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lunes, 30 de diciembre de 2019

Feliz año, esclavos


Leopoldo Contreras, catedrático de Derecho Romano en la época postfranquista, malvive de traducciones que apenas le dan para vivir; vive sólo en un piso que, más que hogar, parece la biblioteca de Alejandría; meticuloso, con la ayuda de un antiguo alumno tiene perfectamente catalogados todos sus libros, a los que acude con la precisión de un relojero en busca de citas, argumentos o jurisprudencia. Pero un día ya no puede más y , para evitar la precariedad de una vida siempre en el alambre, acude a un antiguo alumno, mediocre y arribista, para hacerle una propuesta insólita: convertirse en su esclavo. Buen conocedor del Derecho Romano, sabe que el de esclavo es un papel que supone múltiples obligaciones, pero al mismo tiempo le garantiza una seguridad mínima pero muy deseable: cobijo, comida y ropa.
Gonzalo Bárcena , el alumno elegido como amo, se niega al principio con aspavientos; se siente ofendido, provocado, pero poco a poco va ganando en él la curiosidad, la avaricia y el deseo de tener lo que nunca tuvo: inteligencia, la que derrocha por el contrario su maestro. De forma que finalmente acepta hacerse cargo de su nuevo esclavo siempre de acuerdo al Derecho Romano, aunque la dignidad le impide aceptar la propuesta del catedrático de marcarle la piel con el sello de su heredad; basta como alternativa el collar que el profesor Contreras encargó para la ocasión y que lleva su nombre en latín: Stico.
Stico es una vieja y lúcida película de Jaime de Armiñán de 1985 protagonizada por Fernando Fernán Gómez (en el papel de Contreras), y Agustín González ( Bárcenas, brillante premonición). En ella se presencian las vicisitudes del esclavo, objeto de curiosidad y envidia por parte de las amistades del abogado mediocre. Y de la más variopinta serie de peticiones por parte de su familia, desde la posibilidad de sexo con su esposa a la exhibición de sus vergüenzas por parte de los niños.
¿Es posible hoy en día la esclavitud en España? Cualquiera diría que no, que los tiempos de barcos negreros procedentes de África que arribaban a las costas españolas son malos sueños de películas de época, definitivamente erradicados. Pero si entendemos la condición de esclavo la de aquella persona privada de libertad, quizá haya muchos más esclavos de los que creemos.Si recurrimos a la Constitución, supuestamente el texto fundamental que regula nuestra convivencia (tan reiteradamente utilizada  y admirada hasta por los que nunca creyeron en ella), libertad, igualdad , justicia y pluralismo político son los valores supremos del ordenamiento jurídico ( artículo I); pero a la vez señala que la dignidad de la persona y el libre desarrollo personal son fundamento del orden político y la paz social (artículo 10), sirviendo como referentes esenciales a la hora de enunciar los derechos fundamentales. Esa garantía constitucionalmente explícita de la dignidad y el libre desarrollo personal permiten juzgar hasta qué punto las intervenciones de los poderes públicos permiten el ejercicio “real” de la libertad por parte de personas o grupos sociales.
Si se leen los documentos escritos o visuales de Uno cada Ocho Horas, del artículo sobre precariedad de Elena Serrano, o sin ir muy lejos,los dos últimos post de este blog, en especial la síntesis de Juan Gervas sobre la sesión celebrada en Granada sobre precariedad, resulta difícil defender que las autoridades sanitarias españolas ( en sus variopintas manifestaciones) respeten la dignidad de los profesionales sanitarios en Atención Primaria y faciliten el libre desarrollo personal. Relataba una de las asistentes a aquella sesión: Con contratos tan breves, y tan pendiente para conseguir “un servicio”, me he sentido prostituta y prostituida, dependiendo del teléfono incluso durante la ducha pues te penalizan si suena más de tres veces y no contestas”. Cuesta encontrar una declaración más descarnada de lo indigno que puede ser un trato, tan cercano a la infamia como el relato de atención en urgencias en días alternantes, o los profesionales capaces de presentar 200 contratos diferentes en un año.
Leopoldo Contreras sabía los fundamentos de la esclavitud y sus reglas del juego. Hoy hay muchas personas en esta sociedad que cumplen las condiciones de esclavo pero no lo saben. Los “masas” del mundo moderno viven en Bruselas, Madrid o Barcelona. Como los terratenientes de las plantaciones algodoneras del sur confederado, se muestran hostiles a cualquier cambio que amenace sus privilegios: antaño se negaban a reconocer humanidad en el negro; hoy defienden con uñas y dientes la reforma laboral, la movilidad laboral, los contratos precarios, la reducción de salarios.
Basta ya de caretas. Reconozcamos la realidad del esclavo o la esclava modernos. Hagamos de una vez por todas visibles a nuestros amos, que se sientan orgullosos de su poder, de su capacidad real de moldear la vida de sus esclavos, de que en sus manos está la potestad de permitirles establecerse alguna vez, tener descendencia, vivir.
Los que pertenezcan a algún servicio de salud colóquense en lugar bien visible la enseña de la plantación: el nombre de ésta, los datos del amo, la bandera que ostenta. Los que aún no hayan entrado en el mercado identifíquense como esclavos apetecibles: Stico, médico de familia con 4 años de experiencia se ofrece como esclavo.
Feliz año esclavos.

