Viene de nuevo la enfermera que cada vez que entra, sale, toca y se mueve se aplica una solución desinfectante de un dispositivo colgado en la pared. Al cabo de media hora aparece de nuevo la doctora . Le receta varios fármacos durante una semana y le desea buenas noches. La señora sigue teniendo dolor. Mientras la paciente se viste, aparece la revisora nº 2. Informa de que tiene varias cuentas pendientes y que van a integrarlas todas juntas. De esa forma será todo más sencillo ( la revisora nº 2 sonríe)..
Finalmente la paciente es dada de alta, pero queda el trámite de recoger los fármacos de la farmacia. No es como en España, en donde basta llevar el informe del médico ( aunque sea el simple informe de urgencias) para que la medicación pueda ser dispensada. Las oficinas americanas tiene dos zonas, una de solicitud del fármaco y otra de recogida, perfectamente diferenciadas. El “mancebo” de la oficina chequea cada fármaco indicado por la médico de urgencias y solicita la autorización de la aseguradora. Solo se consigue en un caso. El resto de fármacos deberá ser autorizado por el médico de atención primaria que, obviamente está durmiendo en ese momento. El proceso completo ha durado una hora y media y se sale únicamente con un fármaco. Lo descrito es un relato basado en hechos reales.
Es una muestra de un modelo de asistencia sanitaria en el que “el dinero sigue al paciente”, y en el que el tipo de asistencia viene determinado por las condiciones del aseguramiento. Algo muy del agrado del Director General de Hospitales de la Comunidad de Madrid, Antonio Burgueño, un hombre que da vueltas en la puerta giratoria que lleva de las aseguradoras privadas a la dirección de la política sanitaria pública sin cargo de conciencia. Para personas como él, no existe conflicto de interés alguno en adjudicar una concesión a la empresa de la que fue un alto cargo solo unos años antes.
Durante todo el fin de semana, medios de comunicación relevantes de Estados Unidos ( el sábado el New York Times, ayer la CNN) llevan informando sobre el alarmante sistema de funcionamiento de las aseguradoras americanas, quienes condicionan la decisión clínica del médico relativa a los procedimientos que hay que hacer y los pacientes a los que hay que ingresar. Lo importante es alcanzar los resultados económicos que la aseguradora establece, aunque sea a costa de indicar procedimientos innecesarios o incluso ingresar a pacientes que no lo precisan. Según Accenture en Estados Unidos los profesionales independientes han pasado de ser un 57% en 2000 al 39% en 2012 , “comprados” por compañías aseguradoras privadas. La consecuencia de ello es que Medicare está pagando 10.000 millones de dólares más al año por los mismos servicios, puesto que las aseguradoras cargan más los precios con la excusa de que tienen que pagar a los médicos.
La oficina del Inspector General del Health and Human Service Department envió recientemente una carta a los médicos de urgencia respecto a las admisiones hospitalarias inadecuadas. Algunos médicos han denunciado llamadas de madrugada presionando para ingresar a pacientes cuyo ingreso no era necesario. La razón última no es otra que el hecho de que a más pacientes ingresados el hospital consigue más ingresos ( pero de otro tipo) .No cumplir sus “indicaciones” suele implicar la rescisión del contrato. Y ellos mismos reconocen que “ tenemos familia e hipotecas”.La Dra Foote lo resumía de la siguiente manera: “si este modelo significa más calidad a menor precio, me gustaría comprobar cual es el precio real”.
Al altivo señor Lasquetty ya sabemos que las pruebas científicas y las opiniones ajenas le tienen sin cuidado. Pero sería importante que la gente supiera a que atenerse de continuar por su senda. Si prefieren mantener los derechos conseguidos como sociedad o probar otros sistemas tan eficientes como el americano.
Me resulta muy curioso y aun divertido leer tus excelentes observaciones. Reconocer como diferentes para vos lo que para nosotros que trabajamos en este sistema son cosas de todos los días. Recordar el cansancio y la bronca resignada al ver al "mancebo" conversar telefónicamente con supervisor tras supervisor del programa de medicamentos de medicare (silver scripts) mientras esperábamos pastillas que nunca fueron aprobadas por un burocrático. Cabe agregar, que eramos consumidores con educación formal acerca de el sistema, y que decidí irme con solo un medicamento dada la hora y nuestro cansancio... Pero si no hubiese sabido que mi madre podía pasar la noche sin tres de esos medicamentos, quizás hubiese seguido anclada esperando la aprobación por muchas mas horas... Un sistema con fines de lucro no mira a proteger el bienestar del paciente, protege el bolsillo de sus accionistas.
ResponderEliminarMuchas gracias Viviana. Creo que sobran comentarios. No se puede puntualizar mejor.
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