La
Junta Directiva del Colegio Oficial de Médicos de Granada emitió el miércoles
un comunicado sobre el llamado “Plan de vacaciones” del Distrito Sanitario de
Granada Metropolitano (perteneciente al Servicio Andaluz de Salud), y que incluye el ofrecimiento de sustituciones en
medicina familiar y comunitaria a recién graduados en Medicina durante el
periodo de vacaciones de verano.
El
Colegio Oficial de Médicos de Granada no es ninguna organización talibana; más
bien al contrario, se caracteriza por una extrema prudencia a la hora de
posicionarse, siendo muy cuidadosa cuando se trata de valorar las diversas
propuestas y estrategias del Servicio Andaluz de Salud, y por ende de la
Consejería de Salud de la Junta de Andalucía.
La
emisión de un comunicado de estas características por parte de una institución
tan conservadora implica dos consecuencias importantes: la primera es que las
informaciones referentes a ofertar plazas de medicina familiar y comunitaria a
profesionales que no lo son, no es un rumor sino un hecho. La segunda, que a
diferencia del resto de sociedades científicas de Atención Primaria, que
mantienen su habitual política de no herir ninguna sensibilidad, el Colegio de
Médicos de Granada ha considerado que esta medida rebasa ya las líneas rojas,
mereciendo una denuncia explícita, lo que no es poco en una organización de estas
caracteristicas.
Todo lo
que señala el comunicado del Colegio de Médicos es cierto: el Real Decreto 931/1995
no es un decreto cualquiera. Por primera vez, y de forma definitiva, la citada
norma establecía que para poder ejercer en Atención Primaria como médico no
bastaba simplemente con haber acabado los estudios de grado y registrarse como
colegiado en el colegio correspondiente, sin más competencia que la buena
voluntad y el entusiasmo. Para poder trabajar allí se exigía, a partir de
entonces, haber realizado la especialidad que había sido incluida en el sistema
MIR para poder disponer de médicos de Atención Primaria adecuadamente
cualificados, tan competentes en lo suyo
como cualquier otro especialista hospitalario. Aunque una norma así pueda parecer algo lógico
e imprescindible hoy, no estaba tan claro entonces: grupos de presión ,sociedades
científicas y partidos políticos ( de manera especial el Partido Popular de
entonces) fueron especialmente beligerantes en que eso no fuera así.
Por
supuesto contratar a recién graduados como médicos de familia (en el caso de
que esto llegara a producirse) supone violentar e incumplir la ley. Por
supuesto supone privar a la ciudadanía (a la que tanto se invoca) de los
servicios a los que legítimamente tienen derecho, con la calidad que debería
exigirse. Por supuesto supone además una monumental maniobra de engaño, al
darles el gato de un recién egresado por la liebre de un especialista.
Pero
quizá peor por todo eso es el mensaje subyacente a una decisión así: como también señala acertadamente el comunicado del Colegio de
Médicos de Granada una medida de estas características sería inimaginable si
hablamos de cualquier otra especialidad médica: nadie osaría cubrir los turnos
de urgencia hospitalaria en verano en cirugía general, con médicos recién
acabados en sus estudios de grado, aunque en su título figure escrito que son
licenciados en medicina y “cirugía”; nadie pondría a ninguno de ellos a tomar decisiones
sobre pacientes con linfoma en servicios de hematología, ni a ajustar la
medicación de psicóticos en servicios de salud mental. En Atención Primaria sí es posible: al fin y al cabo y a pesar de los 40 años del aniversario de Alma
Ata,otros tantos años de formación de especialistas, y las loas a nuestra
reforma de la Atención primaria (de las mejores del mundo),la realidad sigue
siendo cada vez más similar a la que existía hace 40 años, cuando no se
necesitaba formación alguna para colocarse ante las muchedumbres en un
ambulatorio. Subyace la idea de que lo que se hace ahí, en la consulta de
atención primaria, lo puede hacer casi cualquiera. Como decía el Gordo en la Casa de Dios de Shem, basta con “acicalar
y largar”, que para atender los verdaderos problemas de la gente siempre queda el comodín del
público de derivar a urgencias. Una muestra más de la podredumbre de la madera
muerta.
Sin
duda alguna la situación a la que se enfrenta un gestor sanitario ante la necesidad de cubrir vacantes sin encontrar médicos cualificados dispuestos
a ello, es complicada. Pero la alternativa debería estar en resolver de una vez
los problemas de fondo de la Atención primaria, incluida la incapacidad de ofrecer
una alternativa estable, digna e ilusionante a los especialistas en medicina
familiar y de comunidad que acaban su formación. Y no en optar por devaluaciones
continuadas del sistema. Porque los atajos a veces acaban en barrancos.
No nos enteramos no tenemos GESTORES sólo son tapa agujeros y malos,En todo estos años no ha sido capaces de plantear una solución medio razonable más bien al contrario cada año va a peor pues que se preparen para lo que les avecina en los próximos diez años se van a tende que reciclar para cubrir vacantes
ResponderEliminarUn paso más para justificar la privatización absoluta.
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