Por desgracia, la noticia de la semana fue la brutal muerte de trece personas, arrolladas por un tren en la estación de Casteldefells, en Barcelona. Siempre es triste la muerte, y más cuando se produce de forma absurda, en personas jóvenes, en una noche que iba a ser de fiesta.
Son entendibles las opiniones de los familiares, su rabia contra la realidad que les privó de la gente querida, sus reclamaciones buscando causas que eximieran de responsabilidad a sus hijos, padres o amigos.
Pero, aunque esta vez la realidad es muy evidente, una vez más medios y políticos perseveran en su habitual tendencia a escudriñar cualquier resquicio para eximir de responsabilidad a los ciudadanos.
Cualquier persona sabe que atravesar las vías del tren, máxime si se debe descender a las mismas y volver a trepar por el andén, es un riesgo evidente. De vez en cuando no me queda más remedio que hacerlo, en pasos a nivel sin barrera cuando monto en bici . Y se que tengo un riesgo, que se me puede quedar enganchada la zapatilla o la rueda, o cualquier otra circunstancia absurda que te haga cambiar de barrio. Pero no se me ocurre pensar que la culpa de ello pudiera ser del maquinista, de la RENFE, o del Ministerio.
En la tragedia de Casteldefells rápidamente se buscó el nivel de alcoholemia del maquinista ( como si fuera eso la causa de que una persona atraviese una vía), se sospecha de la lentitud de la administración en que cercanías y rápidos circulen por la misma vía ( como si un cercanías fuera inocuo), o la llegada siete minutos después de un retén de vigilantes ( asumiendo implícitamente que necesitamos que alguien nos vigile para evitar hacer lo que está mal).
El Conseller de Política Territorial y Obras Públicas, Joaquim Nadal , decía en la SER que no se podía adjetivar de imprudentes a los fallecidos, aunque poco después reconocía que atravesar la vía de un tren siempre es una imprudencia. es decir, era una imprudencia lo que hicieron, pero ellos no fueron imprudentes. La obsesión por emplear un lenguaje correcto, que no hiera a nadie, está llevando a perder la perspectiva de la realidad: ya no se sabe que se quiere decir, ni para que sirve hablar si al final no decimos nada.
La vida es esencialmente riesgo. Muchas de las personas que más he admirado murieron por jugar con ese riesgo, privándonos de su talento o de su compañía. Eran imprudentes, y a la vez extraordinarios. La imprudencia es una forma de catalogar un comportamiento, no un insulto.
Una de las personas que más ha jugado con el riesgo, que ha sido durante buena parte de su vida muy imprudente y que, por fortuna, siempre cayó del lado de la vida en sus paseos por el filo de la navaja es Marianne Faithfull, a la que seguimos disfrutando con sus canciones y sus recitales de los sonetos de Shakespeare. Es curioso que al final de la entrevista que publica hoy el Pais con ella, la periodista insiste en darle la habitual tabarra respecto a los males que produce el tabaco. Como si alguien que "caminó en el lado salvaje" no lo supiera.
Vivir es valorar los riesgos a los que nos enfrentamos y tomar decisiones. No siempre las decisiones son racionales, ni son acertadas, ni están libre de consecuencias, a veces terribles. Eso hace preciosa y magnífica a la vida.
Aspirar y reclamar la seguridad total, considerar a los ciudadanos incapaces de tener ninguna responsabilidad en sus actos, les convierte en niños de guardería o en discapacitados mentales. No se que es peor.
Madre - "Doctor, le traigo a mi niño de 3 años porque parece que va a tener fiebre".
ResponderEliminarYo - "¿Le ha puesto el termómetro?"
Madre - "No, todavía no tiene fiebre pero mañana nos vamos de viaje y para quedarme tranquila se lo traigo"
Yo - "Bueno, el niño ahora mismo está bien"
Madre - "¿Entonces podemos irnos de viaje?"
Excelente como siempre Sergio. Exactamente lo mismo que la exencion de responsabilidad de la población en el abuso del sistema sanitario ó en la búsqueda de culpables cuando alguien muere aunque sea de un Alzheimer estadío VII a los 102 años.Un saludo
ResponderEliminarEn esta sociedad que nos toca vivir, siempre se busca un culpable... y no suele quedar bien que la victima sea también culpable. Y así son las cosas.
ResponderEliminarYo, la verdad, pienso como tu...
Muchas gracias a los tres por las aportaciones.
ResponderEliminarEn vez de tanta pelea copago si copago no, creo que algo habría que hacer para aumentar la responsabilización de toda la sociedad. Pero no debe ser un tema atractivo
Los políticos deben pensar que nunca se debe morder la mano del que te da de comer (votantes), así que si algo sale mal, hay que buscar responsabilidades en otros (maquinistas, sanitarios o alguien al que meterle mano) y descargar a los actores reales (y por supuesto a los propios políticos, claro).
ResponderEliminarJulio: Ya verás como le pase algo al niño (aunque sea que se caida de la bicileta) y tengas que responder no solo a la madre airada, sino al gerente de área y al juez.