jueves, 3 de noviembre de 2011

Sombras ( y luces) de las redes sociales

Hace poco más de un mes la British Medical Association publicó su guía para el uso de Social Media. No es ninguna novedad (como puede comprobarse en espacio como la página del BMJ de doc2.doc) el uso creciente de redes sociales entre médicos y estudiantes de medicina británicos  Las recomendaciones de la BMA son sensatas e intentan prevenir de los efectos secundarios que puede tener para un médico (o futuro médico) participar activamente en las redes sociales. Entre los puntos clave de sus recomendaciones se encuentran los siguientes:
•    Las redes sociales pueden difuminar la frontera entre las vida privada y la pública.
•    Los médicos y estudiantes de medicina deberían adoptar medidas de privacidad siempre que estén disponibles, siendo conscientes que no toda la información puede protegerse en la red.
•    Los deberes éticos y legales de protección de la confidencialidad son aplicables a cualquier medio.
•    Es inapropiado  publicar comentarios personales despectivos sobre pacientes o colegas en foros públicos.
•    Cualquier profesional que publica  post tiene la obligación ética de declarar sus conflictos de interés
•    Los médicos y estudiantes de medicina no deberían aceptar proposiciones de amistad en Facebook de pacientes actuales o pasados
•    Las leyes sobre difamación son aplicables a cualquier comentario publicado en la web que cuestione la capacidad personal o profesional.
•    Médicos y estudiantes deben ser conscientes de su imagen virtual y como ésta influye en su prestigio profesional.


Resaltaría especialmente dos. En primer lugar, puede parecer ingenuo exigir la declaración de conflictos de interés en un blog cuando buena parte de los médicos entrevistados en los tradicionales medios de comunicación ( radio , televisión o prensa) jamás lo hacen, incitando a menudo a los posibles pacientes a solicitar intervenciones sin justificación científica alguna. Pero no está de más reclamarlo. A fin de cuentas todo aquel que te paga puede condicionar significativamente tus opiniones.
En segundo lugar, creo que es importante ser especialmente cuidadoso con las medidas a tomar para mantener la privacidad en determinados lugares en que puede haber información muy alejada de nuestra actividad profesional.
No hay más que consultar la evolución de la disponibilidad de datos de tu perfil por defecto en Facebook ( una interesante iniciativa del consultor de IBM Matt McKeon) para comprobar que si  no te ocupas de establecer cuidadosamente las condiciones de acceso, buena parte de lo que eres puede ser de dominio público, con consecuencias no siempre agradables.
Hace unos días un par de estudiantes británicos publicaban un pequeño estudio como carta al editor en el BMJ. Diseñaron un cuestionario para evaluar el uso de Facebook y las condiciones de privacidad en 42 estudiantes, 20 residentes y 20 profesionales del staff . Los estudiantes eran el colectivo con un porcentaje mayor de perfil público en Facebook, seguidos por residentes y médicos de plantilla. Sin embargo, los que menos conciencia tenían respecto al hecho de que Facebook puede comprometer la integridad profesional de un médico eran precisamente éstos últimos. Aunque no se pueden sacar excesivas conclusiones sobre un estudio con tantas limitaciones metodológicas, es interesante la conclusión de los autores: si las redes sociales son mayoritariamente usadas por gente joven ( que son quienes mejor entienden su importancia en la sociedad moderna) no tiene mucho sentido que estudiantes y residentes no tengan una participación muy activa en el establecimiento de guías de uso de este tipo de instrumentos.
La prudencia en el uso de las redes no implica en modo alguno que haya que temerlas, como muy bien señalaba en el BMJ Margaret McCartney (nuestra admirada Médico general de Glasgow). Porque gracias a ella cada vez es más fácil desenmascarar a los múltiples farsantes (políticos, periodistas o médicos de pocos escrúpulos) que hasta que llegaron monopolizaban la opinión pública.

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