Brian Vartabedian es pediatra digestivo en el Hospital infantil de Tejas. Es también el autor de uno de los blogs de mayor seguimiento en Estados Unidos, 33 charts.
En su blog publica, de vez en cuando, recomendaciones esquemáticas sobre diferentes aspectos relativos al uso de las redes sociales. Hace unos días, por ejemplo, escribía sobre las maneras de mantener una conducta lo más profesional posible en estos entornos: recordar que todo el mundo puede estar observando lo que escribes ( colgas, pacientes, jefes, hasta madres ) es una de ellas. Y por ello pensar con detenimiento lo que se escribe , huyendo de los impulsos viscerales puede ser útil; como él dice, después de beber no conviene twitear: a la mañana siguiente puedes arrepentirte de lo escrito.
Pueden parecer exageraciones gringas, pero ya comentamos hace apenas dos meses el interesante trabajo aparecido en Medical Education , en el que se encuestaba a 338 médicos neozelandeses recién licenciados, de los cuales el 65% poseían perfil de Facebook, un cuarto de los cuales no utilizaban las condiciones de privacidad establecidas, con lo que permitían el acceso a cualquier persona, de información privada de los médicos encuestados, no siempre la más recomendable ( por ejemplo, fotografías personales bebiendo alegremente o en ocasiones alegremente borrachos), cuando no francamente comprometedora ( como la de unos tipos que formaban parte de una curiosa sociedad llamada “ Pervertidos Unidos”).
Hace poco más de un año también comentamos otro interesante trabajo del Canadian Medical Association Journal en el que se alertaba sobre los peligros que podía tener para el mantenimiento de la confidencialidad ( y con ello de la confianza entre médicos y pacientes) ,la publicación de experiencias clínicas demasiado explícitas y que podrían permitir conocer la identidad de determinados pacientes.
Hace un par de días, el propio Vartabedian recomendaba seguir ciertas rutinas para no acabar engullido por las redes sociales, limitando el tiempo de uso a solo 30 minutos al día , mediante la inevitable renuncia a seguir todos los estímulos que pasan por nuestra puerta virtual. En su propuesta incluía meter en tu reader un número muy limitado de blogs de máxima confianza ( 5 , como mucho 10), seguir a solo a 50( máximo 100) tipos inteligentes en Twitter, escribir post de menos de 250 palabras ( yo ya me he pasado), utilizar Cinchcast ( que permite hacer micropodcasting de 5 minutos) y, por supuesto actualizar tu Facebook en caso de que lo tengas.
Posiblemente no seamos conscientes,todo lo que sería deseable, de lo que escribimos Pero tal vez lo seamos aún menos de lo que tan alegremente mostramos y tal vez no quisiéramos.
En su blog publica, de vez en cuando, recomendaciones esquemáticas sobre diferentes aspectos relativos al uso de las redes sociales. Hace unos días, por ejemplo, escribía sobre las maneras de mantener una conducta lo más profesional posible en estos entornos: recordar que todo el mundo puede estar observando lo que escribes ( colgas, pacientes, jefes, hasta madres ) es una de ellas. Y por ello pensar con detenimiento lo que se escribe , huyendo de los impulsos viscerales puede ser útil; como él dice, después de beber no conviene twitear: a la mañana siguiente puedes arrepentirte de lo escrito.
Pueden parecer exageraciones gringas, pero ya comentamos hace apenas dos meses el interesante trabajo aparecido en Medical Education , en el que se encuestaba a 338 médicos neozelandeses recién licenciados, de los cuales el 65% poseían perfil de Facebook, un cuarto de los cuales no utilizaban las condiciones de privacidad establecidas, con lo que permitían el acceso a cualquier persona, de información privada de los médicos encuestados, no siempre la más recomendable ( por ejemplo, fotografías personales bebiendo alegremente o en ocasiones alegremente borrachos), cuando no francamente comprometedora ( como la de unos tipos que formaban parte de una curiosa sociedad llamada “ Pervertidos Unidos”).
Hace poco más de un año también comentamos otro interesante trabajo del Canadian Medical Association Journal en el que se alertaba sobre los peligros que podía tener para el mantenimiento de la confidencialidad ( y con ello de la confianza entre médicos y pacientes) ,la publicación de experiencias clínicas demasiado explícitas y que podrían permitir conocer la identidad de determinados pacientes.
Hace un par de días, el propio Vartabedian recomendaba seguir ciertas rutinas para no acabar engullido por las redes sociales, limitando el tiempo de uso a solo 30 minutos al día , mediante la inevitable renuncia a seguir todos los estímulos que pasan por nuestra puerta virtual. En su propuesta incluía meter en tu reader un número muy limitado de blogs de máxima confianza ( 5 , como mucho 10), seguir a solo a 50( máximo 100) tipos inteligentes en Twitter, escribir post de menos de 250 palabras ( yo ya me he pasado), utilizar Cinchcast ( que permite hacer micropodcasting de 5 minutos) y, por supuesto actualizar tu Facebook en caso de que lo tengas.
Posiblemente no seamos conscientes,todo lo que sería deseable, de lo que escribimos Pero tal vez lo seamos aún menos de lo que tan alegremente mostramos y tal vez no quisiéramos.
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