Francis Bacon.
Esta cita, escrita en 1.625 por Bacon, inspira el artículo de Iona Heath en el BMJ del 4 de abril
(la excesiva riqueza está perjudicando la salud
de la nación). Heath es miembro del Consejo asesor del Equality Trust, prestigioso grupo que trabaja para conseguir soceidades más igualitarias. Aunque ahora hasta los más liberales parecen lamentarse, no hay que olvidar que seguimos enfangados en la cultura del enriquecimiento fácil y rápido. Como comenta Heath,hasta el propio partido laborista británico, en palabras de Peter Mendelsson, se ha sentido "intensamente a gusto con el enriquecimiento obsceno de la gente".Las intervenciones para afrontar la crisis no han penalizado el comportamiento de los responsables de la misma ( más bien al contrario) pero sus efectos son manifiestos en los más desfavorecidos. El antiguo chairman de la OMS Michael Marmot en el mismo número del British señala que más de 10.000 millones de personas viven actualmente en suburbios. En unidades de medida americanas se consideraba que sacar de la pobreza a dichas personas costaría 100 billones de dólares, algo lógicamente inasumible...hasta que fue necesario acudir en rescate de los bancos a fin de reflotar la situación económica, para lo cual si se pudieron encontrar 5 trillones.Marmot menciona los estudios sobre mortalidad y paro en los 80 en Reino Unido, donde se demostraba que las personas sin empleo tenían una tasa de mortalidad entre un 20 y un 30% mayor que la media de las peronas del grupo socieconómico al que pertenecían.
Es conocido que el exceso de riqueza de un país perjudica fundamentalmente a los pobres. El dinero solo sirve si se reparte ( al igual que el estiércol). En ese sentido, mientras que Japón es el país que más reparte su riqueza (3.4 veces de diferencia entre los ingresos medios del 20% de los más ricos y el 20% de los más pobres), Estados Unidos tiene una diferencia de 8.5 veces, de la que no anda muy lejos el Reino Unido ( 7.2). España no presenta una situación como para andar tranquilos(6), habida cuenta de que los datos conocidos eran previos al inicio de la crisis.
Una vez más los servicios sanitarios deben también asumir la responsabilidad de abordar las desigualdades en salud.Pero el problema de la pobreza no puede abordarse de forma independiente al enriquecimiento. Para Heath sería interesante comenzar por analizar las desigualdades dentro del propio NHS, recomendación que podría ser extrapolable a nuestros múltiples servicios sanitarios.
En cualquier caso, y por desgracia, parece que la humanidad ha progresado poco en los últimos quinientos años. Shakespeare escribió Coriolano, narrando la tragedia del general romano Cayo Marcio Coriolano, alrededor de 1605. pero parece más bien escrito a principios de año, tras la quiebra de Leman Brothers.
(la excesiva riqueza está perjudicando la salud
de la nación). Heath es miembro del Consejo asesor del Equality Trust, prestigioso grupo que trabaja para conseguir soceidades más igualitarias. Aunque ahora hasta los más liberales parecen lamentarse, no hay que olvidar que seguimos enfangados en la cultura del enriquecimiento fácil y rápido. Como comenta Heath,hasta el propio partido laborista británico, en palabras de Peter Mendelsson, se ha sentido "intensamente a gusto con el enriquecimiento obsceno de la gente".Las intervenciones para afrontar la crisis no han penalizado el comportamiento de los responsables de la misma ( más bien al contrario) pero sus efectos son manifiestos en los más desfavorecidos. El antiguo chairman de la OMS Michael Marmot en el mismo número del British señala que más de 10.000 millones de personas viven actualmente en suburbios. En unidades de medida americanas se consideraba que sacar de la pobreza a dichas personas costaría 100 billones de dólares, algo lógicamente inasumible...hasta que fue necesario acudir en rescate de los bancos a fin de reflotar la situación económica, para lo cual si se pudieron encontrar 5 trillones.Marmot menciona los estudios sobre mortalidad y paro en los 80 en Reino Unido, donde se demostraba que las personas sin empleo tenían una tasa de mortalidad entre un 20 y un 30% mayor que la media de las peronas del grupo socieconómico al que pertenecían.
Es conocido que el exceso de riqueza de un país perjudica fundamentalmente a los pobres. El dinero solo sirve si se reparte ( al igual que el estiércol). En ese sentido, mientras que Japón es el país que más reparte su riqueza (3.4 veces de diferencia entre los ingresos medios del 20% de los más ricos y el 20% de los más pobres), Estados Unidos tiene una diferencia de 8.5 veces, de la que no anda muy lejos el Reino Unido ( 7.2). España no presenta una situación como para andar tranquilos(6), habida cuenta de que los datos conocidos eran previos al inicio de la crisis.
Una vez más los servicios sanitarios deben también asumir la responsabilidad de abordar las desigualdades en salud.Pero el problema de la pobreza no puede abordarse de forma independiente al enriquecimiento. Para Heath sería interesante comenzar por analizar las desigualdades dentro del propio NHS, recomendación que podría ser extrapolable a nuestros múltiples servicios sanitarios.
En cualquier caso, y por desgracia, parece que la humanidad ha progresado poco en los últimos quinientos años. Shakespeare escribió Coriolano, narrando la tragedia del general romano Cayo Marcio Coriolano, alrededor de 1605. pero parece más bien escrito a principios de año, tras la quiebra de Leman Brothers.
"...Con lo que sobra a los poderosos bastaría para socorrernos.
Si tan solo nos dieran lo que les es superfluo,
mientras estuviese en buen estado,
podríamos creer que nos auxilian por humanidad,
pero piensan que somos demasiado caros de sostener.
La delgadez que nos devora, el espectáculo de nuestra miseria,
son como el inventario encargado de mantener detallada
la cuenta de su abundancia.
Nuestro sufrimiento constituye un provecho para ellos.
Venguémonos con nuestra picas antes de vernos reducidos al estado de esqueletos,
porque saben los dioses que cuando hablo así es porque tengo hambre de pan y no sed de venganza"
Coriolano. W Shakespeare. Acto Primero, escena primera
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