Mundo consumo. Zygmunt Bauman
La necesidad de desaprender lo aprendido asciende al número 1 de los 40 Principales Tópicos en Gestión. Nos recomienda “Desaprender” el manifiesto Fresh Banking de ING, los showman de moda en el mundo del Management , y por supuesto el polifacético Punset, siempre a la última.
La idea parte de la base de que buena parte de lo que uno sabe, de lo que ha ido aprendiendo a lo largo de su vida, ya no sirve. Se ha vuelto una rémora, un pesado equipaje de archivos inútiles, que lo único que hace es ocupar espacio de memoria en nuestro ordenador vital. O lo que es aún peor, entra en conflicto con el nuevo programa que tiene pensado aplicarnos nuestra empresa, sea ésta la que sea:¿ para qué sirve eso de ljuicio personal, el análisis crítico, los antecedentes históricos previos, cuando el nuevo programa de la empresa moderna viene ya enlatado y listo para instalar en los cerebros de los empleados del futuro, adaptables y dóciles?
En su interesante Does Ethic have a chance in a World of consumers? (Mundo Consumo, Paidós,2010) Bauman escribe: "To manage" (controlar el flujo de los acontecimientos) implica manipular las probabilidades: hacer que una determinada conducta tenga más probabilidades de materializarse en la práctica que si no se interviniera, y al mismo tiempo hacer que otras formas de conducta sean menos probables. En última instancia, “to manage” ( gestionar) significa limitar la libertad de quien es “managed” ( gestionado). El Manager , para Bauman, es un “agricultor de personas” , y éstas son los objetos de trabajo de la labor gerencial o administrativa.
Entendido como nuevo arte agrícola, el Management necesita facilitar que el sujeto ( ya casi objeto) desaprenda, se desprograme de esa basura vivencial que ha ido acumulando con el paso del tiempo. Pero dada la innegable dificultad que supone este ejercicio de desprogramación ( la gente al final es muy poco obediente) a menudo es más eficiente prejubilar ( o simplemente relegar) a los que aprendieron en otra época y no son suficientemente diligentes a la hora del des-aprendizaje. En estos casos es mucho más fácil buscar en el mercado nuevos operarios, aún no programados, en los que instalar las nuevas actualizaciones a cambio de un atractivo contrato precario.
La vida de consumo ( el Mundo Consumo de Bauman), es una vida de aprendizaje rápido ,y olvido aun más rápido: “Olvidar es tan importante como aprender, si no más”. Especialmente cuando de lo que se trata, según sus palabras, es de vivir en el presente e inhabilitar el pasado, en un mundo en el que “prima la velocidad y la eficacia, por encima de la paciencia y perseverancia”
Desaprender funciona bien como slogan. Pero lo utópico de su objetivo descubre lo que esconde. Aprender es una tarea laboriosa, en la que no caben atajos; en que cada nueva cosa aprendida se deposita sobre una gruesa capa de sedimentos previos (recuerdos, experiencias, lecturas, errores, ...) con los que acaba mezclándose y fermentando. En ese proceso a veces es preciso volver al principio y reescribirlo todo, porque estaba equivocado. Pero hasta en ese caso las ideas que un día creímos ciertas, las decisiones que tomamos y se demostraron erróneas, supusieron un precioso proceso de aprendizaje en sí mismo.
Desaprender ¿el qué? Como explica en su famosa intervención en Stanford ( uno de los vídeos más elogiados por los mismos gurús del Management que recomiendan Desaprender) si Steve Jobs hubiera “desaprendido” algo tan aparentemente inútil como sus cursos de caligrafía en los años de universidad, no hubiera desarrollado el rico arsenal tipográfico que tuvo Apple primero y Microsoft después. No hubiera sido capaz de conectar los puntos, la base de un aprendizaje que se pierde completamente al desaprender.
(Viñeta de El Roto en El País)
La necesidad de desaprender lo aprendido asciende al número 1 de los 40 Principales Tópicos en Gestión. Nos recomienda “Desaprender” el manifiesto Fresh Banking de ING, los showman de moda en el mundo del Management , y por supuesto el polifacético Punset, siempre a la última.
