Se deteriora año tras año la relevancia de la Atención
Primaria (AP), sus condiciones de trabajo, e incluso la valoración que de ella
tiene la población, y de forma específica la de los estudiantes que deben
elegir una especialidad. No es un problema español, puesto que en los países
donde la AP siempre fue débil apenas se observan mejoras importantes, y donde
antaño fue relevante se encuentra en claro declive; a este respecto no hay más que
observar la situación en Reino Unido, el sistema sanitario que durante años fue
el espejo en el que mirar lo que era una AP fuerte, con médicos generales
altamente valorados y respetados por la sociedad, y cuya situación actual fue
resumida en el título del informe del Royal College of Physician de hace un par
de años: Underfunded, underdoctored,overstressed ( infrafinanciada,sin médicos
suficientes, excesivamente estresada).
La progresiva reducción en la financiación de la AP en las
últimas décadas, especialmente desde el inicio de la crisis económica apenas es
discutida por nadie, porque las cifras son más que elocuentes; que un médico de
familia atiende en España más pacientes que en la mayor parte de los países,
con tiempos de consulta por persona sonrojantes (habitualmente 5 minutos de
media), tampoco es ninguna novedad. De la misma forma que es difícil cuestionar
que la gran mayoría de los especialistas en medicina familiar y comunitaria que
terminaron su residencia después de 2007 no han tenido opción de trabajo que no
sea precaria, abusiva o explotadora; en definitiva pura y simple basura.
Han pasado 40 años desde la creación de la especialidad y
seguimos a la espera de que algún meteorito caído del cielo cambie la forma de
pensar de los decanos y catedráticos de las facultades y les lleve a aceptar
por fin que los departamentos de atención primaria o de medicina de familia /
general no son inventos de iluminados, sino que llevan existiendo desde hace
más de 40 años en países tan poco sospechosos de subversivos como Reino Unido o
Estados Unidos. A la espera del atmosférico fenómeno, sociedades, colegios
profesionales y los propios médicos de familia nos seguimos conformando con la
migaja de que alguna clase en alguna asignatura sea impartida por alguien de la
especialidad,o que alguien consiga algún nombramiento ocasional de profesor
colaborador.
En este contexto aún nos sorprende que haya plazas MIR de
medicina familiar que queden vacías, que no se elija con los primeros números,
y que muchos de ellos acaben realizando una segunda especialidad para conseguir
un trabajo estable…de 4 años de duración.
El sábado pasado el Foro Andaluz de Atención Primaria
(FOaAP) invitó a Juan Simó a hablar de la situación actual de la AP en España;
en vez de dedicar su tiempo libre a jugar al golf, Juan se dedica a analizar
con datos reales la situación de nuestro sistema sanitario: algo que debería
realizar alguna institución oficial (y que por supuesto no hace), alguien que
en otro país ya habría sido fichado por alguna institución de relieve.
Simó presentó un dato muy relevante: la pirámide poblacional
de la medicina familiar y comunitaria presentaba ya en 2009 una base exigua,
acumulándose la mayor parte de sus miembros en la franja por encima de los 50
años: habida cuenta de que esa pirámide se construyó con datos de hace casi 10
años, es fácilmente deducible que buena parte de aquella cohorte entre 50 y 60
años se encuentra mucho más próxima a esta edad que a los 50, lo que supone la
cercana jubilación de buena parte de ellos. Imagen parecida publicó hace unos
años Javier Padilla respecto a la plantilla del Servicio Andaluz de Salud ( se adjunta),
y se reflejaba también en el ya famoso informe sobre la situación de la AP en
Europa que coordinó Kringos para la OMS, donde la edad media de los médicos de
AP en España era de las más elevadas.
“Será muy difícil conseguir algún cambio en AP mientras los
18000 médicos de familia mayores de 50 años (el 51% de los médicos de familia)
no abandonen su comodidad personal”, escribí en Twitter con el único fin de
compartir la información presentada por Juan Simó.
Algunos compañeros se han sentido agraviados por el empleo
del término “comodidad personal”, aludiendo al esfuerzo que realizan cada día
en sus consultas; nadie lo discute: el trabajo de los médicos de familia en AP
nunca podrá ser calificado de cómodo mientras el tiempo por paciente sea de 5
minutos, se lleguen a atender 60 ,70 u 80 pacientes,o no se sustituya
prácticamente nunca una ausencia, acumulando los pacientes citados a los cupos
de los demás compañeros. Nadie discute tampoco que en esas condiciones siga habiendo colegas que realizan una atención impecable, aún más admirable daadas las circusntancias.
Pero sí es cómoda, sien embargo, la actitud que todos hemos adoptado ante los continuados abusos de todas y cada una de las administraciones sanitarias de este país. Mientras en Reino Unido las organizaciones profesionales vienen dando muestras explícitas cada año de su oposición a las medidas tomadas en el NHS, aquí un prolongado y sospechoso silencio se extiende por doquier.Da igual que se reduzca año tras año la financiación con el argumento de que los hospitales son más caros; da lo mismo que los tiempos de atención se mantengan en cifras ridículas, mientras se exige a la vez decisiones compartidas con el paciente; no importa que los sistemas de citación se impongan desde los call-centre, que una ausencia no se sustituya por definición, que se impongan contratos y acuerdos de gestión en los que supuestamente se negocian objetivos, pero que siempre van impuestos. La protesta no pasa de la barra del bar.
