“Los mejores escritores son realistas y describen la vida como es. Pero puesto que cada línea se empapa con la conciencia de la meta, sientes la vida como debería ser además de como es, quedando fascinado por ello”.
Anton Chejov. Carta a Alexei Suvorin.1892
Samuel Shem (Stephen Bergman)comenzó a escribir la Casa de Dios en 1974, el año del escándalo Nixon, mientras realizaba su internado en el Beth Israel Hospital en Boston; tardó 4 años en acabarlo. Y para su sorpresa, además de un éxito editorial, se convirtió en uno de los libros prohibidos en muchas facultades de medicina americana por su forma desvergonzada de contar lo que era ser residente en un hospital americano ( y con adaptaciones a cada contexto, posiblemente en cualquier hospital del mundo).
En el libro Shem formula las 13 reglas de la Casa de Dios ( pseudónimo del Beth Israel Hospital), llenas de sarcasmo y sabiduría ( en un paro cardiaco lo primero que hay que hacer es tomarse el propio pulso, si no tomas la temperatura no puedes detectar la fiebre, o la magnífica la asistencia sanitaria consiste en no hacer nada, absolutamente nada, tantas veces como sea posible).
Hace unos meses, Shem publicó un artículo sobre aquel libro en The Atlantic ,34 años después de publicarlo. En él añadía cuatro nuevas reglas:
La primera habla de la importancia de la conexión, no solo en medicina sino en cualquier tipo de relación. El aislamiento es mortal, la conexión cura. Importante cuando hoy en día la mayor parte de la conexión que establecen los clínicos es con el ordenador y no con sus pacientes, lo que unido al uso excesivo de algoritmos ,protocolos y demás medidas de contención de costes, aumenta los errores , simplemente por haber renunciado a escuchar.
La segunda resalta la necesidad de la empatía, de ponerse realmente en el lugar del otro. Para Shem la época autoritaria de la medicina en la que se le decía al paciente lo que había que hacer, va dando paso a una nueva era en la que sencillamente se le abandona a su suerte: “ yo le doy la información y usted decide”.Ponerse el lugar del otro, no es lo mismo que aumentar la participación del paciente en la toma de decisiones sobre su salud.
La tercera es recordar que el paciente no es un objeto aislado: suele tener familia, amigos, trabajo; la medicina es parte de la vida, no la vida parte de la medicina.
La última consiste en dar tu opinión, en resistirte a que se tolere lo que funciona mal, es injusto o degradante. Pero habitualmente preferimos no decir nada sobre los graves errores que cometemos, que cometen los demás, que arrastra el sistema desde hace años: es menos comprometido, supone menos problemas. Y así nos va.
En 2002 Shem publicó en la sección Medical Writings de los Annals of Internal Medicine una interesante reflexión con el título de Ficción como resistencia.Shem siempre quiso ser. escritor. Si acabó estudiando en la escuela de medicina de Harvard fue para no ir a Vietnam. Él entiende que la ficción, la narración, la literatura podía ser una buena forma de resistencia. En aquel artículo habla de un tipo de una clase de instantes( a los que llama “ espera un momento”) y que experimentamos cada día cuando vemos, escuchamos o sentimos algo que es injusto, cruel, inhumano; o simplemente algo que no está bien. Normalmente no hacemos nada . Nos conformamos con que la vida "es como es" ( en el sentido que comentaba Chejov en su cita) y no hacemos nada para que se convierta en lo que “ debería ser”.
En una época basada en la apariencia y la superficialidad la medicina sigue siendo de las profesiones privilegiadas que tiene la oportunidad de encontrarse diariamente con el amor y la muerte , los dos grandes temas de la literatura. Pero no sobre un libro , sino en la realidad del sufrimiento de una persona.
Somos privilegiados y no nos damos cuenta. Tenemos una obligación de resistencia pero preferimos no ejercerla.
No leí el libro, pero sí su continuación, titulada "Monte Miseria" y escribí un articulillo sobre ello, por si te interesa:
ResponderEliminarhttp://postpsiquiatria.blogspot.com.es/2010/10/diario-de-guerra-en-monte-miseria.html
Un saludo.
Jose Valdecasas
aprendiendo como siempre...
ResponderEliminarRespecto al tema de la conexión y la empatia, me he acordado de este video, creo que te gustará.
http://www.cuidando.es/archives/10686
Un abrazo
El que aprende continuamente de ti soy yo. ¡que bueno el video¡ En Estados Unidos esta serie era un éxito, pero yo no la he visto aún. Magnífica escena. Un abrazo
ResponderEliminar¡Vaya regalo¡ Muchas gracias Jose. Magnifico comentario en tu magnifico blog.
ResponderEliminarA mi la casa de Dios me dejó una sensación parecida la primera vez que la leí. Me pareció un cínico. Pero conforme la he ido releyendo he visto lo que escondía. Un saludo muy cordial
Excelente Sergio, precioso el artículo de Annals. Aprovecharé unos dias de vacaciones para leer el libro. Los cuatro puntos que señalas me parecen muy importantes , sobre todo la importancia de la conexión , que os debemos agradecer a todos los que dedicais tiempo confeccionando blogs. Hoy he leído una editorial del numero actual de Atenció Primaria , No podemos esperar y cruzar los dedos , del compañero Abel Jaime Novoa ,excelente, sobre nuestra responsabilidad como profesionales ante la sociedad. Hace unos dias la profesora Adela Cortina hacía una reflexión desde la ética en la que me sentí también interpelado como médico."Pero en la realidad cotidiana, la corrupción se amplía a todas aquellas ocasiones en que una actividad, sea política, bancaria, judicial o sanitaria, ha dejado de perseguir la meta por la que cobra legitimidad social y solo beneficia a los intereses particulares de algunos de los actores en juego, que defraudan la confianza de los demás".
ResponderEliminarhttp://elpais.com/elpais/2013/01/22/opinion/1358884265_717479.html. Perdón por la extensión. Toni Agustí
Yo siento deciros que no pude con él. Lo leí cuando acabé la residencia y lo abandoné hacia la mitad. Tal vez no lo entendí en su momento. Me pareció muy desagradable, por el mal gusto y el cinismo. A compañeros míos en cambio les encantó. Tendría que releerlo si lo recomiendas. Un saludo.
ResponderEliminarMuchisimas gracias a los dos. Como dice Antoni ( y resalta Shem) la conexión es la base de todo. Algo que perciben perfectamente los hijos cuando te cuentan algo y perciben que no estás conectado. Posiblemente no seamos conscientes de lo que está deteriorando esa conexión los nuevos artilugios electrónicos ( historia electrónica incluida)
ResponderEliminarA mi también Pedro me irritó mucho el libro la primera vez que lo leí. No entendía bien como se podía ser tan cínico, tanto sarcasmo llegaba a ser desagradable. Entendí muchas cosas en entrevistas o trabajos posteriores de Shem, en el que señalaba que lo que quería reflejar era la brutalidad de la forma en que se enseñaba a los residentes americanos. Artículos como el del Annals y el último en The Atlantic creo que demuestran que no es un tipo sin sensibilidad hacia las personas y sus problemas
Un saludo muy cordial