La inteligencia sanitaria es definida por algunos autores como " el atributo que facilitaría a los políticos ( pero también a los gestores o los clínicos) la toma de decisiones , valorando de forma razonable en un contexto de intereses y sensibilidades distintas la evidencia científica, los hechos probados."
¿ Una política o una gestión basadas en la evidencia? No exactamente. Los buenos propósitos que establecía Muir Gray en su libro hace más de diez años han quedado en cierta forma reducidos a papel mojado. Los políticos solo utilizan marginalmente las pruebas en su proceso de toma de decisiones. Tal vez nuestro error ( el de aquellos a los que siempre les pareció inaudito que exigieran a los médicos el ajuste al conocmiento científico disponible, regla de juego sin apenas valor para ellos) fue ignorar este hecho.
Hace apenas dos semanas se celebró la primera sesión de los Seminarios de Innovación en Atención Primaria de este año, en los que tengo la suerte de poder participar. El tema de este año es el de la Inteligencia Sanitaria. Intervinieron dos personas de tanta experiencia en el asunto como Antonio Durán ( Director de Técnicas de Salud y uno de los cosnultores internacionales en reformas sanitarias de mayor prestigio) y Josep Figueras, Director del European Observatory on Health System and Policies, uno de los centros que mejor realizan ese trabajo de asesoramiento para toma de decisiones informadas en materia de política sanitaria. En la página web de la Fundación de Ciencias de la Salud , están disponibles tanto los trabajo iniciales de Durán y Figueras como las presentaciones que realizaron en los seminarios. Merece la pena consultarlos.
Mientras que en otros sectores se lleva mucho tiempo trabajando de forma sistemática en la creación de "inteligencia", en los sistemas sanitarios recuerda bastante este enfoque a los trabajos de Sísifo. Como comentaba Figueras en su intervención " existe una limitada disponibilidad de pruebas, cuando existen a menudo no son relevantes o bien no afectan al proceso de deisción, y cuando se adopta no siempre es implantada"...Esta deprimente realidad es la que tenemos. Y tal vez una de las claves está en el hecho de entender cuales son las reglas del juego del proceso de toma de decisiones políticas. Algo que a los clínicos no interesa nada, pero que les afecta en grado sumo. Aspectos como la necesidad de establecer contactos personales ( llamando a la puerta de los políticos), estableciendo relaciones de confianza, aprovechado las "ventanas de oportunidad" que a veces abren éstos para poder introducir otro tipo de argumentos , más cercanos al conocmiento científico.
Cuestión de paciencia. y perseverancia, si queremos que las cosas cambien.
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