domingo, 22 de diciembre de 2019

Precariedad laboral sanitaria. Reivindicación del relato personal para sustentar la respuesta colectiva

Sesión celebrada en Granada, el 16 de diciembre de 2019, en la librería “Sostiene Pereira”, siendo ponentes Marta García (médica de familia, contrato temporal, acabó la residencia hace 8 años), Irene Fernández (médica de familia, contrato temporal, acabó la residencia hace dos años) y Miquel Farrés (residente de medicina de familia, R4).
Moderó el debate posterior Juan Gérvas (médico general rural, jubilado hace diez años), quien ha elaborado este resumen.
Organizó la sesión Miguel Melguizo (médico de familia, 30 años en el mismo centro de salud con el mismo cupo de población).
Comentarios y sugerencias a jjgervas@gmail.com


Introducción
La precariedad laboral no es cosa sobrevenida en el siglo XXI, ni algo que afecte sólo al sector sanitario, ni un problema específico de la atención primaria, ni una lacra que sólo dañe a la medicina de familia, sino una práctica sustentada por la ideología neoliberal que transforma a los trabajadores en piezas intercambiables y desechables, en operarios disciplinados y doblados que aceptan condiciones indignas de trabajo y salarios de miseria.
España es alumno ejemplar en esta escuela neoliberal pues es el país con mayor temporalidad entre los países desarrollados y tiene la mayor proporción de contratos de 6 meses o menos. Hay mayor precariedad en las mujeres y en trabajadores jóvenes, inmigrantes, manuales y con menor educación y existe un gradiente positivo en la asociación con la mala salud. Pero no es sólo la precariedad, son también las condiciones de trabajo y, así, el hecho de contar con un empleo no es garantía suficiente para conseguir unas condiciones de vida material adecuadas que aseguren una vida digna ni el trabajador ni para la sociedad en general.

¿Qué hay dentro de la precariedad?
La precariedad significa 1/ temporalidad e incertidumbre laboral y vital que hacen muy difícil el arraigo en algún lugar geográfico, profesional y sentimental, 2/ fragilidad, humillación y vulnerabilidad que conllevan frustración, miedo, pérdida de autoestima-dignidad y abandono de valores personales y profesionales, 3/ inseguridad salarial que impide el desarrollo de proyectos vitales y el bienestar material y 4/ la pérdida y renuncia a derechos básicos laborales y humanos pues de facto se aceptan, por indefensión aprendida y/o por necesidad, condiciones leoninas de contratos, en el límite, o directamente fuera, de la legalidad.

De lo personal a lo colectivo
Si lo personal es político, son fundamentales los relatos vitales personales de quienes padecen la precariedad para organizar la acción contra la misma en atención primaria, y en este preciso caso básicamente narraciones de mujeres jóvenes médicas de familia. La acción colectiva nace y se fortalece con estas narraciones personales.
No es que la legitimidad de las demandas descanse en quiénes sean los sujetos que narren sino que sus relatos legitiman el proyecto que defienden. Las cuestiones personales, las ecuaciones personales, permiten fundamentar las acciones colectivas pues dan sentido a los relatos que transforman finalmente en sujetos a quienes la ideología neoliberal pretende mudar en objetos. Se quiere acallar estas voces porque la abstracción esconde el malestar, y lo “objetivo” y las cifras tienden a homogeneizar y a simplificar una realidad brutal.