La idea parte de la base de que buena parte de lo que uno sabe, de lo que ha ido aprendiendo a lo largo de su vida, ya no sirve. Se ha vuelto una rémora, un pesado equipaje de archivos inútiles, que lo único que hace es ocupar espacio de memoria en nuestro ordenador vital. O lo que es aún peor, entra en conflicto con el nuevo programa que tiene pensado aplicarnos nuestra empresa, sea ésta la que sea:¿ para qué sirve eso de ljuicio personal, el análisis crítico, los antecedentes históricos previos, cuando el nuevo programa de la empresa moderna viene ya enlatado y listo para instalar en los cerebros de los empleados del futuro, adaptables y dóciles?
En su interesante Does Ethic have a chance in a World of consumers? (Mundo Consumo, Paidós,2010) Bauman escribe: "To manage" (controlar el flujo de los acontecimientos) implica manipular las probabilidades: hacer que una determinada conducta tenga más probabilidades de materializarse en la práctica que si no se interviniera, y al mismo tiempo hacer que otras formas de conducta sean menos probables. En última instancia, “to manage” ( gestionar) significa limitar la libertad de quien es “managed” ( gestionado). El Manager , para Bauman, es un “agricultor de personas” , y éstas son los objetos de trabajo de la labor gerencial o administrativa.
Entendido como nuevo arte agrícola, el Management necesita facilitar que el sujeto ( ya casi objeto) desaprenda, se desprograme de esa basura vivencial que ha ido acumulando con el paso del tiempo. Pero dada la innegable dificultad que supone este ejercicio de desprogramación ( la gente al final es muy poco obediente) a menudo es más eficiente prejubilar ( o simplemente relegar) a los que aprendieron en otra época y no son suficientemente diligentes a la hora del des-aprendizaje. En estos casos es mucho más fácil buscar en el mercado nuevos operarios, aún no programados, en los que instalar las nuevas actualizaciones a cambio de un atractivo contrato precario.
La vida de consumo ( el Mundo Consumo de Bauman), es una vida de aprendizaje rápido ,y olvido aun más rápido: “Olvidar es tan importante como aprender, si no más”. Especialmente cuando de lo que se trata, según sus palabras, es de vivir en el presente e inhabilitar el pasado, en un mundo en el que “prima la velocidad y la eficacia, por encima de la paciencia y perseverancia”
Desaprender funciona bien como slogan. Pero lo utópico de su objetivo descubre lo que esconde. Aprender es una tarea laboriosa, en la que no caben atajos; en que cada nueva cosa aprendida se deposita sobre una gruesa capa de sedimentos previos (recuerdos, experiencias, lecturas, errores, ...) con los que acaba mezclándose y fermentando. En ese proceso a veces es preciso volver al principio y reescribirlo todo, porque estaba equivocado. Pero hasta en ese caso las ideas que un día creímos ciertas, las decisiones que tomamos y se demostraron erróneas, supusieron un precioso proceso de aprendizaje en sí mismo.
Desaprender ¿el qué? Como explica en su famosa intervención en Stanford ( uno de los vídeos más elogiados por los mismos gurús del Management que recomiendan Desaprender) si Steve Jobs hubiera “desaprendido” algo tan aparentemente inútil como sus cursos de caligrafía en los años de universidad, no hubiera desarrollado el rico arsenal tipográfico que tuvo Apple primero y Microsoft después. No hubiera sido capaz de conectar los puntos, la base de un aprendizaje que se pierde completamente al desaprender.
Muy interesante la reflexión. Pero yo no mezclaría el concepto de desaprender aplicado a la gestión de empresas o al marketing (ING, gurús…) del aplicado a la vida general de las personas, en la línea de Bauman. A nivel de gestión de empresas la idea que hay detrás no es nada nueva; sólo lo es la palabra (“desaprender”) con la que ahora se habla de innovación radical o de creatividad. Gary Hamel en estrategia (Liderando la revolución) o Philip Kotler y Trías de Bes en marketing (Marketing lateral) son ejemplos de reflexiones muy buenas sobre el tema (mucho mejores que las charlas de los gurús-predicadores televisivos de moda). Quizás ahora, en un entorno de crisis profunda sea un concepto más vendible y entendible, pero no es nada nuevo, y sobre todo, no es un concepto que sea necesario integrar en toda gestión de cualquier empresa de cualquier sector. Para algunas funcionará, incluso será necesaria, pero para otras no. Es un concepto que ahora está de moda pero dejará de estarlo mañana y volverá a estarlo pasado mañana.
