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jueves, 20 de mayo de 2010

Elogio del artesano

(Publicado en Diario Médico ayer día 19 de mayo)
Los tiempos individuales, el puesto en la clasificación, tu apariencia, o cómo te valore la gente, no son más que cosas secundarias. Para un corredor como yo, lo importante es ir superando cada una de sus metas. Quedarse convencido de que ha dado todo lo que tenía que dar”.
De que hablo cuando hablo de correr. 
Haruki Murakami.

No puede negarse que Fernando Alonso o Pep Guardiola sean competitivos. El día dieciséis de mayo Fernando Alonso comenzó el Gran Premio de Fórmula 1 en Montecarlo siendo el último de la fila; acabó el sexto. Pep Guardiola conquistó el domingo su segunda titulo de Liga como entrenador con el Barcelona. Alonso declaraba en El Pais : “lo que si pueden exigirte es que des el máximo de ti mismo durante los diez meses que dura el campeonato. Pero ganar o no el título, va a depender de tantos detalles y de tantas carreras, que solo si te son favorables ganarás; pero si no gano, no habrá decepción porque seguro que daré el 100% y me sentiré feliz por el trabajo realizado”. Por su parte, Guardiola decía, poco antes del partido contra el Madrid : “Podemos ganar, empatar o perder. No lo sé. Así que por encima de todo, me preocupa que pase lo que pase, la sensación sea buena y que el mundo diga: hemos visto al Barsa”.
Una de las modas de nuestro tiempo es el de “la orientación a resultados” en los sistemas sanitarios. Tiempos de pago de incentivos en función del cumplimiento de determinados objetivos, el llamado Pay for Performance (P4P) o pago por desempeño. Pero, ¿alguien se imagina a Guardiola satisfecho por ser el equipo más goleador simplemente? ¿Y a Alonso por ser el que más vueltas rápidas consigue? Guardiola y Alonso son artesanos, magníficos artesanos de sus respectivas ocupaciones. Preocupados por hacerlo bien, Pero que entienden que los resultados son, fundamentalmente, el resultado al que llega si uno se esmera en su trabajo.
Se lleva tiempo alertando de los riesgos que conllevan los sistemas de incentivación de determinados indicadores en los sistemas sanitarios: El profesor Howie de la Universidad de Edimburgo, insistía de nuevo el mes pasado en el Journal of Health Service Research and Policy  de sus tesis respecto a los riesgos que puede conllevar la orientación hacia medidas de resultados concretos y, en especial, dejar de hacer cosas importantes por el hecho de que no se incentivan suficientemente. Y entre las que se incluye aspectos tan poco valorados en los modelos de objetivos vigentes como el abordar un problema complejo y mal definido que lleva tiempo, o el escuchar con empatía y concentración a un paciente, o visitar a un paciente sin que ponga un aviso. En definitiva, ser, simplemente, un buen médico: Algo parecido (salvando las distancias) a ser un buen entrenador, o un buen piloto.
El prestigioso sociólogo Richard Sennett, publicó el año pasado El Artesano,  un magnífico libro en el que reivindica el papel de la artesanía como elemento clave del capital social. Y entiende artesanía como“ el impulso humano de hacer las cosas bien”, la motivación humana de conseguir hacer un buen trabajo por el simple satisfacción de hacerlo., y del que era buena muestra el clásico ejercicio de la medicina.
Pero para él, según los criterios de “calidad total” dominantes, la máquina se considera  siempre mejor artesano que la persona: “el fordismo ( el modelo de fabricación de Ford)  controla el tiempo de los médicos y enfermeros dedican a cada paciente… y tiende a tratar hígados cancerosos o espaldas fracturadas y no a pacientes como totalidades”.
En inglés se diferencia career (carrera) de job (trabajo). La primera define un camino bien trazado, se basa en el aprendizaje lento, en el hábito, en definitiva el deseo personal de otorgar, a la vida, un sentido. Para Sennett la sociedad de las habilidades está demoliendo las carreras profesionales, sustituidos por empleos erráticos y aleatorios, en los que la identificación de objetivos remunerados marca la pauta. Mientras tanto, algunos artesanos siguen triunfando al esforzarse en hacer bien su trabajo. Simplemente.
Foto: Associated Press.

6 comentarios:

  1. Muy buen artículo, lo comparto.

    Saludos!

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  2. Muchas gracias Jorge.
    Seguimos en contacto
    Un cordial saludo

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  3. Maestro. Qué bien argumentado. Si es que las cosas buenas tienen su tiempo y su dedicación, claro que si. Luego pasará lo que tenga que pasar, que no todo depende de el que está a un lado y otro de la mesa de la consulta.
    Un abrazo

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  4. Muchísimas gracias Enrique. Como muy bien dices, las cosas buenas necesitan su tiempo. Lo contrario es ignorar la realidad.
    Un abrazo

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  5. En una ocasión leí que en Gran Bretaña se había acuñado el término de "médico mercenario": aquel que mira los indicadores de su contrato-programa (o sea por donde le miden) a la hora de ofrecer atención médica para no dar ni un ápice de más de lo estipulado. Me he acordado de ésto al leer tu post. Me ha gustado mucho. Tengo que leer ese libro.

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  6. Muchas gracias Baldro.
    El libro de Sennett, aunque alejado de nuestro entorno, es sumamente recomendable.
    Y sobre todo es llamativo la revisión que hace de la situación en el NHS ( vive en Inglaterra ahora y lo conoce bien).
    Las voces que alertan respecto a los riesgos de la orientación excesiva a resultados y los riesgos de incentivarlo son cada vez mayores y muy cualificadas.
    Un saludo cordial.

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