Testimonios
Brutales fueron las narraciones que se escucharon en esta sesión, tanto de ponentes como de asistentes. También hubo asistentes (pocos y de mayor edad que la media) que sostuvieron que la situación no era catastrófica, y que “antes fue peor”.
Algunas ideas y frases:
Nos sentimos bichos que cubrimos agujeros”
Los pacientes dejan de hablar de “mi médico” y practican el descaro de expresiones como “para esto me voy a urgencias”
Los pacientes terminan aprendiendo qué es eso de “ir a la consulta que hoy toca”, pues carecen de médico de cabecera durante meses, o pueden ser atendidos por diez diferentes en la misma plaza, en el mismo año”
La temporalidad es extrema, no somos trabajadores eventuales sino que eventualmente trabajamos en condiciones intolerables, ofreciendo una atención desvinculada e impersonal y cumpliendo horas a precio fijo aunque sean de guardias”
Nadie se cree la longitudinalidad, y parece que todo todo el mundo haga escarnio del valor y seguridad que dan conocer a pacientes, familias y comunidades”
Los pacientes frágiles son los más afectados por la precariedad de sus médicos”
Las ofertas verbales son engañosas, y también los propios contratos, pues lo que se hace al final nada tiene que ver con lo ofertado”
Es cuestión de expectativas, sí, pero la expectativa mínima es querer ejercer la medicina de familia que aprendiste”
Cada vez es mayor la temporalidad de los tutores, mayor su grisura y menor su compromiso docente”
Se necesitan más plazas de MIR”
No se escuchan las peticiones de estabilidad laboral para tutores, que precisarían más de la mitad pues sus plazas son eventuales”
Seguimos con los mismos problemas del siglo pasado”
Al menos la medicina de familia está ahora más rodada”
Quienes acaban ahora la residencia no tienen las esperanzas que teníamos quienes acabamos hace 25 años”
La precariedad introduce un sufrimiento que acaba con la dignidad en el trabajo del día a día”
Sólo ayuda un romanticismo que no sirve a largo plazo”
Vuelves de R3 al centro de salud y todo sigue igual, la misma precariedad”
El trabajo en urgencias hospitalarias es el escape habitual, tan lejos de la atención primaria como el hacer una nueva residencia de otra especialidad”
Estamos entre el hospitalocentrismo y la precariedad, en un presente que apunta un futuro frustrante”
Me han engañado, esta no es la atención primaria que quiero”
Es un sistema pervertido”
A pesar de todo salen buenos residentes”
Hicimos 40 días de guardias, a dias alternos, mi pareja y yo, de forma que compartíamos como mucho el desayuno”
La eventualidad excepcional se ha convertido en la normalidad”
He tenido que cumplir 50 años para llegar a conseguir mi sueño de “mi consulta”, “mis pacientes”..¡y eso gracias a una comisión de servicios!”
No he parado de trabajar, pero ha sido a costa de quemar el coche”
No podemos negar lo vivido, hay que hacer público lo privado”
Es un desamparo legal absoluto”
Al final pasar consulta es como hacer churros, una rutina malsana”
¿Dónde están sindicatos, colegios, asociaciones y partidos políticos? No representan a nadie”
Con contratos tan breves, y tan pendiente para conseguir “un servicio”, me he sentido prostituta y prostituida, dependiendo del teléfono incluso durante la ducha pues te penalizan si suena más de tres veces y no contestas; por supuesto, hay que evitar los lugares sin cobertura, y tener a alguien que conteste por ti, aceptando lo que sea, si no puedes atender personalmente el teléfono”
Para mantener la ilusión se necesita una heroicidad que no se puede pedir”
Fui interina y conseguí plaza por sentencia judicial de Europa; ahora han quitado esas interinidades”
El sistema emplea la precariedad a propósito, para facilitar una gestión cómoda”
De casi cincuenta residentes que acabaron, apenas ocho están en primaria de equipos; la mayoría en dispositivos de apoyo y en urgencias hospitalarias”
Los recortes de la crisis del 2008 no se han recuperado en atención primaria en 2019”
El gasto privado en salud sigue creciendo. La situación tiene puntos en común con la de Chile, y la solución la tenemos nosotros”
No hay precariedad, hay inestabilidad, y unas expectativas excesivas cuando se pueden lograr mensualidades de 4.000 euros con guardias en los hospitales de alta resolución”
Para precariedad la de las kellys”
Ahora al menos tenemos el saliente de guardia”
Somos Petróleo Barato, sin más”
Pasamos tan poco tiempo por una consulta que no da tiempo a conocer ni a pacientes ni a compañeros”
La precariedad también es cosa de enfermeras, y de pediatras, incluso peor”
Cuando disminuye el conocimiento y la relación con los profesionales aumenta el recelo y la agresividad contra los mismos”
Los puestos de área, de atención continuada o de dispositivo de apoyo, sea cual sea la denominación, conllevan un trabajo de anti-atención primaria, de aquí para allá, de correturnos en una provincia, de forma que incluso siendo fijo jamás podrás ofrecer longitudinalidad ni coordinación de cuidados”
En las oposiciones salen más puestos de área que de equipo. El colmo es que no se valorar la formación de la residencia”
Lo único bueno fue la huelga de residentes que logró una cierta racionalidad en la organización de las guardias en urgencias hospitalarias”
Las guardias hospitalarias hay que hacerlas docentes, sin más”
La precariedad laboral lleva a una atención precaria y sincopada, de aquí y ahora, tipo urgencias, donde predomina sobre la calidad la prestación de servicios muy accesibles, inmediatos”
La precariedad daña a profesionales y pacientes; a mayor longitudinalidad menor mortalidad”
Te contratan para que cubras literalmente “huecos”, por horas, para atender las consultas de “rebosamiento”, o para clicar en historias clínicas y cumplir con la formalidad que permite lograr incentivos”
Las bolsas sindicales tienen mucho de lotería, de estar disponible por azar el día más conveniente, además de la manipulación manifiesta, con el “lo tomas o lo dejas”
Fracasan las bolsas sindicales porque lo que pesan son los días trabajados y las aportaciones insustanciales a congresos”
Se dificulta la agrupación que da poder y se pretende ocultar lo personal que facilita el auto-reconocimiento y la identificación común”
Hay que poner el sufrimiento sobre la mesa, individualizar el malestar y practicar la narrativa”
Hay consultas sagradas profanadas”
La cesárea programada innecesaria está justificada si pretendes no renunciar a tus derechos laborales respecto a parto y crianza”
Se gestiona la miseria, la ausencia de suplentes, lo mismo para vacaciones que para bajas, o reducciones de jornada”
No hay desarrollo profesional, ni hay mejoras de competencias, ni hay trabajo en equipo, ni investigación, ni docencia, ni reflexión, ni cirugía menor, ni hay trabajo comunitario”
Hubo un proyecto de desarrollo de jóvenes especialistas de medicina de familia, pero ya no existe”
Algunos llevamos 30 años intentando ofrecer una atención digna; no ha sido fácil”