Pero sí es cómoda, sien embargo, la actitud que todos hemos adoptado ante los continuados abusos de todas y cada una de las administraciones sanitarias de este país. Mientras en Reino Unido las organizaciones profesionales vienen dando muestras explícitas cada año de su oposición a las medidas tomadas en el NHS, aquí un prolongado y sospechoso silencio se extiende por doquier.Da igual que se reduzca año tras año la financiación con el argumento de que los hospitales son más caros; da lo mismo que los tiempos de atención se mantengan en cifras ridículas, mientras se exige a la vez decisiones compartidas con el paciente; no importa que los sistemas de citación se impongan desde los call-centre, que una ausencia no se sustituya por definición, que se impongan contratos y acuerdos de gestión en los que supuestamente se negocian objetivos, pero que siempre van impuestos. La protesta no pasa de la barra del bar.
Pero mucho peor que todo esto es la nula respuesta de la
profesión ante la sistemática ausencia de oportunidades para los colegas más
jóvenes, obligados a cambiar de país o especialidad porque aquí no tienen
futuro.
Argumentar que ellos son los que tienen que defender sus
derechos y sacarse las castañas del fuego además de falso es insultante: falso
porque difícilmente podrán hacerlo saltando de contrato basura en contrato
basura. E insultante porque como generación los que tuvimos la suerte de
alcanzar un contrato hasta nuestra muerte o jubilación aún creo que tenemos la
obligación moral de defender esa AP con la que nos llenamos la boca a la menor
ocasión.
Esto por supuesto, es una opinión personal, probablemente equivocada. Porque a menudo escucho a compañeros de mi generación
o generaciones precedentes decir que, cuándo hemos estado mejor que ahora, con
la placita a la vuelta de la esquina.
Cuestión de opiniones, como siempre. Pero una discusión que ya
aburre.
(Imágenes tomadas de Juan Simó y Javier Padilla respectivamente)
Gracias por traquetearnos otra vez de la silla, tus comentarios son certeros y parecen decirnos que nos movamos. EL problema es que no hay estrategia ni hoja de ruta. Ni siquiera una idea de cómo podemos coger el toro por los cuernos los médicos y algunos cargos intermedios de AP. Si tienes alguna idea, no te la guardes.
ResponderEliminarMuchas gracias Esteban. No creo que las ideas deban de venirt de ningun iluminado. Creo que lo útil sería por plantearnos seriamente entre todos que podemos hacer para solucionar esto...
Eliminarentre todos los que creemos que esto va mal claro
Que hay muchos que piensan que "nunca hemos estado mejor"
Al final tendremos que hacer igual que los jubilados. Movilizarnos y exigir mejores condiciones laborales y cambio del modelo sanitario.
ResponderEliminarLa paradoja es la de siempre:
los mecanismos por los que la savia joven, revolucionaria y de cambio de la realidad no circula.
Otro tema de reflexión: por que esa savia nueva no circula. De movilizaciones creo que no somos muy partidarios. Es bastante cansado
EliminarDiscrepo de tus opiniones en bastantes puntos de tu último artículo. Ya sólo faltan cinco Facultades de Medicina en nuestro país en las que no hay una asignatura sobre Medicina de Familia, lo que es bastante distinto que decir "los propios médicos de familia nos seguimos conformando con la migaja de que alguna clase en alguna asignatura sea impartida por alguien de la especialidad". Sin ir más lejos, en la Facultad de Granada estamos presentes varios médicos de familia en los cursos 4º, 5º y 6º del Grado de Medicina.
ResponderEliminarEn más que algunos de nuestros centros del Distrito, los MF tienen agendas de 6 ó 7 minutos/paciente (por qué decir siempre sólo lo de 5 minutos por paciente), las agendas son de 30-35 ó 40 pacientes en la mayoría de ellos (por qué decir siempre 60,70 u 80 pacientes), cada vez sustituimos con más frecuencia bajas laborales en nuestros centros (por qué decir siempre que no se sustituye prácticamente ninguna ausencia, infórmate mejor, por favor) y no se imponen contratos de gestión (estamos en plena firma de acuerdos y sobre veinte objetivos del AGC las Unidades de Gestión Clínica traen propuestas e incluyen en estos acuerdos sus propios objetivos en 6 avanzados y alguno de los básicos y de los excelentes, infórmate también y no te quedes sólo con lo negativo, que ya cansa esta reiteración de repetir una vez y otra sólo la visión negativa). Por qué no comentas de vez en cuando la incorporación que se ha producido de nuevos profesionales (MF, enfermeras, trabajadores sociales, matronas...) a los equipos de atención primaria y otros más que se van a incorporar a lo largo de 2018 en Andalucía.
