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lunes, 18 de julio de 2011

Carta de un residente

No, no pretendo hacer una nueva versión de Carta de una desconocida de Stefan Zweig, uno de los tipos que mejor supo retratar un mundo que desaparecía (el Mundo de ayer) , convertida en magnífica película por Max Ophuls en 1948 con una impresionante Joan Fontaine de protagonista.
Porque el caso que nos ocupa no es de ningún desconocido, sino de Roberto Sánchez, uno de los médicos que mejor escribe de este país.
Si éste fuera un lugar normal ,Roberto  llevaría escribiendo al menos una columna diaria en alguno de los periódicos de "postín" de esta parte del mundo.  Como hacía Atul Gawande en el New York Times cuando era residente, convertido en colaborador fijo de The New Yorker  con apenas 32 años donde reconocieron rápidamente su talento. Allí reconocen éste en cuanto lo tienen delante. 
Pero aquí, ni se reconoce el talento , ni tenemos New Yorker, y los periódicos de mayor tirada siguen generando la opinión de todo un país, con los mismos muermos que generaban opinión hace treinta años.
El Doctor Sánchez acaba de terminar su residencia de Medicina Familiar y Comunitaria, la hermosa especialidad que hice hace ya muchos años y que corre peligro de convertirse en la espcialidad de las tres mentiras ( dejó de ser comunitaria, después también familiar y corre peligro de dejar de ser Medicina, convertida en algo mucho más moderno).
El Doctor Sánchez tiene dos graves defectos : escribe muy bien ( para el que no la conozca aún, les recomendo la narración de su rotación por un centro de Salud en la ciudad argentina de Bariloche titulada Legítimo Fibrocemento), y dice las cosas con excesiva claridad, en las antípodas del estilo dominante de enlace aleatorio de tópicos y corrección política.
Ese tipo de defectos aquí se tolera mal, como pone de manifiesto en su Testamento sanitario de un MIR de AP, publicado ( al igual que Legímtimo Fibrocemento) por Acta Sanitaria.
Acaba su escrito con once palabras que parecen una máxima: " Siempre al final se llega. Cuesta el doble. Pero se llega".
Muchas gracias, Doctor Sánchez.
(Fotografía. Diario Médico)

4 comentarios:

  1. Rober ha llegado a convertirse en un emblema entre los que hemos conocido o atisbado al menos su impresionante masa neuronal sobre todo frontotemporal. Y tenemos en nuestro CV como merito impublicado de alto factor de impacto (o sea impactante) el haber sido objeto puntual de su interes intelectual o haber contribuido modestamente al reparo de su "martirio"(sic).
    Sólo les digo una cosa a los MIR nuevos que me preguntan en el hospital: no sabeis lo que os habeis perdido, intentad encontrarlo donde ande por la Red.
    Fernando Moldenhauer

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  2. Es reconfortante ver que hay elementos críticos como este joven compañero, para quienes parece mucho más importante el ejercicio honesto de la profesión que la vulgar pleitesía a corrientes actuales ya sobradamente conocidas pero insuficientemente denunciadas.
    Me llama la atención la bajeza de quienes le han dado un “suficiente” sin haber tenido los arrestos de suspenderlo. Parece un ejercicio de pretendida bondad, de hipocresía absoluta. Es lo de siempre, se mezclan churras con merinas. No se soporta la crítica y mucho menos si proviene de alguien joven, tal vez porque en la crítica de un joven uno se ve criticado en su propia vida, en lo esencial de ella, cuando ya quizá sea demasiado tarde para cambiar, para rehacer la forma de ejercer la profesión y, de modo más general, la propia forma de vivir.

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  3. Como oyente, conocí a Roberto Sanchez en una charla sobre "medicalización de la consulta" hace unos meses en Granada. Puesto que soy mas de treinta años mayor que él confieso mi admiración paternal por su talento, su valentía y su honestidad. Un orgullo para las nuevas generaciones de médicos de familia y un estímulo para seguir considerando que formar buenos residentes es el mayor patrimonio de la especialidad.

    De su escrito solo apostillar que tambien existen Centros de Salud Bioindustriales. El clíma y el ambiente son muy determinantes.

    miguel melguizo jiménez

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  4. Muchas gracias a los tres.
    No había reparado en lo que comenta Javier. El no atreverse a suspenderle claramente otorgándole un suficiente humillante.
    saludos

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