Conclusión
En el sistema sanitario los servicios son servicios personales, en los que es clave la confianza entre profesional y paciente. Es cruel y deteriora la calidad y la seguridad la falta de continuidad/longitudinalidad que se expresa bien con expresiones tipo: "¿Otra médica? ¿Tengo que volver a repetírselo todo a usted?". De la misma forma, en espejo, el pensamiento profesional que se expresa con preguntas tipo: "¿Quiénes serán mis pacientes mañana? ¿Con quién formaré equipo?" y que llega a decir: "No me coja cariño que me voy mañana". La precariedad disminuye la calidad clínica e incrementa los errores sin disminuir el coste.
Es fundamental reducir la eventualidad a lo razonable y para ello conviene reducir a lo mínimo la figura del médico de área. En la formación se precisan tutores con estabilidad y urgencias hospitalarias docentes. Para lograrlo precisamos relatos personales que sustenten la acción colectiva y legitimen la propuestas concretas.

Para saber más
Benach J et al. La precariedad laboral medida de forma multidimensional: distribución social y asociación con la salud en Cataluña.
Maestre RJ. España gana en precariedad.
Vicent L. Precariedad laboral en la economía española. Una perspectiva de género. El mercado de trabajo en los primeros años del siglo XXI.
Manifiesto. La precariedad laboral es un símbolo del desmantelamiento del sistema sanitario público en España.
Minué S. Cruz de navajas.
Irigoyen J. Clara Benedicto y la corrosión del carácter de los jóvenes médicos precarizados.
March Cerdá JC. La precariedad en el sector sanitario, mala para la salud. https://blogs.publico.es/joan-carles-march-cerda/2015/05/17/la-precariedad-en-el-sector-sanitario-mala-para-la-salud/
Serrano E. Precariedad laboral en Atención Primaria, femenino plural. AMF. 015;11(8):432-433
Gérvas J. Degradan, denigran y privatizan lo público. La precariedad laboral de los médicos daña a médicos y a pacientes.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Cruz de navajas


A las cinco se cierra la barra del treinta y tres
Pero Mario no sale hasta las seis
Y si encima le toca hacer caja despídete
Casi siempre se le hace de día
Mientras María ya se ha puesto en pié
Ha hecho la casa
Ha hecho hasta el café
Cruz de navajas. Mecano.1986.

