Se
calcula en 100.000 el número de congresos, conferencias, simposios y demás
formas de reunir a u grupo de profesionales, mayoritariamente médicos, con el
supuesto objetivo de aprender.No hay
evidencias que permitan aseverar con contundencia que este tipo de eventos
sirva para mejorar realmente la práctica; aunque obviamente tienen beneficios
indirectos que pueden considerarse relevantes, desde el contacto y el
establecimiento de redes hasta el intercambio de experiencias.
Los
costes no son pequeños; el siempre insolente Ioannidis comienza por señalar el
consumo de carbono por cada conferencia ( estimado en cerca de 10.000
toneladas) y no para de desmenuzar las miserias: desde la creación de mediocres
currículums construidos a base de comunicaciones “pseudocientíficas” ( puesto que se escapan de una rigurosa
evaluación porque de su aprobación depende el incremento de las inscripciones) hasta
la infiltración de la industria y sus intereses comerciales hasta el tuétano de las organizaciones.
Ioannidis
no sabe que ocurrirá con los congresos en el futuro: el tiempo lo dirá.
Dependerá de si los médicos siguen dándoles valor, pero aún más de si pueden
permitirse financiarlos. Hasta ahora la poderosa maquinaria industrial ha
podido mantener el modelo de congreso-crucero, de carácter
transatlántico, donde las sociedades científicas de todo signo pugnaban en esa
curiosa competición a ver quien tiene el congreso-crucero más grande, con más
piscinas, tumbonas, mesas de billar y restaurantes de comida japo. Pero, aún
ignorando ese incordio de las cuestiones éticas, queda por ver cuanto tiempo
podrán sobrevivir los congresos-crucero basados en el trueque
inscrpción-prescripción. Poque digan lo que digan los defensores del modelo,
nadie sensato puede gastarse 400-500 0 700 euros (dependiendo de su memoria)
para participar en un congreso.
Por supuesto
existen otras formas de hacer las cosas: OSATZEN la lleva haciendo desde hace
muchos años. Este final de semana celebró su Jornada anual con cerca de 200
inscritos, un evento extraordinario que funcionó de forma impecable gracias a
un comité entusiasta coordinado con mano maestra por Maxi Gutiérrez. Sus
precios eran los siguientes: 50 para no socios, 40 para socios, 30 para
residentes y 0 para estudiantes. Comer en cualquier restaurante medio qué de
Madrid o Barcelona vale más caro. Los precios del próximo congreso de la matriz, la semFYC,
son los siguientes: según el tramo temporal para la inscripción, de 200 a 250
para residentes socios (los no socios deberán pagar entre 400 y 500), de 350 a
450 para socios y de 600 a 700 para no socios); todos ellos pueden beneficiarse
de un descuento entre 50 y 100 euros si realizan la inscripción antes del 4 de
diciembre ( para un congreso a celebrar en mayo del año próximo.
Pero
más allá de precios, OSATZEN aporta una forma completamente diferente de hacer
las cosas:
En
donde no existe inauguración formal al uso, con el consejero /a de turno que,
si se digna acudir, lo hará para decir que la Primaria es el eje del sistema,
aunque la estrangule sistemáticamente en los presupuestos.
En
donde escasean las mesas de ponencias de power point y abundan los espacios de
presentación de experiencias personales, del tipo que sea, en torno a cada cual
van rotando los asistentes para escuchar, preguntar, criticar y
proponer.Precisamente una de las razones, para Ioannidis, por las que sí tiene
sentido seguir haciendo encuentros presenciales ( los “repurposed meetings”). Donde los
temas a tratar no son ( ¡por enésima vez¡) los crónicos y sus modelos, sino
aspectos tan interesantes e importantes como la incomodidad que nos supone los
diagnósticos raros, o la desmedicalización del supuesto problema de salud
mental, o la narración como instrumento para el ejercicio clínico.
La
charla magistral se puede enlatar y ver por internet; pero no el
discutir en una mesa con lápiz y papel sobre cómo podemos “de verdad” cambiar
las cosas desde abajo, porque desde arriba solo vendrá más miseria y más
ocurrencia disparatadas.
OSATZEN
lleva practicándolo más de 6 años. La Sociedad Balear y la Madrileña de
Medicina Familiar y Comunitaria también se incorporaron hace unos años. Por no hablar del ejemplo excepcional de losSIAP desde hace ya 12 años, y de las insolentes de la Cabecera que osaron
montar su congreso, de éxito inaudito, sin pedir permiso a nadie ( por cierto, el próximo en Madrid no se lo pierdan)
Mientras
tanto los congresos crucero del año próximo arribarán a Barcelona y Valencia de
momento. Seguirán compitiendo a ver quién tiene el barco más grande
Y desde la Sociedad Riojana de MFyC (srmFYC), aprendiendo de ellos con Jornadas y actividades "diferentes", también libres de humos.
ResponderEliminarY semFYC va tomando nota, seguro.
Fuerte abrazo, Sergio.
Gracias por el valor de estas experiencias. Muchas por suerte y somos nosotros los que debemos darles promoción. De este lado del Atlántico también, como ya nos has contado. Nuestra sociedad científica ha dado a comunicar su posicionamiento ante el financiamiento de eventos e investigación, pero es único en su genero en Uruguay. Podeis ver el documento aqui: https://drive.google.com/file/d/0B2tjwHv1enqDWlc2aU92Tl84a2c/view?usp=sharing
ResponderEliminarVosotros llevais años dando ejemplo con el magnifico congreso CIMF de 2015
ResponderEliminarAnimo en la tarea y compartiremos experiencias y esfuerzos