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martes, 26 de julio de 2011

Anécdotas adversas: Evidencias de nivel IV

“Un experto es una persona que ha cometido todos los errores posibles en un estrecho campo de conocimiento”
Niels Bohr, premio del banco de Suecia (Nobel) de Física


En 2006  la profesora de psicología de Stanford Carol Dweck publicó un interesante libro ( Mindset , the new psychology of success), recién traducido al español,  en el que recopilaba buena parte de sus trabajos de la década previa sobre los factores que determinan el aprendizaje en estudiantes americanos.
En su experimento más conocido, realizado en doce escuela diferentes de la ciudad de Nueva York con más de cuatrocientos estudiantes de 5º grado, tras la realización de sencillo test se dividía a los alumnos en dos grupos: a uno de ellos se le elogiaba por su inteligencia  (“debes ser muy inteligente al haberlo hecho tan bien”) y al otro se le alababa el esfuerzo realizado ( "has debido trabajar muy duro para conseguirlo”). A continuación se les ofrecía elegir entre dos test, uno fácil y otro mucho más difícil. Los chavales alabados por su inteligencia optaban mayoritariamente por los test fáciles, según Dweck por el temor a perder el reconocimiento como “inteligente” si cometían fallos. En cambio, los elogiados por su esfuerzo optaban mayoritariamente por los test más difíciles. De hecho, cuando se les daba a elegir tras acabar el experimento entre comparar sus test con los que sus compañeros que lo habían hecho mejor o peor, los elogiados por su inteligencia elegían preferentemente los que lo hicieron peor ( para reforzar su autoestima), mientras que los elogiados por su esfuerzo prefirieron ver los ejercicios de los que lo habían hecho mejor ( para mejorar). Los resultados finales globales fueron significativamente mejores en el grupo “esforzado”.
Una de las conclusiones de estos trabajos fue la importancia del error en el proceso de aprendizaje, tal vez el factor más importante del mismo, y que sin embargo se ignora o desprecia en nuestro proceso educativo: seguimos considerando que el que se equivoca es el tonto.
Precisamente sobre esta cuestión trata el comentario en la imprescindible sección “ Becoming a physician” del New England de una joven ginecóloga americana, Alison M Stuebe. Alison era una entusiasta defensora de la aplicación de la “ Medicina Basada en la Evidencia” a la práctica ginecológica cuando comenzó su carrera, adquieriendo complejas habilidades de interpretación de ensayos clínicos y metanálisis ( Evidencia de nivel I) , siempre preferibles a los estudios observacionales ( nivel II) o la opinión de expertos ( nivel III). Pero con el tiempo, la Dra Stuebe se dio cuenta de que existe otro tipo de aprendizaje ( lo que ella llama evidencias de nivel IV), que son mucho más desagradables pero especialmente efectivas. Las llama “Anécdotas adversas”, porque como bien señala “ nunca se te olvída el sangrado audible de una severa hemorragia postparto, mucho más convincente que ninguno estrecho intervalo de confianza”. La preocupación el miedo o el pánico incluso (las emociones en definitiva),  modulan de forma clave nuestros procesos de memoria y aprendizaje.
Su reflexión no es un cuestionamiento en modo alguno de las aportaciones científicas a la práctica clínica, sino más bien es una llamada de atención sobre la necesidad de iluminar el nivel I de evidencia con nuestra experiencia previa, fundamentalmente sustentada ( como vimos con los experimentos de Dweck) en los errores que hemos cometido. Precisamente así es como definió David Sackett a la Medicina Basada en Pruebas antes de que los mercaderes del templo pervirtieran el mensaje: “integrar la experiencia clínica individual con las mejores pruebas disponibles procedentes de la investigación sistemática”. Sin aprender de la propia experiencia ningún conocimiento es posible.


1 comentario:

  1. Probablemente el aprendizaje tiene mucho que ver con la motivación para aprender, con un sentimiento interno por mejorar.
    Como con los niños, es importante estar "machacando" la importancia que tiene la formación continuada, el estudio, la investigación, la aplicación de la MBE,... pero posiblemente es más importante el incentivar lo que los ignacianos llaman el MAGIS, es decir la importancia interna, (Casi espiritual) por la mejora personal, no solo optar por lo bueno, sino aspirar a lo mejor,... eso que tanto enlaza con el espíritu de la excelencia...

    En nuestro ámbito quizás sería bueno encontrar fórmulas para gestionar este aspecto.

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