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lunes, 3 de agosto de 2020

Lecciones NO aprendidas de la pandemia CIVID-19

“No decimos NO suficientemente a objetivos inalcanzables, políticas sin evidencia alguna, trabajo sin financiación. Realizamos numerosas tareas porque pensamos que son necesarias para el bien común, pero sin embargo no se considera que también nosotros somos parte de ese bien común. La vocación en medicina puede compensarnos con la enorme alegría y diversión que supone el ejercicio profesional. Pero también permite que esos profesionales sean explotados. No puede ser blanda, incapaz de decir no. Necesita ser también de armas tomar, capaz de rebelarse. Espero que 2017 nos traiga a todos una justa (y vocacional) ira”

Margaret McCartney.

 España representa, en proporción,  el mayor fracaso en el gestión del primer pico epidémico de la pandemia de los países OCDE. Con una tasa de muertes por millón oficial de 608 (que extraoficialmente puede cifrarse en 955 si se emplea para su contabilización los criterios de la Organización Mundial de la Salud) nadie puede estar mínimamente satisfecho de los resultados obtenido. A ese resultado hay que añadir el efecto catastrófico en la economía y el trabajo del país, con más de un millón de nuevos parados, y el derrumbe del PIB con una caída en el segundo trimestre del 18,5% einteranual del 22,11% en gran medida relacionado con las medidas de confinamiento extremo implantadas, y que no alcanza cifras similares en ningún país europeo .Múltiples son los factores que han podido influir en una gestión tan negativa, pero lo más importante y grave es la ausencia absoluta de autocrítica y rectificación de los gobiernos regionales y estatales del país. El resultado de esa incompetencia es el incremento sustancial de casos y brotes en todo el país, contra el cual la única estrategia aparente es la punitiva: multas a los que osan no portar mascarilla en todo momento y lugar, y mensajes condenatorios a la irresponsabilidad de los ciudadanos cuando los principales irresponsables son los que asumen actualmente tareas de gobierno.

El ejemplo más evidente de todo ello es la ausencia mantenida de estrategia alguna de refuerzo de la Atención primaria, vigente y palpable en todas las comunidades autónomas, fruto de años de menosprecio y abuso, y que alcanza cotas realmente intolerables en comunidades como Madrid.

En este articulo que escribimos Rafa Bravo, Juan Simó y yo en AMF analizamos la situación de la AP en España y la incapacidad de sus responsables de aprender las lecciones del impacto de la pandemia, que puede consultarse aquí. No aprendieron nada hasta la fecha, pero lo peor es que no quieren aprender ni mejorar la situación: siguen cerrando centros, trasladando médicos y enfermeras a hospitales, ignorando las llamadas a contratar y formar rastreadores, ofertando contratos dignos y duraderos. La mejor manifestación de su propia incompetencia es la contratación de pre-residentes (M0) como único parche ante la avalancha, residentes que se incorporarán en el mejor de los casos seis meses después de lo previsto por la continua improvisación de este país. Residentes que cobrarán unos meses como especialistas, de la especialidad en la que iniciarán su periodo de formación a partir de octubre: otra más de las grandes ocurrencias españolas. Residentes que no se ha sabido o querido movilizar para reforzar la estrategia de testeo de casos sospechosos e identificación y aislamiento de contactos.

 Como escribía Margaret MCCartney, ante tamaña irresponsabilidad solo cabe ya  se precisa el ejercicio de una justa (y vocacional) ira. De todos los que aún crean que la Atención primaria es importante

2 comentarios:

  1. Si señor, se nos mintió haciéndonos creer e el apoderamiento de la atención primaria sobre la hospitalaria y sus especialidades, se nos mintió en que nos mejorarían los sueldos, todo contando con nuestro entusiasmo y vocación infinitas
    Ahora en un callejón sin salida fácil dónde ni nosotros sabemos cómo salir y dónde algunos como yo, ya estamos cansados y astiados

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  2. Respuesta para Paloma. Cansada y hastiada: es una situación demasiado extendida entre profesionales de atención primaria en un amplio abanico de edades y lugares de ejercicio. Este verano he tenido ocasión de leer "Kurdistan. El poble del sol, una història política", de Jordi Vázquez, Tigre de Paper, 2ª ed. 2016 (en catalán). Puede parecer alejado del tema que nos ocupa, pero hay muchos paralelismos. Un pueblo ninguneado en el mejor de los casos por los estados en que se encuentra disgregado, y duramente atacado una y otra vez, que a pesar de todo es capaz de resistir y de erigir un islote de desarrollo democático de base comunitaria y de mantenerlo en pié rodeado de depredadores... cuyas contradicciones es capaz de aprovechar para crecer. Es un ejemplo, en esquema, del único camino que le queda a nuestra atención primaria de mantenerse y prosperar, si no se da el improbable caso de que las direcciones políticas comprendan realmente su valor y la potencien de verdad: que cada ZBS actúe de manera autónoma, aprovechando su potencial científico y organizativo, para desarrollar en su reducido campo de acción los principios de la atención primaria. Las gerencias están lejos, como lejanas son sus preocupaciones y decretos a la realidad. Es preciso crear un movimiento "confederado" y ascendente: del cielo no va a llover ni el estímulo ni la provisión efectiva de medios, y la sequía se prevé larga. Es el único recurso y el asidero al que pueden agarrarse todos aquellos que sienten agotarse sus fuerzas. Ánimo a todos, que es posible!!

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