Según informaba esta semana Acta Sanitaria, La Fundación Española del Corazón firmó un importante acuerdo de colaboración con la petrolera británica BP para poner en marcha una campaña de concienciación a la población, sobre la importancia de vigilar la salud de los dos motores fundamentales de nuestra existencia: nuestro corazón y el motor del coche.
Una idea tan imaginativa sin duda alguna será firme candidata a los premios a las Mejores Ideas del año, que tanto gustan de otorgar todo tipo de instituciones públicas y privadas, siempre con el respaldo de la industria farmacéutica.
La campaña se enmarca, como no podría se de otra forma, en los fastos ligados al Día Mundial del Corazón, que se celebró ayer en toda España.
La Fundación Española del Corazón (FEC) es una entidad privada sin ánimo de lucro, promovida por la Sociedad Española de Cardiología, y cuyo objetivo principal es la prevención de las enfermedades del corazón, clasificadas en su página web en un interesante ranking de “Enfermedades destacadas” liderada por el Infarto de miocardio, pero al que siguen de cerca la Muerte súbita y la fibrilación auricular.
Durante el día de ayer, en diferentes gasolineras de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla Málaga y Granada, equipos de reputados técnicos de la FEC y de la no menos prestigiosa empresa Feu Vert le chequeaban a uno el corazón y el motor del coche de forma simultánea. Es decir, si por ejemplo se me hubiera ocurrido acercarme a la gasolinera de Armilla, relativamente cerca de mi casa, me hubiera podido sentir como Fernando Alonso al entrar en boxes, y mientras diligentes expertos en el corazón me toman las “constantes” y me aconsejan sobre mis malos hábitos dietéticos ( ¡ay,ese morcón¡), mecánicos de reconocido prestigio me revisan los niveles de aceite y la carburación del motor antes de volver a salir a pista, bien provisto del inigualable BP Ultimate,ya que según la web de la Fundación Española del Corazón “ BP ayuda a proteger la salud del corazón del vehículo gracias a la nueva generación de carburantes BP Ultimate que tiene un poder de limpieza hasta cinco veces mayor que los convencionales y que puede eliminar los depósitos que se forman en los motores que funcionan con carburantes convencionales. Además, BP Ultimate contribuye a ralentizar el proceso de envejecimiento del motor y, por otro lado, le ayuda a recuperar su salud si ha funcionado con carburantes de inferior calidad en el pasado. En definitiva, protege el motor a largo plazo, ayuda a reducir los costes relacionados con averías y posibles fallos prematuros, proporcionando así larga vida al vehículo” (sic).
La iniciativa abre posibilidades hasta ahora insospechadas para los servicios sanitarios. Por ejemplo, los fontaneros que revisan nuestras tuberías podrían en el futuro venir acompañados de Urólogos de reconocido prestigio que nos recomienden hacernos un PSA, mientras ellos recomiendan su Viacal. O que decir de los empleados de limpieza de nuestro pozo negro, acompañados de especialistas en Digestivo pertrechados de vistosos rectoscopios. Por no hablar de los carpinteros especializados, que a la vez que repasan nuestros deterioradas puertas, se acompañan de eruditos traumatólogos que chequean con fruición nuestras carpinterías para recomendarnos más ejercicio y un nuevo antiinflamatorio de última generación y nulos efectos secundarios.
Si ahondamos más en la idea, uno se da cuenta de las inmensas posibilidades de innovación organizativa que estamos perdiendo en las gasolineras, lugar que está sustituyendo a las plazas del pueblo, las iglesias y hasta los centros de salud, como punto de encuentro de la sociedad en su conjunto. De la misma forma que uno se puede llevar las tres películas de El Padrino comprando el País, o una vistosa colección de tazas por comprar el Ideal , uno podría llevarse a casa un cómodo kit de PSA ( para él) y citología autoadministrada ( para ella) por el módico suplemento de 1,95 euros.
O ya puestos, los principales diarios de tirada nacional ( por eso de la cartera de servicios común) podrían incluir la compra, mediante cupones, de un paquete básico de supervivencia ( estatina, ARA II, cefalosporina de 3ª y pulsera Power Balance) al comprar cada día su diario favorito.
Por supuesto las gasolineras podrían lucir sin complejos el logo del servicios de salud de turno, en un ejemplo de productiva colaboración público-privada. Se vislumbra un futuro fascinante.
Una idea tan imaginativa sin duda alguna será firme candidata a los premios a las Mejores Ideas del año, que tanto gustan de otorgar todo tipo de instituciones públicas y privadas, siempre con el respaldo de la industria farmacéutica.
