Ahora que se aproximan las elecciones generales, no hay
partido político de todo el espectro que no sea firme defensor del sistema
sanitario público, que no considere al nuestro uno de los mejores ( sino el
mejor) del mundo, y que respecto al proceso de desmantelamiento sufrido por
éste en los últimos años no se ponga a silbar con cara de “pío pío que yo no he
sido”.
El periódico Expansión publicaba en estos días unos vistosos
gráficos interactivos sobre cómo y donde se ha llevado a cabo el recorte en el
sistema sanitario. La fuente de información es el trabajo publicado en los
Cuadernos de Información Económica de este mes por Eduardo Bandrés y RosaGonzález de la Universidad de Zaragoza y Funcas. En él se analiza la reducción
del gasto sanitario en España durante la crisis.
La primera aportación era ya conocida: el proceso de
consolidación fiscal por el lado del gasto afectó de manera muy especial a la
sanidad pública, que vio reducido su gasto en un 12% en el periodo 2009-2013,
aunque de manera asimétrica entre el periodo 2010-11 ( en donde se produjo
solamente una cuarta parte de la reducción, una media de -1,4% anual) y el
periodo 2012-2013 en el que se realizó el 75% del recorte ( -4,8% anual). El
proceso de erosión de lo público ya comenzó en pleno gobierno socialista
mediante la actualización del Programa de Estabilidad y Crecimiento de 2010, el
Plan de acción inmediata 2010 , el Plan de austeridad de la Administración
general del Estado 2011-13, el
Acuerdo Marco de Sostenibilidad de Finanzas Públicas 2010-2013 o el Real
Decreto Ley 8/2010 que reducía la masa salarial en un 5% anual. Pero donde se
intensificó sustancialmente el estrangulamiento fue en 2012 con la llegada al
gobierno de España del Partido
Popular y la aprobación del famoso Real Decreto Ley 16/2012 y sus derivadas
como el RDL 20/2012, de las que ahora parecen desdecirse como si los hubieran
aprobado otros.
Si la Troika esperaba que de su chantaje se derivara una
reforma sustancial del sistema sanitario español debería estar muy decepcionada.
Porque lo único que se ha hecho es lo más
fácil, lo menos expuesto,: recortar el gasto de personal , la farmacia
ambulatoria ( entre las dos
suponen más de las ¾ partes) y las inversiones, sin afrontar en modo alguno los
verdaderos problemas que arrastra desde hace décadas el sistema sanitario. De esta forma se congelaron o minoraron
las retribuciones de los profesionales y se redujo de forma sustancial el
número de efectivos. Los autores del trabajo señalan que mientras es la
congelación salarial puede tener efectos impredecibles en el servicio sanitario
( queda feo imaginar que a consecuencia de que se les pague menos los
profesionales se esfuercen menos), parece razonable suponer que una reducción
de efectivos en un sistema sanitario ya previamente sobrepasado, afecte
inevitablemente a la calidad de la atención, por mucho que los políticos sigan
presumiendo de lo bonito que tienen el sistema.
Por comunidades autónomas era también previsible que
aquellas con mayores problemas de déficit ( Castilla La Mancha, Valencia,
Andalucía o Cataluña) hayan hecho los recortes más severos. Así Castilla la
Mancha redujo su gasto sanitario más de un 20% ( casi 8 puntos por encima de la
media nacional, ya de por si significativa) seguida por Aragón ( 19,28%),
Canarias y Valencia ( 14,72) y Andalucía (14,25%). Pero cada comunidad decide
también en qué partida recorta más, y ahí se observa que en cuanto a gastos de
personal la que más recorta vuelve a ser Castilla La Mancha (19,08%, 7 puntos
más que la media nacional) seguida por Andalucía ( 16,45 más de 5 puntos por
encima de la media).
Cada uno establece sus prioridades como mejor considera ,
pero donde parece que todos
coinciden es en que puestos a recortar mejor hacerlo en Atención Primaria que
en Hospitales, que al fin y al cabo ya sabemos que es lo que menos se ve, menos
demanda la población y más se resigna a ver empeoradas sus condiciones de
trabajo como si fuera una maldición de los hados. El trabajo de Bandrés y
González pone de manifiesto dos hechos interesantes: el primero es que el porcentaje de gasto en Atención
Primaria apenas supera el 13% (mientras el gasto hospitalario casi alcanza el
50%), y el segundo es que el recorte ha sido progresivo y continuado desde
2010, alcanzando el 16,2% de merma en 4 años, mientras el descenso en el gasto
hospitalario es solo del 4,8%. En un nivel asistencial ya depauperado, los “grandes
defensores” de la atención primaria, todos esos que afirmaban que ésta era su gran prioridad, que inauguraban
congresos y hablaban de su importancia, se dedicaban a reducir con entusiasmo
las cifras de su financiación: como en el caso de la diabetes o la Hipertensión
arterial se trata de bajar las cifras a toda costa. Aunque sea a costa de
cargarse al paciente.
Hola Sergio Soy Enrique Martín Rioboó. Estuviste en el congreso de Córdoba de SAMFyC, hace varios años
ResponderEliminarHe entrado en tu blog a través del enlace de Carlos Oropesa. A partir de ahora te pondré en favoritos
Estoy totalmente de acuerdo contigo.
Son impresentables las limitaciones, presiones y cercos que se nos ponen en AP a la hora del gasto farmacéutico y las escasísimas normas que tienen en hospital
Sólo por poner un ejemplo la vergüenza que supone el visado de nuevos anticoagulantes en "especialistas de hospital". Estamos haciendo un trabajo en Córdoba al respecto (aunque me consta que acaban de presentarse alguno similar en el congreso de SEMERGEN), y estamos constatando que más del 90% de los visados que se realizan en hospital sobre NACO son "erróneos" o dicho en plata, mienten totalmente ya que ponen como criterio para prescribirlos "alergias a AVK (cuando es la primera vez que se anticoagulan), imposibilidad para acceder al INR convencional (hoy eso es prácticamente imposible), o incluso padecer un ictus con alto riesgo de sangrado siendo mentira...."
Y...TODOS ABSOLUTAMENTE SE VISAN.
¡ Ahí si que podían poner el foco para ahorrar..!
Un abrazo
Bienvenido Enrique¡¡ Muchas gracias por incorporarte
ResponderEliminarEs impresionante lo que cuentas. Por desgracia sigue habiendo un doble rasero para medir lo que se haca dentro y fuera del hospital
En esa situación es grotesco que encima se siga poniendo en AP la principal fuente de ahorro.
Un saludo cordial