"¿Cual ha sido el mejor paso en su carrera?
Incorporarme a mi centro como residente y haber permanecido ahí durante 35 años"
Iona Heath. BMJ 2014
Es conocida la importancia que tiene la estabilidad en la misma consulta para que la atención primaria cumpla con el papel que tiene asignado en el sistema sanitario. Sobre ello hemos hablado en este blog en numerosas ocasiones. Sin embargo existe poca investigación empírica respecto a sus efectos. Pero la hay. Aunque como de costumbre sea anglosajona.
Incorporarme a mi centro como residente y haber permanecido ahí durante 35 años"
Iona Heath. BMJ 2014
Es conocida la importancia que tiene la estabilidad en la misma consulta para que la atención primaria cumpla con el papel que tiene asignado en el sistema sanitario. Sobre ello hemos hablado en este blog en numerosas ocasiones. Sin embargo existe poca investigación empírica respecto a sus efectos. Pero la hay. Aunque como de costumbre sea anglosajona.
El
sistema sanitario americano se encuentra en medio de una reforma sanitaria muy
compleja. Pretende a la vez reducir el número de personas sin aseguramiento
sanitario (para lo cual tiene la oposición frontal del partido republicano), reducir
los desmesurados costes de sus sistema e intentar mejorar a la vez la
coordinación de un modelo hiperfragmentado. Por ello no es de extrañar sus
esfuerzos por fomentar la atención regular por parte de sus profesionales,
habida cuenta de que un paciente de Medicare es atendido (de media) por dos
médicos de atención primaria y cinco especialistas en cuatro centros diferentes
por año.
Dos
trabajos recientes arrojan luz sobre los efectos que tiene la continuidad de la
atención por parte del mismo profesional. El primero lo lleva a cabo el Institute
for Clinical and Translational Research de Johns Hopkins a través de un estudio
de cohortes retrospectivo sobre más de 1.200.000 pacientes. Se preocupan de analizar la
asociación entre continuidad y sobre utilización de procedimientos médicos,
habida cuenta de que fragmentación y sobreuso son dos de los principales
problemas de aquel sistema. Según escribieron hace más de una década Saultz y Lochner la continuidad incluye tres
componentes: longitudinal, informacional e interpersonal, un amplio concepto
que incluye esencialmente la responsabilidad del profesional sobre el cuidado
integral del paciente. Ésta última dimensión es la que Romano et al relacionan
con el uso potencial de 19 procedimientos innecesarios ( 13 diagnósticos, 3
terapéuticos, 2 de cribado y uno de monitorización. Encuentran que una mayor
continuidad se asocia a un menor uso de procedimientos innecesarios, aunque en
algunos de ellos en cambio, puede haber una relación directa entre continuidad y sobreuso. Lo que no pueden identificar
obviamente son los mecanismos causales
entre una y otra: pero parece evidente que saber ( por las dos partes) que esa
relación que se establece no es ocasional, sino estable, permite ser más
conservador, gestionar con más prudencia la incertidumbre y no “desenfundar”
inmediatamente el capuchón del bolígrafo en busca de certezas.
El
segundo trabajo, también en JAMA Internal Medicine, analiza la relación entre rotación
(“turnover”) de profesionales de Atención Primaria y la experiencia de los pacientes
con el servicio , por un lado, y la calidad asistencial, por otra., a través
del estudio de dos cohortes de 326.374 y 184.501 pacientes respectivamente de
la Administración de Salud de Veteranos. A mayor rotación del profesional peor
resultados en cada uno de los dominios de la experiencia del paciente medido a
través de 5 instrumentos de medida diferentes. Pero sin embargo no había
diferencias entre un grupo y otro en relación con la calidad asistencial, que
los autores ( de la Facultad de Medicina de Filadelphia) atribuyen en cierta
medida el papel de refuerzo de la atención que pueden suponer las nuevas tecnologías
y la historia clínica electrónica.
Greysen
( de la Universidad de San Francisco) y Detsky ( de la Universidad de Toronto)
analizan los resultados de ambos estudios en un interesante comentario en la
misma revista. La continuidad de la atención a través del mismo profesional, el
viejo paradigma de “un paciente, un médico” parece estar en peligro de
extinción, por supuesto en sistemas tan fragmentados como el americano, pero también
en sistemas como el nuestro donde hemos hecho gala desde hace décadas de lo “
fuerte” que es nuestra atención primaria. Pero en el que, paralelamente, la
cuestión de mantener esa regularidad de la atención no ha importado hasta ahora
un bledo a nadie, comenzando por los propios servicios de salud ( que no priman
en modo alguno la estabilidad ni penalizan el movimiento continuo), siguiendo
por sindicatos que ponen siempre los beneficios de los profesionales por
cualquier derecho de los pacientes, y acabando por sociedades profesionales que
solo hablan de longitudinalidad en los discursos.
Probablemente
haya que pensar, como señalan Greysen y Detsky, en un nuevo tipo de “continuidad”
del siglo XXI, que mantenga ese valor, pero a la vez lo adecue a la realidad
social de este época. Porque conocer de verdad a un paciente siempre va a
llevar tiempo y esfuerzo que nunca sustituirá una historia clínica. Para ello necesitamos, cada vez más, conocimiento preciso y solvente,sobre qué
tipo de continuidad se necesita y como se puede garantizar.
Y después convertirlo en hechos y no en declaraciones.
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