De la misma manera que durante la Segunda Guerra Médica, las Termópilas ( donde el poderoso ejército persa de Jerjes mordió el polvo ante las escasas ,pero astutas tropas espartanas de Leónidas), fue la madre de todas las batallas, la Diabetes mellitus tipo II corre camino de convertirse en la madre de todas las enfermedades. Como dice David Nathan ( director del centro de diabetes del Massachusets General Hospital) "la Diabetes II captura todos los factores de riesgo en un paciente", según reflejaba el domingo el New York Times. Como se señalaba en este diario, aparentemente el riesgo de tener un infarto de miocardio en una persona diabética sin otros factores de riesgo cardiovascular ( tensión arterial normal, colesterolemia normal, no fumador) sigue siendo tan alto como el que tiene un paciente no diabético que ya sufrió un infarto.
En su entusiasta cruzada por conseguir sus objetivos de reducción de cifras analíticas, investigadores y médicos llevan años recomendando tratamientos muy agresivos destinados a prevenir infartos en diabéticos tipo II. Entre las medidas utlizadas se encuentran bajar la Hemoglobina glicosilada a niveles cada vez bajos, mantener las cifras de presión arterial o de colesterol más allá de los límites normales ,e incluso disminuir los picos hiperglucémicos después de una comida. Ni las glucemias elevadas tras un buen plato de espagettis escapan a su frenesí intervencionista.
Para aguar la fiesta el New England publica esta semana diferentes trabajos que ponen en cuestión tales intervenciones las cuales, no solo pueden ser inefectivas, sino también causar daño a los pacientes.
El primero de ellos estudia la hipótesis de que cuanto más bajemos la presión arterial ,menor riesgo vascular existirá. Pero en un trabajo con cerca de 5000 pacientes del grupo de estudio ACCORD, se concluye que los pacientes a los que se consigue disminuir la Presión arterial sistólica por debajo de 120 mmHG no solo no se reducen los eventos cardiovasculares, sino que los pacientes tienen efectos secundarios más graves que aquellos pacientes en que el esfuerzo se limita a alcanzar los 140 mmHG.
El mismo grupo publica también en New England otro trabajo con más de 5000 pacientes en que se compara la tasa de eventos cardiovasculares en diabéticos, a los que trata con una terapia combinada de fenofibratos y simvastatina, frente a los que solamente se dispensa la segunda.Sin encontrar diferencias.
Aun más llamativo es el trabajo del grupo de estudio Navigator, en un estudio con más de 9000 pacientes para evaluar la efectividad de disminuir la hiperglucemia postpandrial con nateglinida en pacientes con intolerancia hidrocarbonada , en el que se demuestra que tal intervención no tiene efecto alguno en el riesgo vascular.
En su entusiasta cruzada por conseguir sus objetivos de reducción de cifras analíticas, investigadores y médicos llevan años recomendando tratamientos muy agresivos destinados a prevenir infartos en diabéticos tipo II. Entre las medidas utlizadas se encuentran bajar la Hemoglobina glicosilada a niveles cada vez bajos, mantener las cifras de presión arterial o de colesterol más allá de los límites normales ,e incluso disminuir los picos hiperglucémicos después de una comida. Ni las glucemias elevadas tras un buen plato de espagettis escapan a su frenesí intervencionista.
Para aguar la fiesta el New England publica esta semana diferentes trabajos que ponen en cuestión tales intervenciones las cuales, no solo pueden ser inefectivas, sino también causar daño a los pacientes.
El primero de ellos estudia la hipótesis de que cuanto más bajemos la presión arterial ,menor riesgo vascular existirá. Pero en un trabajo con cerca de 5000 pacientes del grupo de estudio ACCORD, se concluye que los pacientes a los que se consigue disminuir la Presión arterial sistólica por debajo de 120 mmHG no solo no se reducen los eventos cardiovasculares, sino que los pacientes tienen efectos secundarios más graves que aquellos pacientes en que el esfuerzo se limita a alcanzar los 140 mmHG.
El mismo grupo publica también en New England otro trabajo con más de 5000 pacientes en que se compara la tasa de eventos cardiovasculares en diabéticos, a los que trata con una terapia combinada de fenofibratos y simvastatina, frente a los que solamente se dispensa la segunda.Sin encontrar diferencias.
Aun más llamativo es el trabajo del grupo de estudio Navigator, en un estudio con más de 9000 pacientes para evaluar la efectividad de disminuir la hiperglucemia postpandrial con nateglinida en pacientes con intolerancia hidrocarbonada , en el que se demuestra que tal intervención no tiene efecto alguno en el riesgo vascular.
Como dice Nathan "más bajo no es necesariamente mejor". .De la misma forma que tener un ejército mucho mayor ( como tuveron los persas) no garantiza la victoria, llevar los bientintencionados objetivos terapéuticos más allá de lo razonable no asegura la mejor salud de los pacientes. Más bien todo lo contrario.
ya que hablas del paso de las termópilas y de la resistencia de los espartanos quizá sería bueno que nos enfocásemos a veces en lo "físico" (que, como en las tropas de leónidas, era mucho más que eso) y, si hablamos de la DM, buscar un abordaje no exclusivamente farmacológico (aunque eso no guste a las industrias farmacéuticas). ¿disminuirá la mortalidad de los diabéticos, sus necesidades de ADO, insulina, estatinas, antiHTA, AAP,... si intentamos tratarlos además con ejercicio físico incentivado y regulación dietética?. el problema es que esos estudios no encuentran financiación fácilmente, ya que si demostrasen evidencias harían ganar menos a los que venden y también a los que prescriben y gestionan a los prescriptores.
ResponderEliminarsalud y salu2
Cuanta razón tienes Fidel. De heho en alguna de las editoriales que al respecto hace el new England se hace referencia a la cuestión de que los estudios comentados son estudios con resultados negativos, mucho más dificiles de publicar que los que obtienen grandes beneficios por el uso de fármacos. Es muy interesante tu reflexión final: a los que venden, a los que prescriben y alos que gestionan a los prescriptores. Muchas gracias como siempre
ResponderEliminarUn abrazo
Es terrible pero real. Citostáticos activos que no se han estudiado a fondo en ensayos faseIII (por ejemplo, el oxaliplatino en cáncer gástrico) ya nunca se estudiarán. La razón: Como ya hay genéricos, los laboratorios ya no subvencionan dichos ensayos. Conclusión: no vamos a aumentar la evidencia salvo en las cosas caras nuevas que vendan. Y así con tantas cosas (y soy un optimista redomado). Un abrazo. Ramón
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