Margaret Mead
Sábado 28 de noviembre de 2014. Día frío y desapacible. Llueve. El salón de la sede de la Organización Médica Colegial está lleno. Más de 110 asistentes para debatir de un tema tan sencillo como la incertidumbre y la complejidad clínica.. La inscripción es gratuita, aunque los participantes debían inscribirse previamente a través de la web. Más del 90% tienen menos de 35 años; aunque la jornada se celebra en Madrid , la presencia de asistentes de la ciudad es minoritaria. La mayor parte proceden de otras comunidades autónomas, con presencia destacada de colegas de Euskadi, Andalucía y Cataluña.
La actividad no tiene ningún tipo de patrocinio ni industrial ni institucional, salvo la cesión desinteresada de la OMC para albergar el evento. Eso significa que tanto asistentes como ponentes pagan de su propio bolsillo los gastos derivados de desplazamiento y alojamiento. Por ello especialmente llama especialmente la atención el elevado número de estudiantes y residentes.
Los Seminarios de Innovación en Atención Primaria fueron iniciados por Juan Gervas hace diez años. En el primer año participaba un número reducido de asistentes , apenas llegaban a treinta, casi en su totalidad varones, muchos de ellos relevantes dirigentes de organizaciones e instituciones relacionadas con la atención primaria. Diez años después el perfil ha cambiado radicalmente: el triple de participantes presenciales ( diez veces más virtuales), más mujeres que hombres y presencia abrumadora de jóvenes.
Acudir a los Seminarios supone un coste personal no desdeñable: a los gastos derivados de la asistencia se añade sacrificar un fin de semana y dedicar muchas horas destiempo libre a escribir, leer, reflexionar y discutir lo que más de 170 personas van escribiendo durante los meses previos. Asombrosamente, el nivel de participación previo es enorme. Personalmente tengo abiertas más de cien conversaciones en mi cuenta de correo, cada una de ellas con múltiples entradas, cada una de las cuales daría para un artículo.
A diferencia de los congresos al uso, en los seminarios el espacio reservado para las exposiciones de los ponentes es reducido: no llega a 2 de las 10 que dura el encuentro. El resto del tiempo se dedica a debate: preguntas y respuestas de unos y otros, donde lo mismo interviene el Presidente de la OMC que un estudiante de medicina de 2º año o un paciente que cuenta su caso personal. Todo se cuestiona, nada se da por sentado, por muy conocido y reputado que sea quien lo dice.
Al acabar se organiza una comida de menú de apenas 15 euros , que obviamente no financia ninguna entidad. Esta vez somos tantos que no hay bar capaz de albergar a tanta gente, y el personal se reparte por los garitos de la zona.
A diferencia de los SIAP, los congresos médicos españoles ofrecen cócteles y sofisticadas comidas, vistosos stands donde pillar pichiwillis, e impresionantes salas de conferencias en relucientes palacios de congresos. Los logos de la industria dominan el paisaje.
Pero habitualmente en esas salas con capacidad para 1000 personas, a menudo no pasan de 30 o 50 los asistentes. Especialmente si la actividad cae en viernes tarde o sábado mañana, en que lo que apetece es aprovechar para disfrutar de los bares de la ciudad de turno.
En los seminarios se empieza en punto y se acaba en punto, y casi nadie abandona la sala salvo por causas de fuerza menor. Predomina el respeto en la discrepancia, las opiniones adecuadamente argumentadas, y un notable grado de entusiasmo, poco disimulado.
Hay muchas ganas de cambiar las cosas. De vencer el escepticismo, la inercia, la resignación a que no hay solución a los problemas que tenemos.
Me vienen a la cabeza sin problema veinte, treinta nombres entre los asistentes cuyo talento e inteligencia está entre lo mejor de España en el ámbito de la atención primaria. Los futuros líderes de la atención primaria se encuentran ya aquí.
Gervas es optimista respecto al futuro. Yo también. Otro mundo es posible.