ResponderEliminarSin embargo el “desaprender” para Bauman no es algo contingente sino absolutamente necesario para la supervivencia de los individuos en la sociedad líquida. Si no hay estructuras, instituciones, modelos de comportamiento sólidos, no puede haber pensamiento, estrategias o planificación a largo plazo. Y sin planificación a largo plazo la vida de los individuos queda relegada a una sucesión de episodios fragmentados, sin un objetivo último y sin una línea común. En esta situación éxitos pasados no garantizan éxitos futuros. Porque en el fondo los conceptos de “desarrollo” o “progreso” pierden todo su contenido. Y en este contexto es más útil para vivir ser capaces de olvidar informaciones y costumbres pasadas que aprender del pasado. Olvidar frente a aprender. Desaprender frente a aprender como garantía para la supervivencia. Muy diferente del concepto más o menos de moda en el ámbito de la gestión.
Excelente analisis
EliminarEstamos inmersos en el imperio de la innovación. Todos debemos tener ideas originales, introducir disrupción, etc, etc. Si hicieramos un seguimiento de muchos d elos presupuestos de estos gurus veríamos como cambian con demasiada frecuencia sus postulados sólo con el afán de posicionarse en un mercado.
ResponderEliminarNuestro tipo de medicina y de sistemas sanitarios llevan siglos a sus espaldas y no nacen simplemente del capricho y lo politicamente correcto del management del momento. Cuidado con todo este tipo de corrientes que en muchas ocasiones sólo introducen incertidumbre y complejidad a los asuntos.
Magnífico post Sergio, gracias.
Joseantonio Trujillo
Enhorabuena por tu post. Debemos tener cierta prevención con los postulados disruptivos que obedecen a campañas de marketing concretas, que a conocimientos contrastados. Estamos en la dictadura de la innovción, y parece que el que no tiene buenas ideas, no puede contribuir en su trabajo. Además de ser injusto, es un postulado pernicioso.
ResponderEliminarNuestra medicina y nuestra sanidad goza del legado de muchos años, de aciertos y errores, y por tanto no debe ser únicamente materia de mercado.
Un saludo.
Joseantonio Trujillo
Muchas gracias Guillermo por tu brillante comentario. Es cierto que no son comparables las ideas del desaprendizaje del Management ( mismos perros con distintos collares) de un análisis tan profundo como el de Bauman. Sin embargo creo que éste lo que hace ( como buen sociólogo) es fundamentalmente eso: analizar, no proponer soluciones. Como dice en Tiempos líquidos ( pg 11) "eso es todo lo que se propone este libro. Pregunta, pero no responde y menos aún pretende dar respuestas definitivas, pues el autor cree que toda posible respuesta sería perentoria, prematura y engañosa en potencia"
ResponderEliminarDe hecho también en cierta forma la vida de aprendizaje rápido y olvido aún más rápido él la vincula claramente al consumo ( Mundo consumo página 209). En sus propias palabras "en una sociedad de consumidores la búsqueda de la felicidad tiende a reorientarse desde el fabricar o el adquirir cosas hacia el deshacerse de ellas , que es lo apropiado si se pretende que el PIB continue aumentando." Pero para él el consumidor es lo contrario al ciudadano (algo que confunden nuestros politicos permanentemente cuando hablan de salud). Algo que no es inocente puesto que como él mismo señala "la ignorancia conduce a la parálisis de la voluntad ... y la ignorancia politica resulta muy util a quienes desean ahogar la voz de la democracia".
