Páginas

viernes, 20 de mayo de 2011

Mala reputación

El único criterio acerca de la realización de la libertad es la de la participación activa del individuo en la determinación de su propia vida y en la de la sociedad , entendiéndose que tal participación no se reduce al acto formal de votar, sino que incluye su actividad diaria, su trabajo y sus relaciones con los demás”
El miedo a la libertad. Erich Fromm

Hace algo más de diez años, Michael Moran publicó un interesante trabajo en el British Journal of Politics and International Relations ( Understanding the welfare state: the case of health care), en el que establecía una taxonomía de países según su sistema sanitario, que posteriormente ha sido utilizado como referencia en otros trabajos. Los países eran clasificados en función de cómo organizaban la provisión de sus servicios, como organizaban el consumo, y que papel jugaba en ellos la tecnología. En la primera categoría se situaban los países en los que el mercado sanitario juega un papel importante ( Supply State), cuyo modelo sería Estados Unidos. Otro grupo lo formarían los países con modelos principalmente bismarkianos (Corporatist), como podría ser Alemania. El tercero lo constituían aquellos con un papel relevante del estado ( Command And Control) es decir, países con sistema nacionales de salud del tipo de Reino Unido. Por último ,Moran establecía una variante del anterior, pero de mucha menor fiabilidad ( “Command and Control Insecure”): países que aspiran a tener sistemas nacionales de salud característicos del norte de Europa , pero en los que el papel regulador y garante del estado se ve contaminado significativamente por un alto grado de corrupción y clientelismo político. Muestra de ellos serían Italia, Grecia , Portugal o España, grupo que coincide con el peyorativo acrónimo PIGS, creado hace solo un año durante la crisis económica para designar a los estados en mayor riesgo para afrontarla.
Diez años después no parece que  hayamos avanzado mucho como país. Desde 1995 la organización no gubernamental International Transparency monitoriza la corrupción política y corporativa de los países del mundo a través del CPI ( corruption perception index). En su último informe,España ocupaba un mediocre puesto número 30, muy alejado de los ostentosos lugares que ocupamos en los más variopintos deportes. Pero lo peor es que hace 10 años, cuando ya Moran nos colocaba en el grupo de los países “inseguros”, España ocupaba el lugar número 22. Es decir, vamos a peor.
Ayer, Ernst &Young hacía público el European Fraud Survey 2011 que presenta un panorama muy sombrío, según el cual las conductas ausentes de toda ética se toleran, la corrupción se extiende, y en el que el "fin "(  conseguir beneficios y mantener la posición de la empresa) justifica siempre los "medios".  España, de nuevo, está en puesto de “Liga de campeones” ,puesto que mientras el 19% de los directivos europeos justifica el pago de sobornos para conseguir un negocio, el porcentaje aumentaba al 30% en nuestro país.
Hoy, numerosos medios de comunicación del mundo reflejan en sus primeras páginas la protesta creciente en torno a la necesidad de establecer democracia “real” (término que irrita especialmente a ciertos comentaristas políticos). El New York Times se hacía eco ayer de la situación de corrupción denunciada por “No les votes”, dado que más de 100  candidatos a las próximas elecciones, de todo el espectro político, están imputados en procesos judiciales. Como botón de muestra,Raphael Mander en el NYT, hace especial mención a los casos de corrupción relacionados con el candidato a presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, pero también a las investigaciones sobre jubilaciones ficticias en Andalucía.
Por supuesto siempre se puede pensar que son los de fuera los que tergiversan la información, que nos tienen “manía”, y envidian la sangría y la siesta. Pero los datos son los datos.  Y por desgracia la confianza en un país depende también  de la percepción que exista sobre la honradez y transparencia de la sociedad que la constituye. Por supuesto que gran parte de la responsabilidad deviene de los políticos que nos gobiernan ( como decía Tony Judt “políticamente la nuestra es una época de pigmeos”). Pero cuando políticos corruptos no solo son reelegidos sino que incrementan su nivel de representación, nos acercamos mucho a modelos de democracia "berlusconiana "como señala el New York Times (como dice el político del Partdo Popular Baltar: " ya todos saben que soy un cacique, pero me siguen votando"). La corrpción no es solo responsabilidad de los políticos, sino de una sociedad que la tolera, permite y practica .
 
FOTO: AITOR AGUIRRE INFO@ANTINEAMEDIA.COM, hoy en el Washington Post

No hay comentarios:

Publicar un comentario