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jueves, 5 de agosto de 2010

Escalar el Everest cada día

Deep within the corners of my mind
I keep a memory of your faces
And I only pull it out when I long for your embrace
Deep within the corners of my mind
I’m haunted by your smile
As it promises me joys like a journey to a tropic isle
It’s not hard to see what you do to me
It’s like a page right out of fist time wave
Though I try to fight it all the word you write
Leave me standing in the starry robe in some tradjec lovers place

But deep within the corners of my mind
I’m praying secretly that eventually in time
There’ll be a place for you and me
 
Deep within the corners of my mind. 
Melody Gardot.

En noviembre de 2003 una hermosa chica de 19 años montaba en bicicleta tranquilamente por las calles de Philadeplhia. Un Grand Cherokee se saltó el disco en rojo y se la llevó po delante. El resultado fue una doble fractura de pelvis y  un traumatismo cerebral muy grave
Se llamaba Melody Gardot. Durante un año estuvo tirada en la cama de un hospital. Las lesiones afectaron al cuerpo calloso;  impidiendole expresarse adecuadamente, obligándola a tener que aprender  de nuevo como era esa maniobra aparentemente simple de cepillarse los dientes. El deterioro de su memoria y del sentido del tiempo la condenó a tener que  " escalar el Everest cada día ", puesto que olvidaba cada noche  lo que había decidido el día anterior. Las lesiones en sus ojos no curaron del todo, y desde entonces la hipersensibilidad a la luz la obligó a llevar casi siempre gafas de sol.
Parece ser que como medio de rehabilitación, uno de los médicos que le atendía le recomendó que escuchara música. Lo hizo, y aprendió a tocar la guitarra y comenzó a componer canciones, desde la cama . Pasado el tiempo la recopilación de éstas constituyó su primer disco, que llevaba el inequívoco título de " Some lessons: the Bedroom sessions". A ese le siguió Worrisome Heart, cuando ya estaba recuperada, y el año pasado  My One and Only Thrill, cuando ya era  reconocida en los mundillos jazzísticos.
Por todo ello no es de extrañar que Gardot sea una ferviente defensora de la música como terapia, en personas que han sufrido lesiones, como otro elemento más en el tratamiento del dolor. En las temporadas en que no canta o graba, recorre universidades americanas y hospitales apoyando a pacientes con lesiones neurológicas.
Gardot estuvo en España el mes pasado. Quiso la suerte ( en este caso la buena), que su concierto en Cartagena coincidiera con la final de la copa del Mundo. Y que su concierto en Madrid, en los jardines de Sabatini, lo hiciera con el día de fastos post victoria. Su hermosa voz se confundía con la del inefable Manolo Escobar. Y su sensible Who will confort me? con la insuperable letra de ¡que viva España¡ prodigio de composición, como todo el mundo sabe.
La prevención de accidentes de tráfico es algo que a menudo se olvida en el trabajo cotidiano,  como médicos, como enfermeras, como sanitarios en general. El New England recordaba hace unos días la importancia que ello tiene, con el elocuente título de : The most primary of care: talking about driving and distraction. Algo que no debemos olvidar.


Melody Gardot - My one and only thrill ( live Abbey Road)
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4 comentarios:

  1. Los pelos de punta, me encantan las historias que mezclan la música con la salud.

    Esta va directa al resumen del domingo!

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  2. Muchísimas gracias Miguel. Lo cierto es que la historia de superación de esta chica es admirable
    Un abrazo

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  3. Sabemos poco de la mente y su influencia en el cuerpo, sabemos poco de la música y su influencia en nuestro cuerpo y nuestra mente, en realidad .... sabemos tan poco.
    Si ella ha podido ¿qué no podremos hacer los que estamos "bien"?¿dónde están los límites? ....

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  4. Si, es cierto Juana. Sabemos muy poco de todo esto, cuando es un asunto que no es menor ni mucho menos.
    Imagino que en su caso, debe influir mucho tener una tenacidad a prueba de bombas, de la que carecemos los que estamos bien, a menudo contrariados por cualquier pequeño revés.
    Muchas gracias
    Buen verano

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