La campaña se enmarca, como no podría se de otra forma, en los fastos ligados al Día Mundial del Corazón, que se celebró ayer en toda España.
La Fundación Española del Corazón (FEC) es una entidad privada sin ánimo de lucro, promovida por la Sociedad Española de Cardiología, y cuyo objetivo principal es la prevención de las enfermedades del corazón, clasificadas en su página web en un interesante ranking de “Enfermedades destacadas” liderada por el Infarto de miocardio, pero al que siguen de cerca la Muerte súbita y la fibrilación auricular.
Durante el día de ayer, en diferentes gasolineras de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla Málaga y Granada, equipos de reputados técnicos de la FEC y de la no menos prestigiosa empresa Feu Vert le chequeaban a uno el corazón y el motor del coche de forma simultánea. Es decir, si por ejemplo se me hubiera ocurrido acercarme a la gasolinera de Armilla, relativamente cerca de mi casa, me hubiera podido sentir como Fernando Alonso al entrar en boxes, y mientras diligentes expertos en el corazón me toman las “constantes” y me aconsejan sobre mis malos hábitos dietéticos ( ¡ay,ese morcón¡), mecánicos de reconocido prestigio me revisan los niveles de aceite y la carburación del motor antes de volver a salir a pista, bien provisto del inigualable BP Ultimate,ya que según la web de la Fundación Española del Corazón “ BP ayuda a proteger la salud del corazón del vehículo gracias a la nueva generación de carburantes BP Ultimate que tiene un poder de limpieza hasta cinco veces mayor que los convencionales y que puede eliminar los depósitos que se forman en los motores que funcionan con carburantes convencionales. Además, BP Ultimate contribuye a ralentizar el proceso de envejecimiento del motor y, por otro lado, le ayuda a recuperar su salud si ha funcionado con carburantes de inferior calidad en el pasado. En definitiva, protege el motor a largo plazo, ayuda a reducir los costes relacionados con averías y posibles fallos prematuros, proporcionando así larga vida al vehículo” (sic).
La iniciativa abre posibilidades hasta ahora insospechadas para los servicios sanitarios. Por ejemplo, los fontaneros que revisan nuestras tuberías podrían en el futuro venir acompañados de Urólogos de reconocido prestigio que nos recomienden hacernos un PSA, mientras ellos recomiendan su Viacal. O que decir de los empleados de limpieza de nuestro pozo negro, acompañados de especialistas en Digestivo pertrechados de vistosos rectoscopios. Por no hablar de los carpinteros especializados, que a la vez que repasan nuestros deterioradas puertas, se acompañan de eruditos traumatólogos que chequean con fruición nuestras carpinterías para recomendarnos más ejercicio y un nuevo antiinflamatorio de última generación y nulos efectos secundarios.
Si ahondamos más en la idea, uno se da cuenta de las inmensas posibilidades de innovación organizativa que estamos perdiendo en las gasolineras, lugar que está sustituyendo a las plazas del pueblo, las iglesias y hasta los centros de salud, como punto de encuentro de la sociedad en su conjunto. De la misma forma que uno se puede llevar las tres películas de El Padrino comprando el País, o una vistosa colección de tazas por comprar el Ideal , uno podría llevarse a casa un cómodo kit de PSA ( para él) y citología autoadministrada ( para ella) por el módico suplemento de 1,95 euros.
O ya puestos, los principales diarios de tirada nacional ( por eso de la cartera de servicios común) podrían incluir la compra, mediante cupones, de un paquete básico de supervivencia ( estatina, ARA II, cefalosporina de 3ª y pulsera Power Balance) al comprar cada día su diario favorito.
Por supuesto las gasolineras podrían lucir sin complejos el logo del servicios de salud de turno, en un ejemplo de productiva colaboración público-privada. Se vislumbra un futuro fascinante.
Puestos a dar ideas, la ACSA podría empezar a acreditar estaciones de servicio y empleados de las mismas. Ahora que está siendo tan criticada, se les abre un amplio mercado que no debería desaprovechar.
ResponderEliminarGran post, Sergio.
Saludos
Muchas gracias Miguel. Sin duda la visionaria idea de los señores de la FEC abre posibilidades de expansión inimaginables para todo tipo de institución dedicada a acreditaciones certificaciones y demás hierbas. Sin duda el gran Ojo de AENOR también vigila de cerca. Un abrazo
ResponderEliminarLeyendo esta entrada del blog he recordado aquello que decían en "la codorniz": Tiemble después de haber reido...
