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domingo, 17 de agosto de 2014

Tribulaciones de un hobbit en la Tierra Tronca


“Los atajos cortos traen retrasos largos”.
Pippin. El Señor de los anillos. JRR Tolkien

En la Tierra Media de la Especialización médica , cada una de las razas disponía de su propio territorio de formación, determinado por su historia e idiosincrasia. Así , el pueblo de los hermosos Elfos, dedicados a la cirugía de creciente complejidad,  seguía su propio camino en los bosques de quirófanos verdes. Es cierto que las orejas se les habían vuelto puntiagudas, pero era un efecto secundario a tantas horas bajo las lámparas del teatro de operaciones.
El mundo de los Hombres de las Especialidades Médicas era un mundo serio, obligado siempre a buscar causa y remedio a enfermedades severas: cardiólogos, gastroenterólogos, neumólogos o neurólogos, nacían, crecían y se desarrollaban en el territorio de la Medicina Interna, de cuyas raíces iban ascendiendo a ramas cada vez más especializadas ( incluida la ciénaga de las Arritmias)
En zonas mucho más lejanas aprendían los Magos Psiquiatras, expertos en territorios extraños para Elfos y Hombres.
Al margen de estos centros de poder , existía en la Tierra Media una pequeña  Comarca donde vivía la comunidad de los Medianos de la Medicina de Familia, emparentados lejanamente con los Enanos de la Medicina Preventiva y Salud Pública. Los Medianos amaban por encima de todo su comunidad, entrenados como estaban en identificar , valorar y apreciar las peculiaridades únicas e  irrepetibles de cada uno de sus paisanos.
A lo largo de generaciones , los Hobbit de la medicina de familia habían llegado a aprender algunas  artes arcanas de Magos, Elfos y Hombres, incluso de sus parientes Enanos. Pero de la misma forma que sabían que nunca alcanzarían el porte majestuoso de los Elfos, estaban orgullosos de sí mismos, puesto que eran  conscientes de que sin su papel ( humilde, pero imprescindible) nada funcionaría bien en la Tierra Media. Un Hobbit siempre sería bajo, peludo, aficionado a la pipa, la cerveza y las seis comidas diarias, pero sin ellos el mundo sería infinitamente más complicado. Y de hecho cuando la sombra de Mordor se extendía por la Tierra Media todos sabían que el futuro de la región dependería  siempre de su astucia y sabiduría.
Pero un buen día Saruman, instalado circunstancialmente en el Ministerio de Sanidad, decidió convertir a la Región en algo mucho más afín a sus intereses. Y comenzó la 4ª edad del Sol de la Tierra Media; lo que años más tarde fue llamada la  Tierra Tronca.
Lo que antes fuera el  amplio territorio de la Tierra Media con zonas propias para Elfos, Hombres, Orcos, Magos, Enanos y Medianos  se transformó (por acción de la poderosa Magia de Mordor) en un único árbol gigantesco, fuera del cual no existía nada ( salvo unos cuantos seres a los que se dejó ir por libre, patólogos, pediatras, otorrinos, oftalmólogos y demás pueblos imposibles). 
Desde cualquier punto de vista el  árbol era amorfo, desproporcionado y feo, del que salían cinco troncos de desigual tamaño y extensión.
En la primera rama, raquítica, se ubicaba la singular raza de la Imagen , dotada del Ojo que todo lo Ve ( Medicina Nuclear y Radiodiagnóstico). No era mucho mayor el diámetro del Tronco de las Pócimas en el que residían Analistas y Bioquímicos Clínicos, Genetistas, Inmunólogos y Microbiólogos.
El reino de las Sombras conocía en cualquier caso el poder que atesoraban Magos y Elfos. Quizá por eso les dio Tronco propio: asignó uno mullido  a los Magos de la Salud Mental, entendiendo que su conocimiento requería de espacio y soledad. También en  Tronco aparte ubicó Saruman a los Elfos Quirúrgicos, gente poderosa con saberes  ocultos. Todos ellos con sus picudas orejas y sus trajes verdes, transitaban por allí: Elfos Generales, Vasculares, Torácicos ,Maxiolofaciales, y hasta Plásticos. Pero en el viaje al Árbol de los 5 Troncos, los Elfos perdieron Rivendel para siempre.
Pero donde el árbol amenazaba ruina era en el  Tronco número 1, sobrecargado de todo tipo de seres de muy variada condición: Hombres, Enanos, Orcos, Medianos. Tipos tan poco similares como el anestesista y el médico de familia, el cardiólogo y el farmacólogo clínico, el neurofisiólogo y el geriatra.
Mordor pretendía que los habitantes del Tronco Médico siguieran un mismo proceso de alimentación, crecimiento y educación. Gracias a él un Enano podría convertirse en Hombre, e incluso un Hombre en Mediano, solo con una par de cursillos y pruebas “objetivas”. Saruman engatusaba a los hobbits  con el argumento de que mediante su sistema hasta los Hombres ( e incluso los Elfos)  acabarían deseando convertirse en Hobbits, ocultando que Aquellas  Razas Ilustres siempre gozaron de mucho mayor prestigio que  los humildes Medianos, gente modesta y silenciosa, con cierta tendencia a la resignación y  la indolencia.
De esta forma el siniestro Mago de la túnica blanca dispondría  de gente dócil y maleable, dispuesta siempre a cumplir las órdenes del Ministerio de Mordor. Si a resultas del proceso el pequeño Hobbit no daba la talla suficiente para subir al caballo, si las destrezas en la escucha, la negociación y la perseverancia dejaban de ser practicadas , a nadie parecía importar. En la nueva Tierra Tronca habían dejado de ser necesarias.
Cuando Gandalf volvió se quedó estupefacto: en lugar del bosque de los árboles andantes solo quedaba un extraño y amorfo árbol en que habían convertido la Tierra Media, con troncos vacíos y otros sobrecargados de todo tipo de seres. 
Mientras, afuera, la Comunidad del Anillo parecía haber desaparecido.

