"Hace falta que todo cambie, para que todo siga igual"
El Gatopardo. Lampedusa
Leer o escuchar hoy todos los medios de comunicación, desde la más rancia derecha hasta lo que ha monopolizado arteramente el término de progresismo en las cuatro últimas décadas ( el todo poderoso grupo PRISA, fiel defensor de los intereses de la oligarquía financiera del país en minúscula), supone enfrentarse a una construcción de la realidad que apenas admite discusión: los dos partidos emergentes no son otra cosa que propuestas vacías, cuando no peligrosas, dirigidas desde Venezuela en un caso, o desde Barcelona en el otro.
Es interesante observar una vez más el silencio con el que El País cubre una noticia aparentemente banal, podríamos considerar que hasta inocente, y que sí mencionan sin embargo otros medios. Durante las intervenciones de la diputada regional Teresa Rodríguez de Podemos en el Parlamento de Andalucía, sus palabras fueron reiteradamente interrumpidas desde la bancada popular y la bancada socialista con piropos del tipo de “No tiene ni puta idea” o “ Cállate ya bonita”. Si el primero es buena imagen del nivel de argumentación de esas respetable señorías que por desgracia pueblan nuestros parlamentos y ayuntamientos, la segunda esconde toda la costra que sigue cubriendo este país. Es un insulto aparentemente menor, que se lleva empleando aquí desde la Guerra Civil y posiblemente antes, cuando se quiere no solo desacreditar sino también humillar a un interlocutor, en especial si es joven y sobre todo mujer.
Da a entender que el que aparentemente escucha no está para perder el tiempo con ignorantes advenedizas que le están entreteniendo en sus múltiples obligaciones, que posiblemente estén siendo innecesariamente retrasadas por esta "gente", empeñada en prolongar un proceso de investidura que debería estar ya resuelto. Les urge comenzar de nuevo ese juego que unos y otros llevan disfrutando toda la vida.
“Cállate” no es un argumento, es el imperativo que se le da a un perro ( o perra), o a un niño (o una niña) excesivamente molesto.
“Ya” Implica que se ha abusado de la enorme paciencia del oyente, lo que en este caso tal vez suponga un par de minutos desde la última interrupción al discurso de Teresa Rodríguez.
Y “Bonita”, es un término cargado no de futuro, sino de toda la agresividad del macho cabrío que llevamos dentro, exabrupto que estalla cuando se piensa que estamos llegando demasiado lejos en esto de dejar que las mujeres opinen. Si además la mujer es joven, genera una dosis de irritación e indignación aún mayor.
El Pais, tan preocupado por las vejaciones a las mujeres en otras circunstancias ( sobre todo si son lejanas y precisan de corresponsales en el terreno) , debe también considerar este tipo de comportamientos inevitables refriegas para distraer al adversario, como señalaban luego con sorna los mas experimentados "intelectuales" de los partidos mayoritarios: tienen que ir acostumbrándote, cuentan que le decían a la diputada Rodríguez con todo el cariño del mundo.
No parece que, no ya los hombres (de los que no es esperable ningún gesto, cuando están en pleno proceso de hooliganismo), sino las propias mujeres movieran una ceja. Ni por supuesto el presidente del Parlamento que no debe estar ahí para otras cosas y que, como es habitual en la cultura nacional dominante ante vejaciones, considera que la culpa es de la víctima.
Teresa Rodríguez no conocía nada semejante desde sus tiempos de instituto. Comentó que en el Parlamento europeo se es mucho más respetuoso con el adversario.
Pero esto nunca ha sido, culturalmente Europa. En el fondo el viejo mundo de este país y sus viejos medios solo aspiran a que todo, de nuevo, siga siendo igual que siempre.
No es cierto lo que dices : en El Pais del sábado, un columnista estrella del periodico (Boris) se hace eco del cállate bonita en el lugar adecuado ( "costumbrismo" typical spanish)
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