Lunes, 16 de diciembre. En la trastienda de la librería Sostiene Pereira, junto al arco de Elvira en Granada, tres médicos jóvenes exponen su experiencia con la precariedad en el sistema sanitario español. La librería es hermosa, con ese aire decadente que tienen las librerías de “viejo”, donde se entremezclan best seller baratos e infumables con viejas joyas a la espera de que alguien las descubra. En el zaguán un viejo póster de la película protagonizada por Mastroianni , basada en la novela de Tabucchi explica sin palabras el por qué del nombre del lugar. Contrasta la vejez del lugar con la concurrencia, mayoritariamente joven, tanto en el público como en los propios libreros. Modera Juan Gervas, ejerciendo con escrupulosidad su papel: controla los tiempos, la petición de palabra, escribe los comentarios y se compromete a enviarlos a los asistentes. La librería está abarrotada.
Marta García, Irene Fernández y Miquel Farrés cuentan sus experiencias profesionales; no hay revisiones de la literatura, ni estudios comparativos, simplemente el periplo personal que cada uno ha vivido. Al finalizar sus intervenciones se abre un debate, donde gente tan joven como ellos, muchos compañeros de promoción de los ponentes, exponen sus propios casos.
Nadie eleva el tono de voz, sino que de forma tranquila cuentan vivencias que resultan estremecedoras. Una de las asistentes, una mujer muy joven que trabaja en un centro de la salud de la provincia de Granada explica: “yo me consideraba una prostituta. Todo el día pendiente del teléfono por si te llamaban para algún servicio, alguna sustitución o trabajo que pudiera aparecer; si no contestabas al tercer tono te penalizaban”.
Otro de los asistentes cuenta la contratación de profesionales simplemente para hacer clic en las historias clínicas electrónicas y así poder percibir incentivos. Es constante en las intervenciones de todas esta gente tan joven la sensación de humillación, desprecio y con ellos el desapego sobre lo que se realiza, sobre la empresa para la que se trabaja. ”Ser simplemente bichos que tapan agujeros”.
Otra médica joven cuenta la experiencia “camino Soria” (aquel viejo tema de Gabinete Caligari), que en su experiencia parece más bien el Cruz de Navajas de Mecano:una joven pareja que emprende el camino a Soria buscando esos grandes valores de la Atención Primaria con la que todos les hemos llenado la cabeza: lon-gi-tu-di-na-li-dad, relaciones de confianza, de “ la cuna a la tumba”. Pero lo que encuentran en el camino es una propuesta que la joven pareja no puede rechazar: guardias de 24 horas los días pares para él, los días impares para ella. Se veían en el desayuno, afortunadamente no tan dramáticamente como en la canción de Mecano.
El sistema sanitario español, en todos sus servicios de salud, gestionados por gente conservadora y superprogresista (de esos progres hoy desde el consejo de Ministros negocian el gobierno más super progre de la historia de España, encontraron la forma “eficiente” de reconvertir la Atención primaria, esa que es “una de las mejores del mundo”: establecer las plazas de “médico de área” , especie de retenes que cubren toda la provincia y permiten el ejercicio de explotación sin complejos de los gestores modernos. Hoy aquí, mañana allá, o mejor aún ,ahora aquí en dos horas allá, aunque el aquí y el allá estén separados por 100 kilómetros. Cuando se ven ya presionados, los servicios de salud españoles convocan oposiciones. Esas benditas oposiciones que se demoran años, someten a quienes la sacan a tres o cuatro años de espera e incertidumbre, y les condenan a permanecer ahí a la espera de un futuro concurso de traslados que quizá nunca llegue si quisieran cambiar de destino, una peculiar versión española de El desierto de los tártaros de Buzzatti.
Pero lo que aún es peor, devalúan la esencia de la Atención Primaria, reduciendo progresivamente las plazas de Equipo de Atención primaria (EAP), sustituidas por dispositivos de apoyo (en un reciente concurso de 300 plazas de medicina de familia solo 80 eran de EAP). Dispositivos que son la innovación útil para desarraigar del territorio a los profesionales, y reconvertirlos en simple mano de obra para la urgencia. Urgencia que, en palabras de una antigua directora de distrito de Atención primaria, al final es lo que legitima el carácter universal del sistema de salud español.
En definitiva, la progresiva conversión de los antiguos sujetos en objetos como bien decía Jesús Ambel en la reunión. La deshumanización a la que lleva la temporalidad extrema.
Como en tantos otros lugares en que se cosifica al ser humano, cada vez más frecuentes, son imprescindibles más reuniones como las de Sostiene Pereira. Para ser conscientes de lo que está ocurriendo. Y para hacerles frente de una vez.