(Imagen: multiformes residentes  camino de su tronco)

4 comentarios:

  1. Este post me ha producido amor infinito, muchas gracias. :-)

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  2. Muchisimas gracias. Un saludo afectuoso

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  3. No es descartable que Mordor asuma su papel inspirado por Tolkien (por la película, que no creo que Mordor lea nada).
    Mi frustración es enorme porque, creyendo estar en una rama “que todo lo ve”, (anda que no vemos cosas en las analíticas, tantas que yo no quiero hacérmelas a mí mismo), resulta que estoy en el “tronco de las pócimas”, que suena a medieval, casi alquimista, y mezclado con farmacéuticos que con frecuencia parecen tener vocación frustrada de médicos. Y mi mayor envidia se da hacia los integrantes de ese “tronco número uno” porque nada tan fascinante como la diversidad sólo aparente que no encasilla, ésa que descubre las grandes semejanzas, que desconocíamos hasta ahora, entre los médicos de familia y los anestesistas. Y es que ¿hay algún anestesista que no atienda como médico de familia a la suya? O acaso ¿no es habitual que se anestesie a la gente en atención primaria?
    El tronco de las sombras, en el que se hallan los “magos de salud mental” muestra, en su aislamiento, la lucidez de quien lo ha separado de los demás, recuperando así el noble dualismo cartesiano, pues parece claro que un psiquiatra no tenga que saber ya nada se esas falsas enfermedades somáticas que influyen en la mente, ya que no existen, pues, como si de sacerdotes se tratara, ellos tienen que ver sólo con el alma. Se acabó lo psicosomático y se acabaron los problemas orgánicos que trastornan mentalmente a uno. Eso sí, tendrán que investigar en mayor profundidad la glándula pineal.
    Bueno, este post de Sergio sintoniza en su forma con el único modo de entender la política sanitaria y es adoptando cierto sentido del humor porque, olvidando por un momento las serias y tristes consecuencias que puedan tener, las decisiones políticas que vamos viendo parecen tomadas por Mister Bean.
    Me permito aprovechar este comentario para hacer otro, poco relacionado con este post, pero que me parece importante por su urgencia. Vemos cómo la administración del fármaco “sofosbuvir” está sufriendo, de un lado los efectos de la especulación indecente de la industria farmacéutica, y, de otro, de la inoperancia de nuestra Administración Sanitaria ministerial y autonómica. Dejando a un lado consideraciones sobre la supuesta excelencia de ese fármaco (en la práctica sólo estamos ante ensayos clínicos, creo yo, y no siempre un buen ensayo da un buen producto), parece claro que es una buena alternativa en estos momentos frente a terapias tradicionales especialmente en pacientes con hepatitis C con un grado F3 o F4, cuya opción con el tratamiento convencional no parece buena. ¿Por qué se niega? Mejor dicho, ¿Por qué es accesible sólo a quien disponga de los 60.000 € que cuesta? No será por falta de dinero que pueda usar la Administración, porque lo hay sobrado para un montón de actividades que parece preferible no comentar.
    Un saludo.

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  4. Como siempre gracias Javier. Tus comentarios en realidad son más interesantes que mis entradas. Lod eMr Bean está claro. Esta tendencia a jugar a los recorables del SuperLilly del Ministerio y sus especialidades afins está convirtiendo la educación médica en un completo desatino propio de Mr Bean
    Los del sofubuvir solo pone de manifiesto que a pesar de las llamadas demagócigas de unos y otros a la creación de NICE hispánico aqui el asunto de la evaluación real y documentada de las prestaciones sigue siendo un entelequia. Al final sin criterio alguno se acabará financiando solo pro la presión de la prensa. Y se seguirá gestionando por impulsos y no pro criterios

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