sábado, 8 de enero de 2011

Los riesgos del optimismo

(Publicado el martes 4 de enero en Diario Médico)

Some things in life are bad, They can really make you mad
Other things just make you swear and curse.
When you're chewing on life's gristle
Don't grumble, give a whistle
 And this'll help things turn out for the best...
And...always look on the bright side of life...
La vida de Brian. Monty Phyton.


En las librerías de los aeropuertos no suele haber clásicos (como El guardián entre el centeno o Tristan Shandy). Tampoco Shakey, la mejor biografía de Neil Young. Pero sí hay un expositor completo dedicado a libros de Management, sorprendentemente en la sección de No Ficción, a pesar de ser habitualmente excelentes cuentos: desde leyendas medievales, a ingeniosas aplicaciones a la empresa moderna de la forma de jugar de la Selección española de fútbol.
El negocio de los libros de autoayuda bajo el pseudónimo de “Management” es sin duda uno de los negocios florecientes, aún en tiempos de crisis. Como lo es también el número creciente de directivos que recurren a “entrenadores personales “ (Coachers), y cuyo trabajo va dirigido en buena medida a estimular el “pensamiento positivo” de los directivos: más de un tercio de las empresas del “Footsie 100” ( las 100 primeras empresas de la Bolsa de Londres) recurrieron a ellos en 2007.
En los últimos años la necesidad de ser optimista ante los retos diarios ha pasado a ser una obligación. El “buen rollito”, esa  permanente exigencia a poner siempre buena cara, sonrisa abierta (aunque sea falsa), y evitar enfrentamientos o discusiones, se ha convertido en un mantra de continua repetición por gurús, consultores expertos y directivos. Libros como La meta, ¿Quién se ha llevado mi queso?El Secreto o últimamente llegan a regalarse, por políticos y directivos, como medio de aparente motivación y estímulo del optimismo, a pesar de su escaso (por no decir nulo) valor literario (del científico, mejor no hablar: el incorregible Sánchez Ferlosio  llegó a tildar de “libro oligofrénico” al famoso libro del queso 
Tal vez por ello, un número creciente de subordinados sufre un deseo desenfrenado de dar a sus jefes buenas noticias a cualquier precio, algo que se reflejaba muy bien en Michael Clayton la película de Gilroy protagonizada por George Clooney. Ejemplo del síndrome de la burbuja ( Bubble- itis) , una pompa de constante y acrítico refuerzo para los jefes, y que no deja de ser una versión moderna del  emperador desnudo, reflejado en el cuento de Andersen.
Sobre los peligros inherentes al optimismo trata Bright-Sided, How Positive Thinking is undermining America ( El lado soleado. Como el pensamiento positivo está socavando América).  Está escrito por Barbara Ehrenreich, habitual colaboradora del New York Times o Atlantic Monthly, y en él realiza un interesante repaso a las falacias del optimismo (como la de pensar que una actitud optimista aumenta tus posibilidades de supervivencia ante un cáncer de mama), al increíble negocio que suponen las supuestas ciencias de la Motivación y la Felicidad, y, de forma especial, al importante papel que ha supuesto la ideología del optimismo en la actual crisis económica: la visión excesivamente positiva de los hechos, la confusión entre percepciones y emociones, a menudo invita a tomar más riesgos de los necesarios, con consecuencias catastróficas, como se ha visto. Según Ehrenreich, bajo la cultura moderna del optimismo subyace en el fondo una ideología, que lleva a invertir la carga de la prueba (uno es despedido por la falta de actitud positiva, más que por los problemas económicos de su empresa; al fin y al cabo, un despido debe entenderse como un regalo, dadas las infinitas oportunidades que se abren ante el parado).
Ninguna especie animal utiliza el optimismo como rutina. Bien al contrario, una actitud recelosa y vigilante es generalmente la base de la supervivencia. El que el grupo sobreviva depende de ver las cosas como son, y no como nos gustaría que fueran.
Atul Gawande es cirujano general en Harvard Medical School, y autor de una interesante línea de publicaciones en seguridad del paciente. Defendía hace unos años en el New York Times lo que llamaba “ el pensamiento negativo”: “Si uno está luchando contra un cáncer o un grave problema en el trabajo, la sabiduría dominante es que el “pensamiento positivo” ( “El Secreto” por ejemplo) es la clave. Pero yo creo que la clave, sin embargo  es el “pensamiento negativo”, buscar y vigilar la posible aparición del fallo”.
En lugar de tanto fomento del pensamiento positivo no estaría mal fomentar otro tipo de pensamiento, el crítico. En palabras de Ehrenreich: “los nuevos graduados deberían ser capaces de desafiar el pensamiento de la autoridad, cuestionar las opiniones de sus compañeros y defender nuevos puntos de vista".


6 comentarios:

  1. Excelente, Sr. Minué. Excelente. Esta semana se presenta en Oviedo un Curso de Psicología Positiva. Las cosas se está desmadrando.
    Si el libro del queso es "oligofrénico" creo que no es desmesurado calificar los discursos de los psiquiatras Rojas como papanatistas.

    Ahí hemos llegado. A ese simplismo bobo.

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  2. Muchas gracias Sr TheoSarapo.
    Coincido completamente con usted respecto al papanatismo imperante en la profesión médica ( psiquiatras y psicólogos incluidos ),cuyas intenciones divulgativas iniciales les han llevado a ser simples expertos en simplezas. Por supuesto, a cambio de unas buenas ventas en librerías de aeropuertos y tiendas de "yuppy".
    Le reitero mi agradecimiento
    Un saludo

    PD: enhorabuena por su magnífico blog

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  3. Excelente el punto... me recuerda, profesor, a un artículo de esos de revista de avión que leí hace ya muchos años "¡Cielo Santo, que el jefe está leyendo OTRO libro!". Tanto modelito (de gestión, o de lo que sea) lleva a muchos a quedarse en las posturitas...

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  4. Ya puestos, ni sí, ni no, ni blanco ni negro. Uno tiene que ser optimista si es oncólogo (y pesimista si es enfermo de cáncer, lo acepto). Hay que ser vitalista y un poco ave fénix para rehacerse y seguir viviendo con lo bueno, que se acaba. Pero no caigamos en el papanatismo. El brillante TheoSarapo me ha hecho recordar un libro sobre relajación que leí hace tiempo (todos tenemos un oscuro pasado). Después de explicarte todo, y ofrecerte la capacidad de irradiar serenidad con tu rostro te decía: "ahora vete a un espejo, comprueba la cara que se te pone al hacer el ejercicio facial y borra esa sonrisa de tonto". Mucha cara de tonto es lo que hay...

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  5. Muchas gracias a los dos por vuestros comentarios.
    Es cierto que es un peligro la tendencia de querer estar siempre a la última: ser siempre vanguardia, generar continuamente innovaciones que no han sido suficientemente probadas ni evaluadas.
    En cualquier caso, en modo alguno creo que la alternativa a un optimismo pueril sea el pesimismo desaforado. Quizá baste con una mirada un poco más realista y menos imaginaria ( que no imaginativa).
    Está bien que el oncólogo sea optimista, pero siempre y cuando no embarque a un paciente en sus últimos meses de vida con un pronóstico infausto, en pruebas y experimentos inútiles que solo añaden sufrimiento.
    Gracias de nuevo

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  6. Excelente post. Me ha recordado este otro http://buenhabit.blogspot.com/2011/04/paradojas-de-los-lideres-resilientes.html Habla de la resiliencia concepto mas cercano al de la perseverancia y la fuerza de voluntad que a otros tontos optimismos "antropológicos "

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