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viernes, 26 de marzo de 2010

Talk deeply, be happy


Here is a little song I wrote
You might want to sing it note for note
Don't worry be happy
In every life we have some trouble
When you worry you make it double
Don't worry, be happy......
Here I give you my phone number
When you worry call me
I make you happy
Don't worry, be happy
Bobby McFerrin.1988.



Hasta la aprobación a principios de esta semana de la reforma de Obama, una de las noticas estrellas del New York Times lleva el título de este encabezamiento: Habla de temas sustanciales y serás más feliz..Siguiendo con el tema dominante en estos últimos post ( felicidad) parece ser que hablar de cosas profundas, como el sentido de la vida, produce más felicidad que hablar del tiempo, según un estudio del grupo de Matthias Mehl de la Universidad de Arizona.
Lo que, de alguna manera, cuestiona la filosofía subyacente en la famosa canción de Bobby McFerrin, sobre la conocida frase de Meher Baba.
Dos son razones que podráin justificar semejante teoría: por una parte, los seres humanos parece que estamos programados para buscar sentido a la vida, como la vieja película de los Monty Python. Por otra, somos una especie social, interesada siempre en establecer lazos con otros seres humanos.
El trabajo es un estudio de observación naturalista con un escaso número de casos en que se investiga si las personas con un mayor o menor grado de felicidad tienen un mayor o menor número de conversaciones profundas. En definitiva pretende estudiar las circunstancias en que se desarrolla la vida cotidiana de las personas que, aparentemente, mayor grado de felicidad tienen.
La identificación de la   "profundidad" de las conversaciones se realiza por los evaluadores a partir del análsis del registro electrónico que graba 30 segundos de conversación cada 12 minutos y medio durante cuatro días . La evaluación del grado de felicidad a partir de un método múltiple que combina cuestionarios individuales (Satisfaction with Life Scale) con registros de la valoración de informantes externos.
Por supuesto, pocas conclusiones se pueden sacar de un estudio con tan pocos casos, en las que además los participantes son estudiantes. Pero si pone de manifiesto que sabemos muy poco sobre las cosas que nos hacen felices. Y que el tema genera cada vez más interés como objeto de análisis científico.
Al final va  a ser cierto que ser un atormentado también lleva a la felicidad

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