“Sassall lleva 25 años practicando la medicina. Hasta la fecha
debe haber tratado unos 100.000 casos. Se diría que es una buena marca. ¿Pero
sería una marca peor si solo hubiera tratado 10.000? Este tipo de estimación
parece absurda. Preguntémonos, pues: ¿Cuál es el valor social de aliviar el
dolor?, ¿Cuál es el valor social de salvar una vida?¿Cómo se compara el valor
de cuidar una enfermedad grave con el mejor poema de un poeta menor? ¿Cómo se compara dar un
diagnóstico correcto y extremadamente complicado con pintar un gran cuadro?
Un hombre afortunado. John Berger
¿Cuanto vale ofrecer a la comunidad la atención por un mismo
médico durante 37 años?. Es algo que no tiene precio, cuyo valor es
incalculable, pero sin embargo se ignora o menosprecia por parte de los
políticos sanitarios de cualquier signo. Periódicamente se promociona a bombo y platillo la creación de una
nueva unidad de ictus o de diálisis, un nuevo banco de células madre o de
arritmias. Se indica, incluso, el enorme esfuerzo presupuestario que ha
significado su creación. Sin embargo, ni las retribuciones, ni en los modelos
de acreditación de profesionales de atención primaria se valora para nada el
hecho de que alguien lleve 10, 20 o 30 años atendiendo a los mismos pacientes.
Tal vez porque su vivencia es silenciosa. Algo que solo es
visible para el que lo vive. Pilar Terceño introduce en este blog una nueva
perspectiva:” Soy médico de familia
rural, en un pueblito precioso de 3000 habitantes de la sierra de Cádiz, para
un cupo de 1450, desde hace algo más de 7 años. Entonces fue cuando aprendí de
verdad a ser médico longitudinal, y sigo aprendiendo. Aprendo a conocer a las
personas, a las familias, a su entorno: su casa, sus amigos y enemigos, sus
vecinos, los adoquines de su calle incluso. Lo que damos de nosotros, esa
longitudinalidad es bidireccional.Mis pacientes, al comprobar que pasaban unos
meses y no me iba como todos, comenzaron a necesitar saber qué clase de persona
soy, cómo vivo: saben que me divorcié, y por qué, saben de mi hija, me
preguntan por ella constantemente, por sus estudios, por mi padre, que estuvo
enfermo hace dos años, se preocupan si conduzco de noche (¡vivo a 60 km de
allí!) y hasta me han traído sopa caliente en noches que nevaba para que no
tuviera que salir a cenar.
Yo los cuido, y ellos me cuidan. Se dan a conocer, y
yo les enseño parte de mí también”.
Fernando Casado muestra también las contradicciones (
silenciosas, invisibles) que la interrupción de su longitudinalidad le genera: “Como valor de la consulta de medicina de
familia me parece uno de los bienes más preciados, tanto para el medico como
para el paciente. Llegar a ese punto en el que sobran las palabras para saber
que está pasando con el paciente, y a su vez que el paciente sepa que toda una
historia ya está implícita en la próxima consulta con su médico sin tener que
volver a abrirse a un desconocido, es algo casi mágico que no es fácil de
conseguir. Y de repente, me ha surgido un posible cambio y por motivos diversos
(siempre hay muchos motivos detrás de una decisión, algunos muy íntimos, otros
mas banales) he aceptado la posibilidad de dejar la consulta.Hay una parte de
mi que se siente traidor, no lo puedo negar. Dejar a estos pacientes con los
que convivo en el barrio, que a veces diagnostico desde detrás del cristal de
una cafetería, cuando los veo pasar por la calle mas erguidos y sonrientes, o
con paso lento y cabizbajos....¿qué es mas importante? ¿quién es mas
importante? ¿Mis proyectos o ese compromiso también sagrado con mis pacientes?.
Desde que se que puede que me vaya, las consultas están tornándose mas
profundas. Aún no he dicho nada a mis pacientes, pero hay algo detrás de cada
una que implica un sentido de cierre de ciclo y siento más responsabilidad que
la ya habitual, no solo porque quiero dejar las cosas lo mas ordenadas
posibles, sino por una sensación muy profunda de unión con el paciente, quizás
acentuada ante la sospecha de futura separación. En eses sentido, este posible
horizonte de ruptura de longitudinalidad, está haciendo que sienta estos días
mis consultas mas sagradas que nunca.”
Es imposible calcular el beneficio que ha tenido y tiene para
sus respectivos pacientes el compromiso de Rafa Olalde, Fernando Casado o Pilar
Terceño.De la misma forma que no es posible estimar el ahorro para el sistema en
intervenciones innecesarias, recursos especializados, reclamaciones y eventos
adversos. Pero al sistema sanitario, en su profunda ignorancia e indolencia, le
da igual que Fernando se haya mantenido en el mismo cupo durante años. Le preocupa
que en esa plaza haya alguien, no que ese alguien “fragüe el sustrato de una
relación”, como tan maravillosamente expresaba Rafa Olalde.