ResponderEliminarMe planteo también si aquellos que han quedado excluidos de la atención sanitaria "no urgente" podrían disfrutar de estas iniciativas tan prometedoras, o si además de no poder acudir al centro de salud también se les vetaría la entrada a las gasolineras, la contratación de servicios de fontanería, o la posibilidad de limpiar su pozo séptico, dada la condición de "servicio sanitario" de estas instalaciones y trabajadores. La posibilidad de repostar en una gasolinera solo estaría permitida a menores de edad, embarazadas, o en caso de "emergencia" (supongo que ir con el depósito vacio, por ejemplo), y solo se podría avisar a un fontanero en caso de fuga de agua si el vecino de abajo fuera banquero, director general o ministro.
Un saludo.
La Fundación Española del Corazón parte del miedo para avalar ya cualquier tontería.
ResponderEliminarLa equiparación corazón – motor no es precisamente novedosa. Retornamos al mecanicismo más rancio con todas sus consecuencias: necesidad de chequeos, cada vez a su vez más dependientes del ordenador (como los de los coches), las culpas por no mirarse a tiempo, la necesidad de atender como dogma las tonterías que diga una asociación dedicada a lo que más mata en el mundo, o en nuestro mundo al menos, y que se centra, a diferencia del cáncer con sus múltiples variantes, en una diana clara, única, el motor-corazón. La simbiosis médico – mecánico facilita el retorno del higienismo; si uno cuida su coche, también habrá de hacerlo con su propio motor; todos a tomarse la tensión e ir al cardiólogo, pero también a darle a las estatinas y danacoles.
Tu comentario, planteado en clave irónica, sobre el PSA, creo que llegará a hacerse una triste realidad en no mucho tiempo. Sólo tiene en contra el problema de un pinchazo (el test personal cualquier día lo habrá), pero todo sea por la próstata de uno.
Tanto el comentario de Miguel Solis como el de Sergio Arauzo me parecen especialmente oportunos. Bueno, lo de la calidad, con su parafernalia acreditadora ya anda por los talleres y concesionarios oficiales; cualquier día veremos también la ISO correspondiente en la gorra del que cobra en esas gasolineras en las que el combustible te lo echas tú mismo. Y Sergio Arauzo destaca la estupidez a la que nos pretenden llevar en estos tiempos. Si no tienes pasta para ir al médico, ¿te crees con derecho a entrar en una gasolinera? O se tiene o no se tiene y ya lo oíamos de pequeños a muchos listillos: “tanto tienes, tanto vales”, ahora aplicable al corazón.
Sugiero vivamente que la Fundación Española del Corazón, una vez entrada en esta dinámica multidisciplinaria, se dedique a aquello que ya es claramente urgente, los asuntos del corazón, los de verdad, fichando a todos los jorjejavieres y anarrosas que en España haya.
Disculpa Sergio el retraso en contestarte debido a un viaje a Chile. Me parece brillante tu comparación entre la realidad actual de nuestro sistema sanitario y las posibilidades de aplicación a un escenario tan fantasmagórico como el que implicaría la aplicación generalizada de las recomendaciones de la FEC. Pero tiempo al tiempo. La capacidad de innovsción de ciertos personajes es infinita. Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias Javier, y disculpa el retraso en contestarte. Es cierto que el simbolo del motor es tan conocido como rancio. Aunque no deja de ser gracioso que los jefes de taller vistan ahora batas blancas para dar a entender que son los "medicos de tu automóvil". Me parece especialmente interesante la introducción del concepto de culpa ligado al incumplimiento de las recomendaciones ( sean del taller o del médico). Al final los incumplimientos de las revisiones se pagan: no las cubre la garantía, aunque todos sabemos que muchas de esas revisiones son superfluas.
ResponderEliminarIgual que los chequeos. Solo nos queda esperar el plazo en que nos excluyan de la garantia sanitaria por ser " malos". Los británcios ya están en ello.
Un saludo
Estas alianzas de cualquier forma son ya muy comunes en las organizaciones "dedicadas" a la protección de la salud. Colonias para bebés o galletas que colaboran con los pediatras, empresas de alimentación que también financian congresos y reuniones científicas,...
ResponderEliminarY digo yo,... no era mejor que la FEC recomendase usar menos el coche y esnifar menos humos que colaborar con BP?... Quiero pensar que no hay contratos económicos por medio... o soy un ingénuo
Muchas gracias Esteban. No eres ingenuo...No debería ser posible un comportamiento tan descarado por parte de una asociación que pretende ser científica. Lo asombroso para mi es que sobre esto no intervengan las insitituciones que supuestamente velan por la ética de las conductas profesionales. saludos
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