No se si con un ejemplo me explicaré mejor: aprendimos y confiamos en la seguridad de los cribados; cuando ahora están siendo contundentemente cuestionados ante las pruebas existentes sobre su efectividad, creo que mi tarea no es olvidar lo que aprendí, "desprogramar esa parte de mi conocimiento", sino más bien integrar las nuevas evidencias a lo que ya se. Entre otras cosas porque nadie me ha explicado aún como se hace eso del desaprendizaje. Creo que el olvido ( al menos es mi caso) está fuera de mi capacidad voluntaria.
Muchas gracias de nuevo.Es un placer tenerte por aqui
Un saludo
Muchas gracias como siempre Jose Antonio.
ResponderEliminarMe parece muy interesante el término de dictadura de la innovación. Siempre fueésta necesaria, el problema es cuando se convierte en obligación incluso en condiciones donde no es necesaria
Un saludo muy cordial
Parece haber un intento de aplicar conceptos de gestión a la vida cotidiana. Se habla con frecuencia de gestionar el tiempo de uno, pero también las emociones, incluso el dolor (hubo cursos en mi hospital con ese título). Nada de eso parece casual. Hay un intento de cosificarnos en este contexto neoliberal en que nos movemos. El uso perverso del concepto de calidad en Medicina y Educación ya da sus nefastos frutos.
ResponderEliminarAhora aparece “desaprender”, en la mismísima línea de avance científico desde el momento en que lo recoge Punset. ¿Qué significa? Desde luego no equivale a olvidar; de hacerlo, no habría necesidad de inventarlo. Desde mi modesto punto de vista, lo que indica es literalmente eso: des-aprender, es decir, no desprenderse de lo que no sirve, no olvidarse, sino convencerse de que no hay que aprender. Aprender supone el desarrollo de la libertad misma. A los esclavos se les prohibía aprender a leer. La libertad lleva, a través del esfuerzo de aprendizaje, al conocimiento y éste a la libertad misma, en un círculo virtuoso cuando es movido por un afán de conocer y ser mejor persona. Pero esto supone acceder a la capacidad crítica, algo muy molesto para muchos.
Sigue viéndose con muy malos ojos que el ser humano sea libre, por mucho que se alabe la libertad en una época pretendidamente democrática. Y por eso ha de atacarse,incluso directamente, la pretendida maldad del aprendizaje. Claro… ¿qué utilidad tiene aprender en una época de protocolos? ¿Para qué sirve saber si ese saber no se podrá utilizar jamás en el ámbito laboral? ¿Para qué esforzarse si hay la Wikipedia y los PNT? ¿Para qué estudiar Física o Biología si Punset nos desvela los secretos del universo y de nuestro cerebro de una forma tan fácil? En realidad, lo único que hay que aprender y, para eso, jugando como se suele decir, es el inglés; desde niños, porque es en esa lengua, hasta que se imponga definitivamente el chino, en la que se nos hará dóciles.
Por otra parte, en una época en que se valora ser joven inmaduro, adolescente más bien, (a la vez que nunca la juventud importó menos) parece que uno puede mantenerse indefinidamente en esa etapa si deja de aprender, de madurar. Seamos jóvenes; des-aprendamos.
Des-aprendamos incluso en esta crisis. Podríamos evitar otras, podríamos cambiar la sociedad y eso sería malo para muchas personas, entes o mercados.
Y como médicos, des-aprendamos lo que significó hasta hace muy poco ese término.
Muchas gracias Javier.
ResponderEliminarMi argumento respecto a desaprender se encuentra muy cerca de lo que , con tanta precisión y claridad, comentas.
Volviendo a Bauman , comenta que el aprendizaje a lo largo de la vida ha pasado de ser un oximoron a ser un pleonasmo. Hoy es inevitable pasarse la vida aprendiendo. Pero eso requiere un esfuerzo ( leer, revisar, comparar, analizar críticamente, sintetizar, replantear, cuestionar) que va contra la corriente de facilidad e inmediatez que comentas.
en ese contexto es mucho más fácil des-aprender, desinstalar e instalra después un nuevo programa sin esfuerzo. Que permita disponer de operarios dóciles y sumisos
Muchas gracias de nuevo.
Un saludo