“ La
tendencia natural a simplificar problemas , focalizando la atención en
componentes fácilmente conceptualizables y medibles, puede llevar a actuar de
forma dañina sin pretenderlo, pasando por alto lo que se vería con claridad si
se hubiera tomado una perspectiva más amplia”
Kurt Stange
& Robert L Ferrer. The paradox of primary care. Annals of Family
Medicine.2009.
Esta
semana se ha celebrado en Portland (Oregón) el II Barbara Starfield Summit, la
cumbre que rinde homenaje a la persona que más ha influido en el estudio y
defensa de la Atención Primaria en el mundo. Este año se centraba en analizar
los determinantes sociales, como punto de partida para reducir desigualdades en
salud, lo que supone rebasar los límites del listado de pacientes que se tiene
asignado para comprometerse en el cuidado de la comunidad en su conjunto.
En la
reunión del año anterior celebrada en Washington, ya se discutió la paradoja de
la Atención Primaria, concepto desarrollado por Kurt Stange, director de los Annals of Family Medicine: la paradoja estriba en que la atención primaria y
los sistemas basados en ella, en comparación con la atención especializada (y
los sistemas centrados en ésta) aparentemente obtienen peor calidad de atención
para enfermedades individuales, pero sin embargo alcanza similar estado
funcional de salud en personas con condiciones crónicas, y
mejor calidad, equidad y menor coste en la atención a comunidades y poblaciones. Es decir, los
especialistas son mejores en la atención a enfermedades concretas; la atención
primaria, en la salud global de la población.
El propio Stenge encuentra dos posibles explicaciones a la paradoja: la primera es que los estudios que la sustentan sean falsos, y por tanto ésta no exista: un argumento para ello sería que habitualmente la calidad de atención a una patología concreta se mide en indicadores basados en guías y protocolos obtenidos ( en el mejor de los casos) de ensayos clínicos que excluyen pacientes complejos, o con comorbilidades y situaciones sociales desfavorables; es decir la mayor parte de los pacientes. Pero existe una segunda explicación de la misma., mucho más interesante: si existieran diferentes niveles de análisis podrían revelar la existencia de una totalidad compleja e interconectada: es decir, a nivel del estudio de enfermedades concretas, la calidad de atención medida a través de indicadores obtenidos de guías de práctica podría ser una buena medida.Pero a nivel poblacional, serían otras dimensiones, como la accesibilidad y la adecuación de la atención ( evitando intervenciones innecesarias) lo verdaderamente relevante.
El propio Stenge encuentra dos posibles explicaciones a la paradoja: la primera es que los estudios que la sustentan sean falsos, y por tanto ésta no exista: un argumento para ello sería que habitualmente la calidad de atención a una patología concreta se mide en indicadores basados en guías y protocolos obtenidos ( en el mejor de los casos) de ensayos clínicos que excluyen pacientes complejos, o con comorbilidades y situaciones sociales desfavorables; es decir la mayor parte de los pacientes. Pero existe una segunda explicación de la misma., mucho más interesante: si existieran diferentes niveles de análisis podrían revelar la existencia de una totalidad compleja e interconectada: es decir, a nivel del estudio de enfermedades concretas, la calidad de atención medida a través de indicadores obtenidos de guías de práctica podría ser una buena medida.Pero a nivel poblacional, serían otras dimensiones, como la accesibilidad y la adecuación de la atención ( evitando intervenciones innecesarias) lo verdaderamente relevante.
Mientras
que la atención primaria es crucial para personas con multimorbilidad,
deprivación social, problemas muy poco definidos o situaciones en las que el
contexto es clave, la atención especializada es especialmente útil y efectiva para
aquellos pacientes en que se necesita un conocimiento médico muy específico ( por ejemplo en
enfermedades no muy comunes) o experiencia en la aplicación de procedimientos complicados.. Por eso hay
determinadas especialidades en las que es imprescindible la integración de
pequeñas unidades en una gran unidad, esencial para poder tener la casuística suficiente para ser realmente efectivos.
Los dos
enfoques son imprescindibles y complementarias. Y por eso es grave que un
sistema sanitario derive la mayor parte de sus recursos a la atención de enfermedades
específicas, puesto que no solo se deteriorará la atención a personas concretas
(aquellas con problemas menos definidos o múltiples o con importantes
condicionantes sociales), sino también al conjunto de la población al no
intervenir sobre sus determinantes..
En un
trabajo posterior en que se sintetizaba la primera Cumbre Starfield, Dohan y
compañía titulaban el resumen con una respuesta a la paradoja de Stange: “ Una paradoja
persiste mientras el paradigma es equivocado”.
Es
mucho más sencillo conceptualizar y medir algo tan concreto como el cotidiano
quehacer de la atención hospitalaria (dominante en la abrumadora mayoría de los
sistemas sanitarios), que la difusa, etérea y volátil realidad de la atención primaria, o el papel de los determinantes en la salud de las poblaciones.
En este
sentido Stange propone abordar la paradoja diferenciando entre enfermedades complejas,
complejos pacientes y poblaciones complejas.
- Las personas con una única enfermedad compleja, a menudo con presentaciones poco comunes y que requieren procedimientos diagnósticos y terapéuticos muy específicos, son el dominio del especialista.
- Los pacientes complejos, los que padecen múltiples enfermedades, se beneficiarían de modelos de atención compartida, en que cuidados especializados selectivos se integran en una atención primaria integral.
- Por último las poblaciones complejas , las que presentan grandes variaciones en riqueza, educación, cultura y acceso precisan de fuertes servicios de atención primaria y salud pública centrados en la reducción de inequidades. Solo cambiando las lentes que distorsionan nuestra visión del sistema sanitario, reconociendo la importancia de la enfermedad concreta pero integrándola en una visión global será posible cambiar el paradigma, y con ello resolver la paradoja.
- Las personas con una única enfermedad compleja, a menudo con presentaciones poco comunes y que requieren procedimientos diagnósticos y terapéuticos muy específicos, son el dominio del especialista.
- Los pacientes complejos, los que padecen múltiples enfermedades, se beneficiarían de modelos de atención compartida, en que cuidados especializados selectivos se integran en una atención primaria integral.
- Por último las poblaciones complejas , las que presentan grandes variaciones en riqueza, educación, cultura y acceso precisan de fuertes servicios de atención primaria y salud pública centrados en la reducción de inequidades. Solo cambiando las lentes que distorsionan nuestra visión del sistema sanitario, reconociendo la importancia de la enfermedad concreta pero integrándola en una visión global será posible cambiar el paradigma, y con ello resolver la paradoja.
Fotografía: Neil " Toni" Holtzman, marido de la Dra Starfield en su intervención inaugural
Excelente resumen. Pero entonces atención primaria y atención hospitalaria estan en constante mutación. Aun asi es necesario un concepto que permita comparar establecimientos de atención primaria @Rafael.urriola
ResponderEliminarExcelente resumen. Pero entonces atención primaria y atención hospitalaria estan en constante mutación. Aun asi es necesario un concepto que permita comparar establecimientos de atención primaria @Rafael.urriola
ResponderEliminarSi, es cierto. Están en constante mutación
ResponderEliminarDe ahi la dificultad de encontrar indicadores precisos aunque sin duda pueden establecerse marcos que permitan esa comparación tan necesaria
Muchas gracias por el comentario