“Lo más extraordinario respecto a los médicos generales es que se infravaloran a ellos mismos. Creen que no tienen poder, pero no es así. Ven a dos tercios de un millón de personas cada día, más que los especialistas, bastante más que los políticos, incluso que los curas.
Los médicos generales están en una posición única. Realmente, en términos de hegemonía política realmente ocupan de lejos la posición más poderosa en la sociedad”
Howard Stoate
Durante todo el día de hoy, la Atención Primaria ha sido la noticia que encabeza la página web del diario El Pais. Nunca hasta la fecha había ocurrido, en un medio que siempre la despreció. Bien es cierto que no es una noticia positiva, como suelen ser las relacionadas con el mundo hospitalario y sus intervenciones de vértigo, de esas a las que tan aficionados son sus reporteros y expertos varios. Es más, el titular denota un cierto tono de fastidio, hastío , molestia, porque una vez más la Atención Primaria no parece estar a la altura: “la saturación delos centros de salud lastra la lucha frente al virus”. Rémora, lastre, carga.
Lo que sorprende es que sorprenda la situación. Como decía Pablo Simón en Twitter “La Atención Primaria d este país está muerta hace años. El COVID19 sólo la rematará. Los autores del magnicidio han sido los propios profesionales y sus organizaciones”.
En este blog hemos reiterado hasta el más absoluto aburrimiento la situación desastrosa de la Atención Primaria en España a lo largo de la última década: hoy peor que ayer, pero mejor que mañana. Los mismos que hoy hablan del brutal recorte financiero hacia ella, del maltrato hacia sus profesionales a los que solo se ofrecen contratos precarios, de la falta de peso global en el sistema, son los mismos que en la última década presumían en inauguraciones festivaleras de congresos, en entrevistas ante los medios, de lo buena que era la Atención Primaria española, la mejor del mundo: desde políticos de todo signo a consejeras mutadas a ministras, de gerentes de servicios de salud a presidentes de sociedades compitiendo a ver qué sociedad tenía más grande la lista de inscritos en sus congresos y más marisco en sus cenas, todo ello obviamente financiado por la industria, la única que podía permitirse esos lujos en aquellos días de vino y rosas.
La realidad era ya entonces deprimente: listados de 50 y 60 pacientes al día, 5 minutos por paciente de media en todo el territorio, cifras que causaban estupefacción en cualquier país del mundo cuando se hablaba del “milagro de la AP española”, pero de los que aquí presumían los gerentes de turno ante la mirada dócil y sumisa de todos nosotros.
Cuando comenzó el pico de la pandemia, cuando sólo había ojos y oídos para UCIs, ventiladores y urgencias, ya indicamos aquí que sin AP sería imposible controlar la situación. Con el tiempo no parecía haber nadie que no estuviera de acuerdo: aparecieron eruditos a señalar el papel relevante en la pandemia de la AP, no hubo consejero que se privara de hacerlo. Pero una vez más fueron sólo palabras de cara a la galería.
De haber sido cierta la decisión debería haberse realizado un proceso de inversión nunca vista antes en el sistema sanitario; con contratos indefinidos, con apertura de contrataciones a nuevas profesiones, con procesos de formación exprés para realizar lo que nunca antes se había hecho: testar, localizar, aislar, seguir,apoyar, integrar. De ser cierto debería haberse iniciado las medidas dirigidas al gravísimo problema de la atención en residencias que sigue sin resolverse. Debería haberse hecho un planteamiento de extrema urgencia ante la llegada del verano, fenómeno atmosférico que lleva aparejada la multiplicación por tres de la carga de cada médico ante esa costumbre tan nuestra de no sustituir nunca a los médicos que marchan.
Se mintió. Con alevosía. Presentando ante los medios datos falsos de nuevas contrataciones de rastreadores, que no eran otros que los propios profesionales ya sobrecargados. Y peor que la mentira la insensatez: sólo un ignorante puede presentar sin vergüenza alguna puede dar como media o mediana de contactos identificados por un caso de COVID-19, dos (Cataluña) o 4 (media nacional) cuando el CDC europeo identifica 90 contactos por caso, de los cuales una media de 36 serían de alto riesgo. Seguimos engañándonos a nosotros mismos, creyendo que los demás seguirán creyéndonos siempre. Seguimos sin hacer el trabajo duro, difícil, el que requiere esfuerzo y perseverancia. Preferimos la solución fácil de culpar a la gente por no colocarse la mascarilla, de responsabilizar al migrante por vivir hacinado, de regañar a los jóvenes por reunirse.
