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lunes, 29 de marzo de 2010

Procastinando



De la depresión que me ha entrado hoy, al encender mi correo y ver los más de quinientos mensajes que se acumulan en la bandeja de entrada esperando que alguien los lea, he tomado la mejor decisión que tenía disponible: aceptar la invitación de mi amigo Juanjo a tomar un café. Al igual que cerca de un 20 % de la población general, cumplo buena parte de los criterios para ser un procastrinador.
Este horrible término, más próximo al de sexador de pollos que a otra cosa, hace referencia a aquellos individuos que sistemáticamente "dejan para mañana lo que pueden hacer hoy". Postergar las prioridades que nosotros mismos nos marcamos. Por eso algunos autores consideran que esta desidia es un  acto de sabotaje contra nosotros mismos.
Una excusa al respecto es la enorme disponibildad de oportunidades que tiene uno para distraerse: afrontamos una tarea pesada, pero al ver la ingente tarea que nos espera optamos por revisar nuestro correo (sin eliminarlo), entrar en un blog o  meternos en Facebook un ratito.
Otra de las características típicas del buen procastinador es su exceso de optimismo. Quizá porque hoy es imposible decir que no al aluvión de peticiones que nos acechan desde todos los ángulos: jefes, compañeros, amigos, subordinados, familia... Las organizaciones sanitarias, y más en el ámbito de la gestión procastinan permanentemente. Llevados por su aspiración a cumplir las expectativas de todo tipo ( del ciudadano, del profesional, del paciente, del cliente, del jefe, del político...) afontan compromisos inabarcables de muy dificil respuesta.
Joseph Ferrari de la Universidad de Des  Paul  diferenciaba  tres tipos hipotéticos de procastinadores:  los que buscan emociones dejándolo todo para el último día, los evitadores ( tanto del posible fracaso como del posible éxito) y los indecisos, incapaces de tomar una decisión por miedo a  equivocarse. Un trabajo de hace solo unos días de Piers Steel, otro de los mayores expertos en el tema, en un estudio con 4000 encuestados concluye que no hay evidencia que sustente esta distinción, más allá del hecho de que la procastinación es una demora irracional.
El gran Dan Ariely, en sus estudios sobre irracionalidad precisamente, realizó un interesante experimento con sus alumnos ( ver video): a un grupo de ellos les permitió que entregaran tres trabajos ,cuando quisieran a lo largo del curso, a otro les permitió elegir las fechas tope , y al último grupo les impuso dictatorialmente las fechas de entrega. Este último grupo fue el que obtuvo mejores calificaciones.
Parece que el procastinador se hace, no nace, debido a múltiples factores que pueden tener relación con la educación. No es fácil vencer esta tendencia a la desidia. Algunos aconsejan alternar ratos largos de trabajo con cortos de "distracción". Otros recomendan terapia cognitiva.
Tim Ferriss, el famoso autor de "La semana laboral de 4 horas" recomenda cosas tan drásticas como reducir los objetivos diarios a 3, leer el correo solo dos veces al día y reducir al mínimo la dosis diaria de información. A él no le va mal por lo que se ve.
Tal vez sea bueno comenzar por reconocer que el día solo tiene 24 horas y en ellas cabe poco. Que conviene ir a por lo que para nosotros de verdad importa, y mantener las interrupciones  bajo control.
Los interesante trabajos de René Marois ponen de manifiesto que existe una limitación fisiológica a concentrarse en dos tareas a la vez.. Hace tiempo que se sabe que el multitasking no deja de ser una leyenda urbana para resolver problemas complejos. 

2 comentarios:

  1. Supongo que todo depende del grado de procastinador que tengas, porque de sexador de pollos pudes pasar a se el pollo picador que, centrado en tu tarea, no puedas distraerte contemplando lo de alrededor. Si la idea viene de las secciones de recursos humanos, veo peligro, yalgo sospecho porque en 2 semanas he visto ya varios artículos y comentarios sobre el tema. Me recuerda a "Quien a robado mi queso".
    Un saludo
    Paloma

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  2. Muchas gracias Paloma. Tienen muchas razón. La ¿ciencia? del Management es una noria en la que , periódicamente pasa de nuevo el viejo cajetín. Y el de la procastinación tiene muchas vueltas dadas. No obstante la saturación , lleva al desbordamiento, y al final buscas cualquier excusa para no hacer lo importante.Y cosas muy importantes hay muy pocas.
    ¡Qué libro aquel¡ ¿Quien me ha robado mi queso?. Aún recuerdo un magnífico artículo de Sánchez Ferlosio donde venía decir que era alimento para mentecatos.
    Saludos

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