“No hay modo de asumir todas las demandas de atención
concebidas en un mercado de consumidores”
Julian Tudor Hart. La economía política de la salud, 2006
En la
conversación en Twitter sobre domicilios en relación el último post de este
blog, Rafa Bravo se preguntaba si cuando Juan Gervas y yo “animamos a
incrementar las visitas a domicilios nos estamos refiriendo al modelo portugués
de “uberización” de la Atención Primaria". Al margen de que nada más lejos de mi
intención la de “animar“ a nadie a hacer nada que no esté convencido de hacer,
sí que creo que el modelo que cita Rafa es un buen ejemplo de las perversiones
a las que nos lleva “la innovación” en los servicios sanitarios.
Para el
que aún no lo conozca Uber es una compañía norteamericana que ofrece servicios de transporte privado (
similares al“taxi”) a través de la correspondiente aplicación descargable en
cualquier dispositivo móvil, y que pone directamente en contacto el que demanda
el servicio ( el viajero) del que lo presta ( el conductor).La simple solicitud
pone en marcha el mecanismo de facturación de forma electrónica de forma que no
es preciso andar con el latoso proceso de buscar monedas cuando llega el
momento de pagar. Uber ha generado múltiples protestas en buena parte de los
países donde se ha implantado por parte de los gremios del texi, que ven amenazados
sus monopolios, pero a la vez está siendo utilizado por cada vez mayor número
de viajeros. Sin entrar a valorar el fenómeno y sus consecuencias (por ejemplo,
si realmente eso significará mejores condiciones laborales para los
conductores) hay algunas razones por las que el servicio está teniendo tanto
éxito: es más barato que el servicio a menudo abusivo de taxis ( oficiales o
no), mejora la seguridad del servicio ( importante en países donde la violencia
es habitual) y es tan accesible como rápido.
Tiago
Villanueva en su excelente blog del BMJ describía su experiencia como médico en
KNOK, una "start-up" privada con sede en Portugal que sigue la filosofía Uber a la
hora de prestar servicios sanitarios. KNOK fue lanzada hace ahora un año bajoel soporte financiero de Mustard Seed, una empresa británica de capital riesgo (modelo
compañía en que toda la gente de la página web es guay, da saltos y se hace
selfies). Knok ( no confundir con la empresa del mismo nombre creado por una
pareja española para facilitar el intercambio de casas en vacaciones), ofrece a
sus usuarios la posibilidad de conseguir una cita en su domicilio con un médico
de diferentes especialidades, seleccionándolo entre los que se encuentran más
cercanos por la módica cantidad de 49 euros; si el médico acepta, la aplicación
gestiona todo el procedimiento de facturación, y guía al médico itinerante a
través de GPS al domicilio. Incluso puede seguir on line el señor paciente el
acercamiento progresivo del profesional. Gracias a la información disponible en
el perfil de cada médico el paciente puede elegir en función de su edad,
género, idiomas, curriculum o (lo más importante) “rating” (a la manera de un
Trip Advisor de restaurantes cool). De momento está disponible solo en Portugal
(el Comité ejecutivo es portugués) pero en la web anuncian su próxima apertura
al menos en España y Reino Unido.
Knok
solo difiere de Babylon y el resto de apps británicas a las que me refería en el
reciente comentario sobre accesibilidad, en el que la cita, en vez de
presencial, es a domicilio. Una vez más el deficiente acceso al sistema público
es fácilmente aprovechado por compañías privadas para resolver la necesidad de
inmediatez de los usuarios. Por supuesto a cambio de una cantidad que no es
desorbitada para la clase media (l precio de un videojuego molón), pero que
obviamente casi nadie de nivel económico bajo podrá permitirse.
Las tres
razones que han convertido a Uber en un éxito son difícilmente aplicables al caso
de la atención sanitaria: en primer lugar, Knok y sus posible secuelas no son
más “baratos” que el sistema alternativo ( un sistema sanitario público);
tampoco es necesaria la “seguridad” del servicio ( que sí es imprescindible en
ciertas ciudades a la hora de tomar un taxi), puesto que en un sistema público
que funcione mínimamente, sus profesionales deben tener acreditada su
competencia para prestar asistencia sanitaria. Por último, de nuevo es
importante recalcar que accesibilidad no significa inmediatez, y a menudo la demanda
de atención no significa que esa demanda sea necesaria ni adecuada (aunque en
su habitual demagogia todos los partidos sin excepción insistan en el ridículo
mantra de que “ el ciudadano siempre tiene razón”, de gran utilidad para que el
Corte Inglés venda más, pero demoledor para un sistema público).
La
atención domiciliaria es una parte fundamental del trabajo de los profesionales
de Atención primaria: no solo es un derecho (este sí) esencial de los pacientes,
sino una fuente inagotable de información para aquellos. Por supuesto para su
realización precisa de recursos importantes, en especial tiempo digno
disponible para los profesionales y compensación económica adecuada. En ocasiones
la demanda es innecesaria, pero la mejor forma de controlar esto (además de
luchar contra la demagogia política), es construir relaciones estables de
confianza a lo largo del tiempo entre los pacientes y los profesionales que les
atienden, en cuyo marco sí es perfectamente factible “reconducir la demanda a
lo que en verdad es necesario”.
Algo
que ningún modelo Uber puede aportar.
Más de la mitad de las visitas domiciliarias que realizo en mi centro de salud son de personas mayores con múltiples problemas de salud y con problemas para desplazamiento. Son personas bien conocidas por su enfermera y médico de familia. Desde mucho antes de que existieran las “estrategias de crónicos” en nuestro medio se les conocía como “crónicos domiciliarios”. Como ya has comentado en este blog es en estos pacientes en que la longitudinalidad, entendida como la atención realizada por el mismo equipo durante años, es especialmente necesaria. Por eso no creo que las iniciativas como KNOK funcionen en nuestro sistema sanitario. Nuestro reto sigue siendo dedicarle el tiempo que se merece a la atención domiciliaria organizando mejor el trabajo de los diferentes perfiles de profesionales que trabajamos en AP y dejando de hacer las cosas que no tienen valor.
ResponderEliminar"Nuestro reto sigue siendo dedicarle el tiempo que se merece a la atención domiciliaria organizando mejor el trabajo de los diferentes perfiles de profesionales que trabajamos en AP y dejando de hacer las cosas que no tienen valor".
ResponderEliminarAmén. Sinceramente no se puede expresar mejor Rafa lo ue pretendia decir
Por esa razón el modelo KNOK está en las antipodas de lo que la AP, en mi opinión, deberia ser.
Este modelo de atención domiciliaria existe desde hace más de cuarenta años en algunas grandes ciudades españolas, Barcelona- Creu Blanca, y desde un poco menosen la cartera de servicios de la sanidad privada. Es un de los ganchos publicitarios de algunas mútuas privadas. Cruz- Creu Blanca ha sido un modelo de éxito empresarial sanitario. La sede social ha migrado desde el histórico emplazamiento de la calle Pelayo a un palacete en la zona noble de Pedralbes. Su lema , la inmediatez."Sin cita previa".
ResponderEliminarhttp://pelai.creu-blanca.es/
Tendrá futuro entre un sector de la clase media española ante el deterioro progresivo e imparable de la sanidad pública, colapso de los centros de urgencias y la mercantilización de la salud.
Es lo que hay.
Revisando modelos de atención domiciliaria , salta a mi búsqueda esta novedad limeña, https://doktuz.com/ nadie se libra.
ResponderEliminaren todas partes cuecen habas, pero el vuestro es el más descarado
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