viernes, 3 de febrero de 2012

El Dr. Willoughby y las redes sociales

“- Pompey, ve en busca del Dr Willoughby
Si no está borracho, que venga enseguida”.

Tom Donihon ( John Wayne)
El hombre que mató a Liberty Valance. John Ford.1962.


En el polvoriento pueblo de Shimbone todo el mundo sabía que el Dr. Willoughby era un borrachín. Pero aún así, siempre se recurría a él cuando era necesario, aunque su estado no fuera el más aconsejable. Shimbone vivía aterrorizado por un malvado villano, Liberty Valance ( Lee Marvin), situación que un recto e íntegro abogado llamado Ramson Stoddard ( James Stewart) intenta solucionar mediante el uso de la ley. El tiempo y un vaquero de vuelta de todo ( Donihon) le demostrarán que eso no siempre es posible.
Los tiempos han cambiado mucho desde entonces, y hoy en día un médico no solamente debe ser honrado, sino parecerlo en todo momento y lugar. En su Good Medical Practice, el General Medical Council (GMC) británico afirma: “ debes estar seguro que tu conducta, en todo momento, justifica la confianza que tus pacientes tienen en ti, y la  que la sociedad tienen en tu profesión”.Es decir, en nuestra época un tipo como el Dr Willoughby habría sido apartado de ella en su primera visita al bar.
Hoy ya nadie ejerce en el oeste, la medicina no se practica en películas de John Ford, y tenemos todo tipo de redes sociales abiertas para comunicarnos. Pero la convivencia entre nuestro uso rutinario de Internet y los valores clásicos del profesionalismo no casan tan fácilmente como sería deseable. Esa difícil convivencia es analizada una vez más por Margaret McCartney en el BMJ (How mucho of a social media profile can doctors have?), tema sobre en el que viene trabajando desde hace tiempo. McCarney no es una médico antidiluviana: mantiene un excelente blog y  una activa cuenta en Twitter. Pero señala las crecientes demandas y sanciones ejercidas sobre enfermeras y médicos por los comentarios o materiales fotográficos que comparten a través de Internet, y que pueden afectar a la imagen pública de sus pacientes o sus colegas.
Hay cosas que todos sabemos, como comenta McCartney, que no debemos hacer nunca: aquellas que afectan a la confidencialidad de la información a la que tenemos acceso por razón de nuestro trabajo, o la realización de actos o conductas manifiestamente ilegales. Pero como señala Godwin Busuttil, abogado experto en leyes asesor del BMJ, “ la gente se siente desinhibida cuando está on line. Un médico puede discutir cosas-como el contenido de un blog-con otros colegas en el bar del hospital, pero no se le ocurriría escribirlo y pincharlo en el tablón de anuncios”. Posiblemente no seamos conscientes de quien lee lo que escribimos y que repercusiones puede tener sobre nuestra imagen, prestigio o ( lo que es más importante) confianza que la sociedad tiene en nosotros como médicos.Para el experto Bussuttil tampoco estamos libres de las consecuencias de lo escrito embozándonos en el anonimato; también ahí puede identificarse al autor y ser castigado por ello.
La presión sobre el comportamiento del médico es creciente. El GMC llegó a realizar una encuesta el año pasado respecto a la pertinencia de regular la vida de los médicos fuera de su profesión. Encuestó a 1167 médicos, de los cuales el 94% estaba en contra de ello, como era previsible. El problema, como señala McCartney es que cada vez es más difusa la línea que separa nuestra vida profesional de la personal: nuestra dirección, imagen, opiniones, aficiones y creencias son cada vez más accesibles para cualquiera. Tal ve la diferencia estribe en que Shimbone era mucho más tolerante ante las debilidades ajenas de lo que puede ser un mundo virtual dedicado a un constante escrutinio de los demás.

4 comentarios:

  1. Hola Sergio:
    Es una película monumental. En esta misma película el Dr. Willoughby es llamado para atestiguar la muerte de Liberty Valance cuando cae abatido tras el duelo. A su llegada ante el cuerpo herido, y rodeado de una multitud, grita "alcohol, necesito alcohol". Le hacen llegar una botella y él, tras beber un prolongado sorbo, comunica a los presentes "este hombre esta muerto, bien muerto".
    John Ford introducía en sus películas estos momentos casí cómicos para relajar la tensión, sin disminuir la intensidad.

    Los médicos,y especialmente los médicos de familia, debemos ser ejemplares en las formas, en la apariencia, en la tolerancia y en la contención verbal. Cuando nos travestimos en pacientes, los propios médicos queremos tener como referentes a facultativos mejores que nosotros. Y una de las dimensiones en la que queremos mas ejemplaridad es en el manejo de la confidencialidad.

    No todas los pacientes, familias y comunidades toleran hoy los hábitos y la relajación de la que hacía gala del Dr. Willoughby.

    miguel melguizo jiménez

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  2. No se puede expresar mejor Miguel. Muchas gracias

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  3. Además de ser mucho más inteligente que yo, Segio, eres un gran estudioso. Siempre es un placer leerte y reflexionar contigo. Hoy me sonrio por ser la primera vez (en mucho tiempo) de haber hecho tu reflexión en primer lugar. ¿Cómo es posible? pues sencillamente gracias a que la propia autora del artículo que comentas me lo tuiteó hace unos días.

    Va ser verdad que las redes sociales sirven para algo.

    También va a serlo que tener cerca sabios como tú, no tiene precio.

    Un fuerte abrazo.

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  4. sabes que no es verdad, Salva. Muestra de tu inteligencia es que accedes a los trabajos de alguien tan brillante como Margaret McCartney mucho antes que yo. Y que los compartes con los demás con tu habitual clarividencia.
    Sí, claro que sirven las redes sociales. negarlo es como negar que el avión nos cambió a todos la vida
    Un fuerte abrazo y muchas gracias, como siempre

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