Saludos
Gracias Pachi por tu comentario. Esa es la utilidad de este blog: discrepar y argumentar las discrepancias.
EliminarNada más lejos de mi intención cuestionar el extraordinario trabajo y esfuerzo que estais haciendo algunos para ubicar a la medicina de familia y la Atención primaria en la universidad. personas como tu en Granada o Veronica Casado en valladolid. Creo que es un avance muy importante.
Creo que la discrepancia afecta a la dimensión histórica: en mi humilde punto de vista que estemos en esta situación 40 años después del inicio de la especialidad es un balance muy pobre. Que aun no existan en las facultades de medicina departamentos potentes formados por medicos de familia con dedicación a tiempo completo y tiempo parcial es muy decepcionante. Hace uaos semanas estuve con un colega ,. médico de familia, de la universidad de Laval en Canadá. Su departamento es el más numeroso de la facultad. Evidentemente no somos Canadá, pero tampoco Holanda, Reino Unido o Dinamarca. Somo España, un país con uno de los peores sistemas universitarios del mundo occidental.
Respecto a los datos de tu Distrito, los acepto todos. Es cierto, no debería hablar de agendas de 5 ni de 60 pacientes al día. Hablemos de tus datos: 6 o 7 minutos por paciente, 35 o 40 al día. ¿Crees que son cifras para estar orgulloso? Posiblemente lo sea si entendemos la medicina familiar como una especialidad de "acicalar y largar" ( como escribia Shem en la Casa de Dios). En donde basta con atender catarros, diarreas y dar volantes. Pero si se pretende realizar medicina familiar de verdad, acudir diariamente a los domicilios, intervenir sobre los problemas de violencia en el interior de las familias, identificar los factores sociales que determinan la enfermedad,cumplimentar todos y cada uno de los registros que necesitan vuestros Contratos Programa, hacer sesiones, enseñar a residentes y estudiantes, incluso hasta participar en algun proyecto de investigación ¿Crees de verdad que es posible hacerlo en 7 minutos? ¿Con 40 pacientes? Ningun país con una AP fuerte ha sido capaz de hacerlo.
Es cierto que Andalucia ha realizado un esfuerzo en los últimos años por mejora la situación en AP: ni lo niego ni nunca lo he negado.Y ojalá se mantenga e incremente a lo largo del tiempo. porque lo que en mi humilde opinión es dificil de discutir
es que desde el año 2000, de la mano de las personas que dirigieron la Consjeria de Salud en la década pasada, el deterioro y menosprecio de la AP en Andalucia ha sido notorio.
Saludos
Estamos de acuerdo, pero te ha faltado lanzar una propuesta.
ResponderEliminarComo he comentado en otras ocasiones, ¿quien soy yo para hacer propuestas? Creo que la solución deberia venir de una reflexión de los propios profesionales que atienden día a dia pacientes y no están contentos con lo que hacen ( porque hay muchos que, según sus propias palabras "nunca han estado mejor")
EliminarCreo que todos estaremos de acuerdo en que la AP está infrafinanciada, con todo lo que eso conlleva. Posiblemente las discrepancias vendrían dadas por considerar que es el factor más importante o si, además del aspecto económico, existen problemas derivados de cómo se selecciona el personal, se conforman los equipos y se toman las decisiones, por poner únicamente algunos ejemplos. A mi juicio, en España, tenemos unas reglas de juego, si se me permite la expresión, muy rígidas. Existe una cultura de adversión al riesgo muy enraizada. Efectivamente, nos cuesta muchísimo salir de la zona de confort y la Administación lo sabe. En resumen: el dinero no lo es todo.
ResponderEliminarDe acuerdo en ambos aspectos: la financiación es insuficiente.Pero sobre todo esto precisa un cambio de modelo. Y estamos muy cómodos en el actual
EliminarLa sanidad pública en general, y la Atención Primaria en particular, es un tema complejo pero he de reconocer que como médico de familia que soy me resulta incómodo darme cuenta de que si no soy parte de la solución soy parte del problema.
ResponderEliminarTambién reconozco que tras sufrir jornadas de trabajo sobredimensionadas de forma habitual queda poca energía para protestas y revoluciones. Y no les hablo de mi situación familiar para no aburrirles.
Es cierto que hay que contestar, protestar y argumentar. Es cierto que hay razones para decir basta. Y también lo es que no es posible delegar estas funciones.
Agradezco el papel de este blog en lo que aporta para enriquecer la toma de conciencia al respecto. Tan solo sugeriría ser prudente a la hora de disparar al pianista. Quizá vendría mejor encontrar algún reconstituyente que le ayude a encontrar la oportuna partitura que termine por animar la vida de este salón del lejano oeste que llamamos sanidad.
Muchas gracias Salva.
EliminarNo pretendo en modo alguno disparara al pianista. Si algunos pianistas están cómodos en la situación ¿quien soy yo para criticar su forma de trabajo?