miércoles, 7 de mayo de 2014

La hipocresía socialista...¿o será ignorancia?

El partido socialista intenta diferenciarse de los partidos liberales y conservadores españoles, en la campaña para las elecciones europeas, insistiendo en su aparente defensa del modelo social europeo. Según señalaba el diario  El Pais,los socialistas insisten en que las políticas de recorte, austeridad y control estricto del déficit –que ellos también abrazaron en el último tramo de su Gobierno y que se intensificaron después con el PP— están enterrando el modelo europeo de Estado de bienestar. Y eso puede ser irreversible”. Magníficas declaraciones de principios. Que no se corresponden en modo alguno con los hechos.
Ayer el Congreso rechazó la moción de Izquierda Unida de someter a referéndum el futuro Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Europa ( El TTIP del que venimos hablando desde hace tiempo) con los votos de Partido Popular, Convergencia i Unió , Unión Progreso y Democracia y Partido Socialista Obrero Español. Algo previsible en partidos como los tres primeros (dada su ideología) , pero algo más sorprendente en un partido que dice defender el modelo de estado de bienestar, pero que a la vez es favorable a un acuerdo que facilita en grado extremo las demandas judiciales de las grandes corporaciones multinacionales contra las decisiones de los gobiernos europeos que podrían poner en riesgo sus intereses empresariales. Algo tampoco excesivamente sorprendente dada la postura pública de uno de los más influyentes miembros de dicho partido, el antiguo Secretario General de la OTAN Javier Solana.
Las condiciones y consecuencias de este Acuerdo están siendo hurtadas deliberadamente a la opinión pública en los países europeos. Como señalaba Ian Dunt en New Politics, imagina que introduces un proyecto de ley gubernamental que crea masivas sanciones económicas a cualquier política que no coincida con los intereses de las corporaciones. Será sin duda objeto de un duro debate. Pero hazlo a nivel de la Unión Europea y nadie se dará cuenta. Este seguramente es el aspecto más seductor de la Unión Europa para gobiernos y corporaciones: nadie  se preocupa de lo que haces en Bruselas…Cuando se apruebe el TTIP será el acuerdo comercial bilateral en la historia de la humanidad y apenas merece alguna mención fuera de las páginas de Negocios”.
Curioso que los euroescépticos británicos, tan celosos de defender la soberanía británica contra los ataques de la pérfida Europa permanezcan mudos ante la inevitable pérdida de soberanía que supondrá el TTIP. Al fin y al cabo la patria es el dinero.
Aún más curioso que el Presidente “socialista” francés François Hollande, ejecutor de las políticas de austeridad que marca la Troika en Francia, se apresure también a señalar la necesidad de cerrar cuanto antes el Acuerdo: “ Si no se hace así, ya sabemos que habrá un cúmulo de temores, amenazas y convulsiones”. Es preciso cerrarlo pronto, par que cuando los ciudadanos se enteren ya sea demasiado tarde. El crecimiento brutal del descrédito político les trae sin cuidado.
El partido socialista se opuso al proceso de privatización que pretendía realizar el gobierno conservador de la Comunidad de Madrid. Sin embargo, parece ignorar las consecuencias que tendría la aplicación del TTIP (o Acuerdo de Libre Comercio Estados Unidos- Europa) en esa cuestión.
Supongamos que dentro de un año vuelve a ganar por mayoría absoluta la derecha en Madrid y vuelve a introducir , ya de manera masiva, su estrategia de “externalización de servicios sanitarios”. Imaginemos que entran a participar en el negocio grandes corporaciones multinacionales americanas, suecas o británicas, a las que acaba adjudicándose la provisión de servicios sanitarios  a 40 años. Y acabemos de imaginar que un determinado día vuelve a gobernar un partido que considera que dicha política es contraria a los intereses de los ciudadanos madrileños, y pretende aprobar una ley que revierta la situación. En ese momento, si el TTIP ha entrado en vigor, cada una de las empresas adjudicatarias podrían iniciar múltiples batallas legales contra el gobierno de turno, por valor de billones de euros, en nombre de los beneficios previstos que dejarían de percibir. Pero en esta ocasión no sería los tribunales españoles los que serían competentes para juzgar las demandas. Como ha ocurrido en otros tratados de libre comercio serían tribunales de arbitraje creados ad hoc, paneles de inversores o el Banco Mundial , como ocurrió en el litigio entre Occidental Petroleum Corporation y el gobierno de Ecuador , y al que nos referíamos en el último post. El resultado de su fallo no es difícil de suponer.
Puede que todo esto sea un delirio de haber leído demasiado, como le ocurría (salvando las distancias)  a Don Quijote. Pero si es así, ¿Qué problema hay en someter algo tan importante a la opinión de los ciudadanos con toda la información por medio?

(Foto: resultado de la votación sobre la moción de IU de someter a referendum el TTIP. Tomado de un tweet de @agarzon )
Agradezco especialmente la información sobre New Politics enviada por Vicente Baos.

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