Los políticos sanitarios tienen una joya y no lo saben. Deberían
cuidarla antes de que se les pierda para siempre: y eso pasa ( como decía Gervas) por promocionar la longitudinalidad desde todos los puntos de vista:
con dinero por supuesto, pero también con reconocimiento público, con prioridad
en la carrera profesional, con fomento de la estabilidad y erradicación de la
precariedad. Ejemplos como el de Rafa Olalde posiblemente sean excepcionales.
Pero podría empezarse por establecer un contrato social con los ciudadanos
sobre “cuanta longitudinalidad “ está dispuesta a garantizar nuestro sistema.
( Fotografía de Jean Mohr en Un hombre afortunado)
Excelente comunicación, radical de raíz, de profundidad, de lazo humano, de cercanías. Mucho me temo que cuanto más nos acerquemos al Downtown ,es mas complejo de ejercer con efectividad, no por el profesional, si no por el contexto .El mundo líquido de efímero, rápido, impersonal,pero encuadrado dentro de la mercadotecnia sanitaria prima. A nadie le interesa una relación radical de raíz , cuando su agenda esta llena de estímulos,de zapping vital, tampoco la pareja, las heladeras,los teléfonos, los abuelos son para toda la vida, todo obsolescencia programada en suma digitalizado , para que cualquiera google nuestra historia vital para asegurarse de los estándares de la postmodernidad médica.Cuando tenía algunas respuestas me cambiaron las preguntas , Abrazo
ResponderEliminarDr.Marcelo Mario Avellanal MFC y Gestor en CASMU www.casmu.com
Medicina de familia en estado puro, medicina basada en la afectividad y la ternura. No puedo permitir que esta tercera entrada se quede sin comentarios.
ResponderEliminarYo he pasado 21 años en un pueblo de Álava y pensaba que allí me iba a jubilar por lo que me agarraba al privilegio que para mí suponía la longitudinalidad, el atender a 3 generaciones de la misma familia y esas maravillas del currículo oculto que están saliendo en este blog. Hasta que de repente uno descubre que se ha subido a un tren que va a otro destino. Actualmente estoy de Jefe de estudios en la UDM Familiar y Comunitaria de Álava
¿No echas de menos la consulta? Me han preguntado cien veces. No. Echo en falta la longitudinalidad, la continuación de las historias de esas familias de las que ya para siempre formo y formaré parte.
Mi hijo de ha ido de casa hace poco y ya no me entero de sus historias aunque sigue formando parte de mi familia. Pues algo así siento. Se me van borrando los nombres de los pacientes pero no los recuerdos ni el sentido de pertenencia a esas cerca de mil familias.
Hasta aquí mirarme el ombligo.
Yo también me tuve que escuchar lo de “¿Pero viene usted para quedarse? ¡Porque ya está bien ( de cambio de médicos)!”. Me lo dijeron en Diciembre de 1991 y recuerdo perfectamente quien me lo espetó aunque hace años que murió brutalmente torturada en una unidad de cuidados intensivos.
Vamos, que para el paciente, como ya se ha dicho, es fundamental la persona que mete en su familia para que se haga cargo de las cuestiones de la salud y la enfermedad y el cuento chino ese de “No se preocupe, señora, que somos un equipo” no tranquiliza nada a los pacientes.
Hay que potenciar la longitudinalidad por respeto a los pacientes, pero es que es rentable para el sistema sanitario. Hace mucho tiempo que me revise el tema y la continuidad asistencial previene errores clínicos, disminuye el gasto en medicación y pruebas complementarias y baja el número de derivaciones, a urgencias y a otros especialistas.
Miel sobre hojuelas
Soy pediatra.
ResponderEliminarNo soy longitudinal, me considero transversal.
He sido pediatra de pueblo; pediatra privado; adjunto hospitalario de urgencias pediatricas; médico de UVI movil; director gerente de hospital; pediatra adjunto; y desde hace 4 años pediatra de atención primaria.
Creo en los médicos longitudinales que convergen con los transversales; sigo buscando la atención primaria, solo existe si la buscas, ella misma no se muestra, solo persiguiendola aparece.
He disfrutado de mi profesión y de compartir vivencias y dolencias con mis pacientes y sus familias y entorno, pero cada día si no busco, no encuentro.
En efecto Rafa. Ya no es una cuestión romántica, es una cuestión económica. Pocas cosas son más rentables que un médico longitudinal, y sin embargo no existe para la mayor parte de políticos y gestores sanitarios. Si no no se explicaría la continua agresión y mensoprecio que sufre
ResponderEliminarComo en tantas otras cosas del trabajo del médico de familia urge ponerlo encima de la mesa, presumir de ello y defenderlo a muerte
Un abrazo