sábado, 3 de abril de 2010

Tiempo de Torrijas

Cualquier proceso de innovación comienza por la incorporación, a la agenda de prioridades de un grupo social, de un problema o una necesidad,según señala Everett Rogers en su clásico Diffusion of Innovations. Hay veces que una tecnología ayuda a resolverla. Si entendemos por tal " la  acción instrumental  que reduce la incertidumbre entre la  causa`y el efecto, necesaria para lograra un determinado resultado ". Las  tecnologías tienen su Hardware  ( equipamientos, materiales, productos) y su Software ( conocimientos, habilidades, procedimientos).

Los exploradores de necesidades ( término tal vez más ajustado que el de investigadores), a veces encuentran lo que no buscan, a través de ese maravillos proceso de invención llamado serendipia ( serendipity).Dicho de forma colquial: iba yo a por setas y encontré unos rolex.
Debió existir un momento en que alguien pensó que era necesario encontrar un postre para rematar las contundentes comidas españolas. Y ante tal necesidad hubo que agudizar el ingenio. O tal vez la serendipia ayudó lo suyo. En aquellos tiempos el hardware era reducido. No había pastelerias  ni mucho menos supermercados a la vuelta de la esquina.Apenas leche, azucar, pan. A veces, huevos. Y hubo algún innovador que consideró que empapar el pan en leche con azúcar  y buscar una forma de cuajarlo todo podía ser una buena idea. El Software era tan amplio como la geografía ( mezclar primero leche y azúcar, y después añadir  los huevos, mezclarlo todo desde el principio, dejarlo reposar muchas horas,...). Apareció la torrija.
El fundamento era el mismo, pero el contexto era diferente: en la mitad sur, el aceite estaba a mano, por lo que el Hardware incluía la fritura en aecite. En la mitad norte, el medio no aportaba elemento tan precioso, y tuvieron que conformarse con la mantequilla, y si ni siquiera eso había dejando al pan empaparse con una mezcla de leche azucarada y tiempo, y quemarlo todo con una plancha puesto al fuego.
La torrija fue el resultado de una mezcla de serendipia y perspicacia de alguna cocinera perdida en el tiempo. Sglos después no hay restaurante español de la Guía Michelin que no incluya en su carta la torrija como manjar exquisito.
Cuenta también Rogers, a partir de un relato de Lowe, que en 1930 los granjeros del medio oeste americano sembraron un nuevo tipo de meliloto, una hierba que crece junto a los caminos, para evitar la erosión del suelo. Pronto descubrieron que el ganado moría de hemorragias intensas. Llamaron a la enfermedad misteriosa la "enfermedad del meliloto". Como no hay mal que por bien no venga, la hierba mataba a las ratas que infestaban la región pero no en cambio a los gatos ni a los perros. Las pesquisas hechas al efecto por el profesor Link en la Universidad de Wisconsin permitieron a la Wisconsin Alumni Research Foundation (WARF) patentar un derivado cumarínico existente en el meliloto, llamado a partir de entonces warfarina. Habñia nacido uno de los anticoagulantes más importantes en la historia de la medicina, que cambió la vida a muchas personas a partir de entonces.
Según Diana Day en un artículo publicado en Organizational Science un principio básico de la Innovación es el de que cuanto más bajo es el nivel que ocupa un innovador en la jerarquía de la organización , más innovador suele ser su producto. Por ello, podemos esperar poca innovación de los políticos y altos directivos de las organizaciones sanitarias. Y sin embargo, monopolizan buena parte del discurso de lo que tiene que ver con Innovación. Todos tienen su ministerio, departamento, consejería. 
Tal vez necesitemos , más que eso, posibilidades para que los tipos anónimos puedan  desarrollar sus ocurrencias . En definitiva de que aparezcan y se extiendan nuevas torrijas

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