Andy pasa su infancia utilizando incansablemente a sus juguetes: Woody, Buzz Lightyear, el Sr y la Sra Potato...Días enteros convirtiendo en realidad lo que genera su imaginación. Pero un día Andy se hace mayor, le esperan nuevas horizontes ( en este caso la universidad) y los juguetes sobran. Por simple nostalgia decide conservar al más querido (Woody.) Los demás acaban , de forma más o menos fortuita, en Sunnyside, un lugar estupendo (aparentemente),donde siempre habrá niños interesados en los juguetes.,aunque el interés sea el de despedazarlos. Sunnyside es el asilo de los juguetes rotos, de aquellos que cayeron en desgracia, porque no respondieron a las expectativas de sus dueños, o porque ya no son necesarios una vez que cumplieron su función. Y el que maneja el cotarro allí es Lotso, un osito siniestro, con "gran capacidad de liderazgo", tan demandada hoy en día. Los muñecos que aceptan las normas de Lotso no tienen nada que temer; pero los que tienen opinión propia suelen acabar en el vertedero.
Toy Story 3 cuenta esta historia, una triste historia de juguetes abandonados. Por cierto, ¿para cuando un Oscar a una película de animación?, Esta magnífica película de Lee Unkritch lo merece, de la misma forma que ya lo mereció el año pasado la estupenda Up..
Como decía David Denby en New Yorker, Toy Story aborda uno de los temores más antiguos: el miedo a que se deshagan de uno, a quedar descontado. La gestión sanitaria guarda también sus similitudes con los avatares de los juguetes de Andy. A la espera del día en que los gestores puedan ser profesionales (situación que,que al paso que vamos, no verán ni nuestros nietos), por desgracia los gestores sanitarios son, a menudo, juguetes en manos de los políticos de turno. Y éstos se hacen también mayores , como Andy, y abandonan su infancia "sanitaria "en busca de nuevos y más interesantes horizontes políticos. Y en esos casos, buena parte del trabajo de esos gestores que , con aciertos y errores han dejado unos buenos años de su vida profesional gestionando lo que sus jefes encargaban, apenas quedan en nada. A partir de entonces le queda al ex gestor un fatigoso camino de vuelta: a su plaza de médico de familia, a un quirófano que no pisa desde hace décadas, a un nuevo negociado de la administración que ni conoce ni le interesa, a esa consultora feroz...¿Puede un sistema como el nuestro permitirse ese despilfarro ?
Y a pesar de ser sí desde hace al menos treinta años, sigue habiendo muchos Lotsos, gestores que utilizan su liderazgo a través del miedo , ignorantes de que también ellos, más pronto o más tarde, también acabarán en el vertedero.
Sin embargo hay gente que ha pasado "por todo" y vuelve a su plaza de médico de familia , conservando la ilusión y el entusiasmo (a pesar de que los años han pasado por él) y .... se abre un blog:
ResponderEliminarhttp://medicablogs.diariomedico.com/inquietudesap/
y una cuenta twitter:
@salud1_0
Porque en este mundo hay seres humanos que son capaces de hacer .... cualquier cosa sin decaer y sin perder un ápice de su humanidad.
Y en su Bio pone:
"Como siempre digo, un médico de familia que tras haber ocupado casi todos los puestos del escalafón, sigue en la brecha y enamorado de su profesión."
Y no me digáis que no os entusiasma .... a mi si.
Tienes razón Juana.Carlos es un ejemplo ( además de tener un blog magnífico). Y posiblemente buena parte de los que fueron gestores tienen ahora una vida mucha más interesante de la que teuvieron en aquellos días pasados.
ResponderEliminarpero adquirir la pericia para manejar organizaciones tan complejas lleva muchos años: de leer, trabajar, equivocarse y rectificar. Y cuando al final alguien los tiene llegan las nuevas elecciones, un nuevo consejro o gerente o director general y el gestor que por fin comienza a controlar algo su trabajo se marcha...con todo su conocimiento a cuestas. y volvemos a subir la piedra por la pendiente como Sísifo. Y no parece que el panorama vaya a cambiar
Un abrazo
Existe una vida profesional como gestor sanitario fuera del sistema publico. Muchos de esos Lotsos prueban suerte alli, pero la dura realidad es que las reglas del juego real, en un mercado menos intervenido que el sanitario publico, son demasiado para ellos. Pocos duran mas de dos anyos en la sanidad privada. En mi opinion, porque la mayoria solo aprenden a reunirse y pedir cafes, y a servir a su amo, ademas de intentar salir en la foto. Esta escasa productividad hace que solo los realmente buenos conserven estatus con independencia del color gobernante. Lo de autoperpoetuarse es contra natura.
ResponderEliminarEs cierto que las reglas del juego son muy distintas en el entorno privado y en el público. Y las claves de obediencia y sumisión no son tan importantes cuando al final lo que importa es la cuenta de resultados.
ResponderEliminarTengo más dudas sobre si los supervivientes son los realmente buenos. Es cierto que sobrevivir a gobiernos de diferente signo polítioc en nuestro país habla mucho a favor de que el gestor supo demostrar ante el político que sabe lo que hace. Pero no en todos los casos se cumple.
Y también en el camino se quedaron tirados algunos gestores competentes, que no quisieron decir amén a todo
Un saludo y muchas gracias