“Garbage ain't collected, women ain't protected
Politicians using people, they've been abusing
The mafia's getting bigger, like pollution in the river
And you tell me that this is where it's at.
Woke up this morning with an ache in my head
Splashed on my clothes as I spilled out of bed
Opened the window to listen to the news
But all I heard was the Establishment's Blues”.
Establishment Blues. Sixto Rodriguez
Elogiábamos hace unos días a los científicos mediocres, esos que hacen humildes proyectillos de investigación a menudo sin financiación de ninguna agencia, tal vez porque estudian los pequeños problemas cotidianos con los que se encuentran en sus mediocres consultas, quizá en atención primaria, y no en los hermosos laboratorios de algún polígono tecnológico..
Esta semana César Molinas abogaba también en El País por la necesidad de esta investigación mediocre ( El caso CSIC o la banalidad del mal). Molinas ponía un interesante ejemplo, el del iceberg: “Qué proyecto es “bueno” y cuál es “malo” es algo que no se sabe a priori, sino a posteriori y si acaba habiendo proyectos “buenos” es porque hay muchos que no lo son. Recortar estos últimos para preservar los primeros equivale a pensar que se puede eliminar o reducir la base del iceberg sin que se hunda la punta y, lamentablemente, eso no es así.”
Lo que Molinas llama “el desmantelamiento de la ciencia y el exterminio de la profesión investigadora” no es ninguna de las siniestras recomendaciones del FMI, la Troika o cualquier otra institución igualmente macabra. Porque aún en tiempos de austeridad, Alemania o Francia han aumentado el gasto en investigación en lugar de la reducción radical realizada en España, contra la cual (como bien señala Molinas) ni una sola voz se ha alzado desde ningún escaño. El simple hecho de que la inversión en formación o investigación sea dependiente de la situación económica del país demuestra que una vez más se cumple por desgracia el verso con el que Machado acusaba a Castilla, pero que por extensión podría aplicarse a cualquier territorio de la península ibérica: “Castilla miserable, hoy dominadora, envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora”.
Al margen de que una de las razones pueda ser la imposibilidad de obtener comisiones propias o para el partido de turno en investigación, otra posiblemente sea precisamente la inmensa ignorancia de la clase política española, como indica Molinas: “Por algún oscuro mecanismo, el sistema de partidos español y la ley electoral producirían una gran sobrerrepresentación en la militancia partidaria y en los cargos electos de personas mudas y, simultáneamente, ágrafas cuya capacidad de expresión hacia el mundo exterior se limitaría a manifestar “sí”, “no” o “abstención” con la punta de un dedo. La totalidad de los políticos que son conscientes de las consecuencias irremediables de reducir el gasto en ciencia, se integraría en este grupo silente. De este modo, el discurso político quedaría en exclusiva en manos de aquellos que no ven ninguna relación causal entre la ciencia de hoy y la riqueza de mañana y que, por tanto, esperan que la futura prosperidad de España se base en proyectos tipo Eurovegas o en alfombrar con líneas de AVE la práctica totalidad del territorio nacional”
Molinas es uno de los promotores de la campaña “ Por una nueva ley de partidos políticos” una de las medidas más urgentes que debe acometer este país. La razón de ello es como bien señala que “.la falta de democracia interna y de transparencia en los partidos políticos españoles, con el consiguiente uso de la cooptación para decidir las carreras políticas, ha eliminado el debate político de altura y la capacidad de estas instituciones para pensar a largo plazo y proponer estrategias creíbles para salir de la crisis. Quien quiera hacer carrera política tiene que tener claro que en lo único que debe destacar es en fidelidad”.
El asunto de la fidelidad al partido, a su aparato y a su jefe como valor supremo, era también reflejado en otro interesante artículo también en El País por Antonio Roldán ( el blues del stablishement).: “El sistema ha favorecido la reproducción de unas élites políticas en las que la fidelidad al partido ha resultado ser mas importante que los méritos profesionales o académicos adquiridos. De hecho, el nivel de formación de los consejos de ministros en España ha empeorado de forma progresiva, de manera inversamente proporcional a las exigencias intelectuales del cargo”. Por supuesto no es imaginable un gabinete como el que desearí Roldán, formado por los mejores, con doctores y expertos realmente reconocidos. Pero al menos evitarnos la vergüenza ajena de padecer a ministros del nivel de Ana Mato no estaría mal.
Hablaba esta mañana con un gran amigo mientras caminábamos por el parque de Sierra Nevada de que la única opción de cambio, es por desgracia intervenir desde dentro de los propios partidos políticos. Pero no hay más que observar los recientes procesos de elecciones primarias para comprobar que si lo dejamos en sus manos seguiremos durante décadas en manos de políticos cuyo único valor será el de la fidelidad al aparato. Sea esto lo que sea.
(Fotografia. Portada de Cold Fact, album en que se incluía Estabishment Blues)
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