sábado, 4 de febrero de 2017

El coste de la satisfacción


Hace una semana en uno de sus post de imprescindible lectura, Miguel Ángel Mañez se hacía esta pregunta: ¿debería la evidencia en política tener en cuenta la opinión social? ¿Incluso si la opinión de los ciudadanos es contraria a la evidencia? No es una pregunta sencilla, entre otras razones por lo difícil que resulta precisar cual es esa opinión: ¿la de las redes sociales, con el riesgo de que las voces que más griten sean las que monopolicen el debate?, ¿las del número de manifestantes que acuden a una convocatoria?, ¿o las de las opiniones de los políticos que “dicen” representar la opinión de esos ciudadanos?
En materia de asistencia sanitaria no hay ámbito territorial de esa ciudadanía que no reclame por encima de todo disponer de un hospital de referencia al lado de su domicilio: ya pueda existir otro a menos de 10, 20 o 30 minutos, siempre será reivindicado uno nuevo, más cercano, más completo. El mapa sanitario español no está construido en base a criterios de eficiencia en la distribución de recursos, sino de interés electoral de los partidos, que lleva con frecuencia a despilfarrar el dinero de los ciudadanos en los caprichos o las exigencias de algunos de ellos.
Esto no tendría mayor problema, si no fuera porque lo que se invierta en ello deja de invertirse en otra actividad o instalación, generalmente las menos visibles, las menos deslumbrantes, pero posiblemente las más necesarias.
Hace un par de años Emmanuel Pierard demostró en un trabajo publicado en Health Policy a partir del análisis realizado en las diferentes regiones canadienses, algo que ya había publicado el equipo de Starfield una década atrás: la mayor inversión en hospitales ( medida a través de la contratación de especialistas) se relacionaba con peores resultados en salud, justo al contrario de si lo que se  realizaba era una mayor inversión en atención primaria ( medida a través de la contratación de médicos de familia). Solo excepcionalmente la ciudadanía reclama más y mejor Atención Primaria, entre otras razones porque nadie ( ni políticos ni medios de comunicación) le ha explicado para que sirve y por qué es importante, probablemente porque para ellos no deje de ser un parapeto inevitable para que lo que de verdad les importa ( el hospital) no se colapse.
A raíz de las protestas ciudadanas contra el “ocurrente”proceso de integración hospitalaria de la ciudad de Granada, el secretario de organización del Partido socialista andaluz, comunicaba hace unas semanas que ya se habían tomado medidas para “incrementar en 75 personas las urgencias e incorporar otros 300 profesionales a ambos hospitales”, en un intento de rectificar la decisión inicial y volver a la casilla de salida de dos hospitales completos.
Paralelamente, los centros de atención primaria  de la misma provincia deben justificar, por el contrario, la necesidad de que cada plaza que vaya quedando vacantes ( por jubilación generalmente) sea cubierta por un nuevo profesional.
Cuando llega una situación de crisis social, y sobre todo de posible impacto electoral, salta por los aires cualquier criterio de planificación, austeridad y ahorro, y de donde no existía dinero ni para gasas, aparecen por arte de magia los fondos necesarios para contratar tanta plantilla como la que existe en un hospital comarcal.  Con la paradoja de que los responsables de haber diseñado aquel proceso de integración son hoy los que determinan  la asignación de los recursos.
Al costoso proceso de integración de los hospitales granadinos se añadirá en este año el no menos costoso proceso de rectificación. Y esos fondos inevitablemente vendrán de reducir las partidas destinadas a otros fines, menos mediáticos, menos incómodos y más resignados. No es difícil aventurar que la atención primaria pagará parte importante de la factura.
En 2012 el grupo de Joshua Fenton publicó en Archives of Internal Medicine un trabajo, a partir de una encuesta nacional realizada en Estados Unidos, sobre la relación entre satisfacción del paciente, uso de servicios sanitarios, gasto y mortalidad. Lo titularon el coste de lasatisfacción.
Una mayor satisfacción de los usuarios del sistema se asociaba a menor uso de las urgencias, mayor uso de servicios hospitalarios, mayor gasto sanitario y mayor mortalidad. Hemos conseguido generar un estado de opinión social que para satisfacer las necesidades de la ciudadanía en materia sanitaria resulta indispensable construir hospitales, llenarlos de personas , realizarles múltiples tipos de intervenciones e incrementar el gasto que todo ello supone. Si todo ello empeora su salud y aumenta su mortalidad, ¿a quien le importa?
La ciudadanía ( como el cliente) siempre tiene razón.

(Fotografía: Hospital del parque Tecnológico de la salud. Granada)

10 comentarios:

  1. Extraordinara exposicion. Clarividente. Pero da rabia a los que llevamos años reclamando la importancia de la A P. Yo lo doy ya por perdido. Ademas en Andalucia el caos organizativo hospitalario lo pagará la ap . Al tiempo

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    1. Si. Lo esta pagando ya de hecho. Desde hace tiempo. Yo tambien lo doy por perdido por desgracia

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  2. Muchas gracias por tus acertados comentarios. A pesar de que muchos, tras larga travesía, somos escépticos respecto a la atencion primaria, reconfortan tus lecturas. Gracias

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  3. Pues tienes toda la razón. ¿Pero quién lo explica, lo frena y asume el coste político? ¿Quien explica a la población que con los recursos que tenemos no se pueden tener hospitales convertidos en hoteles de 5 estrellas, muchos con gestión y beneficios privados y que con el dinero que se derrocha se podría dedicara a más recursos sociales para la dependencia y las enfermedades crónicas en los sectores de población más desfavorecidos?. ¿Quien les convence, a pesar de lo recientemente publicado, que con más médicos de familia que se dedicaran a su cuidado se podrían evitar ingresos y atención especializada y hospitalaria?
    Pues nadie lo va a hacer. Nadie va a evitar el abuso sobre la segunda opinión, aunque se demuestre que esto genera más listas de espera. Nadie va a denegar pruebas de imagen costosas y con riesgo porque ahora ya nada puede diagnosticarse y tratarse con TAC y/o RM (hasta los esguinces de tobillo grado I)
    Nuestro deber, no obstante es seguir comunicando que es coste-eficiente y coste-oportuno. Los políticos harán de su capa y sayo, no vatya a ser que no les voten

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    1. Siento estar tan completamennte de acuerdo contigo. No importa mejorar la salud de la población. Solo importa ganar eleccciones. Asi nos va

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  4. El problema de Granada es muy complejo, aquí podéis aclarar un poco este asunto. Saludos.
    https://www.redaccionmedica.com/opinion/hospitales-para-personas-y-no-para-enfermedades-2877

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    2. Muchas gracias. Es cierto Es un problema muy complejo
      Y un desatino máximo lo ocurrido
      Y que la falta de información hace dificil saber lo que realmente va a suponer el terminos de gasto...y despilfarro

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  5. Siempre aportando conocimiento y reflexión. Vamos a ver como salimos de este atolladero, ya seguro con más costes, espero que al menos se permita encontrar un camino que no sea volver atrás matemáticamente la reordenación hospitalaria en Granada. Y si Primaria tiene que despertar para dejar de ser la pagana ahora y en el futuro....Gracias por tus luces de concocimiento..

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    1. Muchas gracias Jesús
      En mi modesta opinión tan delirante fue lo que hicieron cuando impusieron la fusión como lo que se pretende hacer ahora de volver a un punto de partida que es sencillamente imposible
      La Primaria sigue a lo suyo. Vegetando mientras desaparece

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