Para acabar, hemos caído en el error de convertir un problema endémico y estructural de enorme gravedad en la coyuntura ridícula de la consulta telefónica como gran arma contra el naufragio. El problema es mucho más grave. Si la Atención Primaria espera que la solución a sus problemas va a llegar de algún gobierno, partido político, sociedad profesional o colegio médico puede sentarse a disfrutar tranquilamente del hundimiento.
Como decía Stoane la Atención Primaria se infravalora a sí misma. No es consciente en modo alguno de su poder. Richard Smith proponía “una moratoria en los lamentos y un festival de ideas para reinventar la medicina general”. Bastaría con que dejara de llorar y lamentarse y se pusiera de una vez en pie, para que los que la han humillado y hundido, temblaran.
Imaagen: Amyts
solo que ahora la gente comprende a lo que debería haberse prestado atención durante mucho tiempo. El mundo no entendió toda la seriedad hasta esta era del coronavirus. los doctores sensatos ahora están en precio y deberían recibir un salario decente.
ResponderEliminarrabato.com
Hace muchísimos años la medicina general cayó en desgracia.Se les ve sin ilusión sin ganas les cuesta tener cercanía con el paciente.Y con la llegada del vovid no les volvimos a ver se convirtieron en teléfonos creo que tienen mucho miedo.Es hora de luchar más médicos y enfermeras para que puedan dedicar tiempo al paciente.Telemedicina es una burla.
ResponderEliminar... Y otro de los grandes errores de la Atención Primaria es pensar que sólo trabajan médicos..
ResponderEliminarArtículo muy interesante. Lástima que en él, como en la mayoría de artículos o comunicados sanitarios, reduzca la atención primaria a la medicina. La enfermería no existe. Pero sin ella no habría AP, ni hospitales ni cuidado alguno en ucis, plantas y cualquier estructura sanitaria. Sanidad NO es igual a medicina.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo,se mezclan la letanía irresponsabilidad ignorancia e imbecilidad de quienes están en el Gobierno de turno, sea éste o cualquier otro, cómplices ls comunidades autónomas, el colegio Médico y la sociedad que cree que el estoicismo será su salvavidas! i
ResponderEliminarLa atención primaria hace años está en la UCI.Mucha gente en algunos médicos y en otros muy poca.Se nota cansancio,desapego aburrimiento.No a la telemedicina eso es un disparate.Mas médicos y enfermeras es lo que falta.Un médico aburrido y cansado no tiene empatía con el paciente.
ResponderEliminarQué cierto!
ResponderEliminarComparto completamente este análisis de pesadumbre y realidad. Nunca he creído aquello de que íbamos a salir mejores después del confinamiento. Seguimos siendo los mismos. Y los políticos también. Incluso peores que antes.
ResponderEliminarCaída sin paracaídas.
ResponderEliminar.
ResponderEliminarHe participado en dos iniciativas: la de los médicos en paro en los años 80 y en la plataforma de los centros de salud grancanarios en 2001
Cuando nos hemos puesto, hemos conseguido mejoras
Entre las experiencias, destacó una sencilla.
En cada Gerencia hay un antiguo compañero que es responsable de las contrataciones y una serie de administrativos de confianza del directivo en cuestión que gestionan las mismas. Son esos que actúan casi cercano a una mafia y que sabemos cómo se llaman en nuestros entornos.
Lo primero es ir a saco contra ellos hasta conseguir al excompañero que vuelva a su centro y a los administrativos de confianza se reubiquen en secciones ajenas a RRHH.
Lo segundo, participar coordinadamente en las listas de contrataciones con las gerencias, para garantizar su trasparencia.
Lo tercero, actualizar las RPT; es indigno que puestos de trabajo de más de un lustro de existencia no se transformen en interinidades. Además, creo que son plazas que no entran en los presupuestos.
Lo cuarto, cubrir todas las interinidades de forma inmediata al momento que queden libre. Un compañero se jubila y su plaza puede tardar más de un año en tener su nuevo interino y durante ese periodo tener un rosario de sustitutos y de cambios de horarios de agendas.
Lo quinto, publicar un listado de todas las comisiones de servicios con su correspondiente anexo de su idoneidad, para su renovación o revocación según las necesidades reales de cada centro.
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Ay...si te escucharan todos.!!..si se dieran cuentan, de lo que estas diciendo.!!.. pero no.!!.. seguro pasaran de tu llamada... y seguiran como siempre.!!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Pero no nos queda otra que empezar a cambiar desde abajo, en la organización de los centros de salud... Hay que atreverse con cambios radicales, probar y errar y exigir los medios necesarios para conseguir las metas.
ResponderEliminarCuanto verdad, fuimos engañados con el apoderamiento de la atención primaria frente a los especialistas y aún nos siguen ninguneado
ResponderEliminarCuanto verdad, fuimos engañados con el apoderamiento de la atención primaria frente a los especialistas y aún nos siguen ninguneado
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