"Solícito
el silencio se desliza
por la mesa nocturna,
rebasa el irrisorio contenido del vaso.
No beberé ya más hasta tan tarde.
Otra vez soy el tiempo que me queda.
Detrás de la penumbra
yace un cuerpo desnudo
y hay un chorro de música insidiosa
disgregando las burbujas del vidrio.
Tan distante como mi juventud ,
pernocta entre los muebles el amorfo,
el tenaz y oxidado material del deseo.
Qué aviso más penúltimo
amagando en las puertas,
los grifos, las cortinas.
Qué terror de repente de los timbres.
La botella vacía se parece a mi alma."
por la mesa nocturna,
rebasa el irrisorio contenido del vaso.
No beberé ya más hasta tan tarde.
Otra vez soy el tiempo que me queda.
Detrás de la penumbra
yace un cuerpo desnudo
y hay un chorro de música insidiosa
disgregando las burbujas del vidrio.
Tan distante como mi juventud ,
pernocta entre los muebles el amorfo,
el tenaz y oxidado material del deseo.
Qué aviso más penúltimo
amagando en las puertas,
los grifos, las cortinas.
Qué terror de repente de los timbres.
La botella vacía se parece a mi alma."
Jose Manuel Caballero Bonald
En uno
de sus artículos más clarividentes Tudor Hart escribía que la ciencia médica se
encuentra construida sobre la medición de lo que hacemos, los pacientes que
vemos, las enfermedades que identificamos y tratamos. La capital del reino de
la medición es el hospital. El lugar donde puede conocerse con precisión el
número exacto de pacientes atendidos, ingresados, explorados,intervenidos, codificados
y expulsados (ya sea por recuperación, ya sea por muerte).Un mundo de luz.
Fuera
de él, se encuentra el mundo de las sombras, los contrastes y los matices,
dominado por una rica, diversa y confusa paleta de grises. En palabras de Ian
McWinney allí habitan los que definitivamente no están enfermos, los que
probablemente no lo están pero no lo sabemos con certeza, los que aún no lo
están pero podrían estarlo, o los que aún no lo están suficientemente. Y junto a
este amplio espectro de indefinición, también están los realmente enfermos,
incluidos los que nos parece inexplicable que lo estén.
Pero
junto a todos ellos existe el desconocido territorio de los invisibles, el
lugar donde residen los que están enfermos, pero no lo sabemos porque nunca
acuden por las consultas, los que a menudo son los que más la necesitan ( esa
realidad formulada por Tudor Hart en su conocida de la ley de cuidados inversos).
Los “cíclopes”
de hospital (como diría Juan Gervas) sólo pueden medir lo que hacen, puesto que
solo pueden conocer a las personas que llegan a sus manos. A diferencia de
ellos los generalistas que poseen el tesoro de una lista de pacientes, con sus
nombres y sus direcciones disponen de un raro privilegio que nunca tendrán los
prestigiosos habitantes de aquel reino de alta tecnología: medir lo que no se
ha hace, pero debería ser hecho. Medir en cierta manera, nuestra debilidad,
nuestra impericia, nuestra impotencia, a veces nuestro fracaso.
Tanto
el trabajo del cíclope especialista como del generalista son esenciales: el
primero “rescata” a unos pocos a través de intervenciones generalmente muy complicadas; pero los segundos “anticipan”,
evitan consecuencias más graves a través de medidas aparentemente sencillas,
para toda su población. Escribe Tudor Hart: “si los generalistas son
ineficientes, los especialistas no pueden especializarse”. El trabajo del buen
generalista va mucho más allá de responder a síntomas, para tener la obligación
de adentrarse en el territorio de las sombras, convirtiéndose en guía para el
paciente en ese territorio incierto, capaz de asesorar sobre probabilidades,
riesgos, posibilidades e imposibilidades de la ciencia médica.
El
trabajo de Tudor Hart fue publicado haca 35 años. Pero tiene la misma
oportunidad que si se hubiera escrito hoy. Se pregunta si realmente queremos
desempeñar ese exigente papel, si los generalistas están dispuestos a ser un
nuevo tipo de profesionales. Leído 35 años después parece evidente que la
respuesta es no. Es cierto que las condiciones para poder hacerlo no se cumplen
y, lo que es peor, han ido empeorando con el paso de los años. Las consulta con
50 pacientes al día no son excepcionales , los cupos sobrecargados y nunca bien
conocidos, la excesiva burocracia para alimentar los caprichos de oscuros
funcionarios no dan opción a alguna a medir lo que no hacemos, a escudriñar
para encontrar a los “invisibles”, los que precisan cuidados y no los reciben.
Pero cabe preguntarse si en el fondo la razón última es la complejidad y
compromiso que esto entraña.
Para Tudor
Hart los médicos generales han estado demasiado tiempo centrados en el “tacticismo”
de cómo hacer bien su imprescindible, pero limitado, trabajo de atender los síntomas
de los que acuden por su consulta. Pasar de una visión táctica a otra
estratégica que supone asumir la responsabilidad de participar en el
mantenimiento de la mejor salud de la población a cargo supone un salto
descomunal.
Tudor
Hart reconocía que no todos los médicos generales estarían dispuestos a asumir
ese compromiso. Por eso defendía que fuera una actividad especial, pagada,
reconocida, que diferenciara el generalista normal del médico clínico
comunitario, miembro de un equipo, de una comunidad.
Visto
el fracaso de esa utopía treinta y cinco años después, cabría plantearse si en
una nueva generación existe gente dispuesta a asumir ese reto. O si, por el
contrario, debemos renunciar definitivamente a escudriñar la mitad vacía y
oscura de la botella, dejando que "siga deslizándose el silencio" sobre ella.
Quizá el silencio esté ganando la batalla en nuestros países
ResponderEliminarEs difícil dilucidar cual de tus escritos es mejor, y éste es especialmente bueno.
ResponderEliminarMi amigo Fernando A. Alonso lo acompaña de http://www.bmj.com/content/318/7197/1515
Mil gracias Andres
EliminarImprescindible el articulo que comenta Fernando
Totalmente cierto. Por eso es necesario trabajar para visibilizar el aporte que humildemente realizamos. Una iniciativa es NotasLoc@s; intentamos dar color a la Literatura Gris: http://estancambiandolostiempos.blogspot.com.uy/2017/09/por-que-intentamos-dar-color-la.html
ResponderEliminarAqui intentamos explicar porqué. Abrazo
Maravilloso.
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