Ya esta aquí
el numero de Navidad del BMJ, del que iremos informando puntualmente, como
todos los años. En esta ocasión tiene toda la pinta de que el articulo del año
será el del estudiante Ben Alexander Lendrem y sus mentores del Instituto
de Medicina Celular de la Universidad de Newcastle, en el que pretenden testar
la teoría del MIT ( no del Massachussetts Institute of Technology, sino la
llamada Male Idiot Theory o Teoria de
imbecilidad masculina), a través del análisis de los premios Darwin.
El llamado
riesgo idiota ( idiot risk) viene determinado por la realización de actividades
sin sentido que no suponen beneficio, y cuyo riesgo es cierto y en ocasiones
fatal. Según el MIT la razón ultima de estas diferencias en materia de
conductas impropias y mortalidad se debe sencillamente a que los hombres son
idiotas o al menos mucho mas idiotas que las mujeres ( algo que ya postuló McPherson en su
famoso “ Las mujeres vienen de Venus y los Hombres son idiotas”, Andrews McMeeel,
2011).
Por su parte, los prestigiosos premios Darwin fueron instaurados para reconocer los
esfuerzos de personas asombrosamente imbéciles, cuyas ansias por hacer
majaderías les lleva a la muerte.
Este ultimo
es requisito ineludible para acceder al premio. Los memos que quedan malheridos
o salen milagrosamente ilesos no son acreedores a la distinción, pero si a un
accesit.
Los
requisitos son muy estrictos. Se resumen en cinco: muerte , estilo, veracidad,
capacidad y auto-selección. Es decir, el candidato debe tener una muerte cierta,
debe demostrar una sorprendente falta de aplicación del sentido común, el hecho
debe poder ser verificable ( excluyendo “leyendas urbanas”), debe realizarlo en
pleno uso de sus facultades mentales y debe ser causante de su propio
fallecimiento.
Por ejemplo
si un memo se coloca una pistola en la sien y dispara para demostrar que no
está cargada , no es candidato a un premio Darwin; sí que lo es, por el
contrario, el que lo hace para demostrar que está cargada. Es decir, no sirven
pequeñas tonterías, sino que hay que ser rematadamente imbécil.
Los premios Darwin son conscientes de la aportación al progreso de la humanidad que supone
la muerte de sus galardonados ( de ahí su nombre en honor del autor del Origen
de las especies, puesto que " contribuyeron a mejorar la dotación genética
de la especie humana al quitarse la vida mediante procedimientos increíblemente
estúpidos"). Un pequeño paso para el idiota, pero un gran paso para la
humanidad.
Entre los
excelsos ganadores se encuentra el tipo que enganchó un carrito de la compra a
un tren para ir a casa, el que se tiró desde un avión para hacer fotos a
los paracaidistas olvidando ponerse el suyo, o el afamado terrorista que envió
una carta bomba sin sellos suficientes y que cuando recibió el paquete devuelto
por correos no dudo en abrirlo.
Lo relevante
del estudio de Lendrem y compañía no es el despliegue de estupideces que el ser
humano es capaz de hacer, sino el hecho, poco cuestionable de que cerca del 90%
de los premios fueron otorgados a hombres, lo que parece corroborar la teoría
de la imbecilidad masculina.
De los 332
casos confirmados, 14 fueron compartidos entre hombres y mujeres (
generalmente casos en que la muerte les sorprendió en delicadas posturas), y de
los 318 casos restantes, 282 fueron realizados por hombres (88.7%).
Las
diferencias en mortalidad entre hombres y mujeres ha sido demostrada en
múltiples estudios, por ejemplo en relación con ingresos por accidentes, en
especial tras la realización de actividades deportivas o accidentes de trafico.
Pero hasta
la fecha no se había estudiado la mortalidad por actividades rematadamente
estúpidas. Entre las limitaciones del estudio se señala que los hombre podrían
haberse encontrado bajo los efectos del alcohol. Pero nadie explica por qué las
mujeres cuando beben no atracan tiendas de arma con el coche de policía en la
puerta ( cosas que sí hacen los hombres). Aún así los autores recomiendan
realizar estudios observacionales especialmente indicados en estas épocas del año
, en que la gente sale y coge cogorzas.
Desde luego
en la casuística de mi entorno ( por no decir en el mío propio) son bastante
más frecuentes las idioteces protagonizados por hombres que por mujeres. Por
algo será.
Hay artículos de revistas, incluso del nivel del BJM, que sólo se explican por la necesidad de publicar, sea lo que sea, para poder seguir en un departamento universitario británico. Y está claro que no solo en España nos falta formación en estadística; es algo extendido a nivel mundial, como prueba una y otra vez Nassim Nicholas Taleb. El próximo artículo de estos autores debería analizar por ejemplo el porcentaje de hombres que han recibido un premio Nobel, que debe superar el 90%. Dicho eso, estoy de acuerdo con que acciones como las que comentas que ganan premios Darwin solo se pueden imaginar en hombres. ¿De dónde viene esta idiotez?
ResponderEliminar