarapo, yo también me alegro de conectar contigo. A ti te dan miedo las críticas al cientificismo. Yo estoy en contra de las cortapisas a la Ciencia, pero me inquieta mucho el escepticismo ingenuo como planteamiento ideológico. Los argumentos científicos liberan… o esclavizan, según por quién, cuándo, cómo y para qué se usen.
    Un hombre puede razonar científicamente, iluminar al mundo con sus descubrimientos y ser a la vez un auténtico esclavo sin saber siquiera de qué o de quién. Ni el conocimiento empírico ni el razonamiento lógico son condiciones suficientes para la liberación personal.
    Hablas también de “coladeros”. ¿Sugieres censuras? ¿A qué? ¿Quiénes las harían? ¿Los científicos?

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  8. Me alegré mucho cunado conocí el libro, a través de mi amiga y editora María Navarro.
    Me parece que está llamado a ser un referente en España de resistencia frente a la ideología de la evaluación, de crítica de las falsas ciencias y de promoción de las libertades.
    Lo he recomendado vivamente a mis amigos y colegas psicoanalistas.
    Tal vez habría que presentarlo públicamente.

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  9. Muchas gracias, Ambel. Como sugería en otro comentario, no traté de desvelar novedades científicas o históricas, sino simplemente de criticar, desde el respeto y admiración por la ciencia, algo actual como es la pretensión de hacer de ella "la única noticia", el único discurso racional posible.
    Si las pseudociencias son dañinas, la exageración cientificista es sencillamente alienante.

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