Family Medicine Revolution= Masa X Amplificación.
En el Congreso Regional de la Conferencia Ibeoamericana de Medicina Familiar ( CIMF) al que me refería en el último post tuve el privilegio de conocer a la Dra. Viviana Martínez- Bianchi. Viviana es una médico de familia argentina que lleva muchos años trabajando en Estados Unidos. Actualmente es Vice Directora de la residencia en Medicina Familiar del Departamento de Medicina Familiar y Comunitaria de Duke University, en Durham, Carolina del Norte.
En dicho congreso realizó una magnífica presentación sobre su programa de residencia, sustentado en tres pilares fundamentales: la excelencia clínica en el tratamiento de los individuos, la atención a la salud comunitaria y poblacional y el desarrollo de un liderazgo indispensable para el cambio. La primera preocupación en Duke es formar clínicos excelentes, algo que demandan los propios residentes: si no eres un buen clínico, difícilmente vas a adquirir el prestigio en la comunidad cuya salud aspiras a mejorar. Pero un residente de medicina de familia debe tener un enfoque poblacional que no suelen tener el resto de especialistas. Dos ejemplos de intervenciones en este sentido son especialmente relevantes: las rondas hospitalarias en la comunidad, cuyos objetivos son identificar el motivo de ingreso y como podría haberse evitado (estrechando los nexos entre el hospital y la atención primaria) y el mapeo geográfico de los problemas de salud en la comunidad para realizar intervenciones ( esta Alma Ata, no me mata).
Pero el tercer pilar del programa es identificar y potenciar a los futuros líderes de la medicina familiar entre los residentes. Los que deberían fortalecer la medicina de familia como opción de vida, como alternativa de futuro en un sistema sanitario que, al igual que el nuestro, tiene enormes dificultades para conseguir que los mejores estudiantes elijan medicina familiar.
El interesante libro La Refundación de la Atención Primaria de Vicente Ortún, incluye un interesante capítulo del propio editor,Beatriz González López- Valcárcel y Patricia Barber que tiene un título suficientemente elocuente: ¿Por qué los médicos huyen y rehúyen la medicina de familia? En el describen un estudio realizado entre 978 alumnos de sexto de medicina de universidades españolas, en el que cerca del 20% de ellos elegiría medicina familiar entre sus tres primeras opciones, ocupando el segundo puesto en popularidad tras Pediatría. Si no se tienen en cuenta los aspecto económicos y laborales,aún son más los que consideran que esta especialidad es la que más les gusta. Sin embargo, ello contrasta gravemente con las elecciones reales de los candidatos a MIR: en la convocatoria 2010-11 solo el 5% de los residentes españoles que eligió medicina de familia estaba por debajo del número 3.419. Pero lo más grave es que la situación se ha deteriorado significativamente en la última década, bajando la medicina de familia del puesto 38 de 47 (convocatoria 2004-5) a 44 de 47 (2010-11).
¿Razones? Suele invocarse el dinero y las posibilidades de alternativas laborales en el sector privado. Pero en un país en que la mayor parte de oferta es pública y las retribuciones entre primaria y hospitales son cada vez más parecidas, posiblemente no sea esa la causa principal:l os residentes consideran que la medicina de familia tiene desventajas muy pronunciadas en reconocimiento ( de colegas y pacientes), y de la sociedad en su conjunto, con escasas posibilidades de desarrollo profesional.
Podemos esperar sentados a que el Ministerio o los consejeros de las comunidades autónomas (todos ellos tan sensibles a la medicina de familia) tomen medidas de discriminación positiva. En Estados Unidos, donde las necesidades de médicos de familia serán enormes en caso de acabar saliendo adelante la reforma Obama, son cada vez más conscientes que se necesita una Revolución, generada desde los propios residentes en medicina familiar: destinada a estar presentes en las cámaras legislativas, a actuar activamente en medios y redes sociales ( en los que el papel de Twitter es fundamental), y generar sana agitación y propaganda. El movimiento de Family Medicine Revolution, originado en California, pero con presencia creciente en el país, es una muestra de ello. La revolución, como siempre ha sido, la deben liderar los jóvenes, los que ahora son estudiantes y residentes. Y los médicos de familia veteranos, como muy bien hacen en Duke, deben fomentar ese proceso de liderazgo. Como señala la Dra Martinez-Bianchi en su comentario al último post, practicar la técnica del “elevador speech”:¿ qué le dirías en los 8 segundos que tarda el ascensor a un político, periodista, rico o famoso, para intentar convencerle de que la medicina de familia es sencillamente imprescindible?
En dicho congreso realizó una magnífica presentación sobre su programa de residencia, sustentado en tres pilares fundamentales: la excelencia clínica en el tratamiento de los individuos, la atención a la salud comunitaria y poblacional y el desarrollo de un liderazgo indispensable para el cambio. La primera preocupación en Duke es formar clínicos excelentes, algo que demandan los propios residentes: si no eres un buen clínico, difícilmente vas a adquirir el prestigio en la comunidad cuya salud aspiras a mejorar. Pero un residente de medicina de familia debe tener un enfoque poblacional que no suelen tener el resto de especialistas. Dos ejemplos de intervenciones en este sentido son especialmente relevantes: las rondas hospitalarias en la comunidad, cuyos objetivos son identificar el motivo de ingreso y como podría haberse evitado (estrechando los nexos entre el hospital y la atención primaria) y el mapeo geográfico de los problemas de salud en la comunidad para realizar intervenciones ( esta Alma Ata, no me mata).
Pero el tercer pilar del programa es identificar y potenciar a los futuros líderes de la medicina familiar entre los residentes. Los que deberían fortalecer la medicina de familia como opción de vida, como alternativa de futuro en un sistema sanitario que, al igual que el nuestro, tiene enormes dificultades para conseguir que los mejores estudiantes elijan medicina familiar.
El interesante libro La Refundación de la Atención Primaria de Vicente Ortún, incluye un interesante capítulo del propio editor,Beatriz González López- Valcárcel y Patricia Barber que tiene un título suficientemente elocuente: ¿Por qué los médicos huyen y rehúyen la medicina de familia? En el describen un estudio realizado entre 978 alumnos de sexto de medicina de universidades españolas, en el que cerca del 20% de ellos elegiría medicina familiar entre sus tres primeras opciones, ocupando el segundo puesto en popularidad tras Pediatría. Si no se tienen en cuenta los aspecto económicos y laborales,aún son más los que consideran que esta especialidad es la que más les gusta. Sin embargo, ello contrasta gravemente con las elecciones reales de los candidatos a MIR: en la convocatoria 2010-11 solo el 5% de los residentes españoles que eligió medicina de familia estaba por debajo del número 3.419. Pero lo más grave es que la situación se ha deteriorado significativamente en la última década, bajando la medicina de familia del puesto 38 de 47 (convocatoria 2004-5) a 44 de 47 (2010-11).
¿Razones? Suele invocarse el dinero y las posibilidades de alternativas laborales en el sector privado. Pero en un país en que la mayor parte de oferta es pública y las retribuciones entre primaria y hospitales son cada vez más parecidas, posiblemente no sea esa la causa principal:l os residentes consideran que la medicina de familia tiene desventajas muy pronunciadas en reconocimiento ( de colegas y pacientes), y de la sociedad en su conjunto, con escasas posibilidades de desarrollo profesional.
Podemos esperar sentados a que el Ministerio o los consejeros de las comunidades autónomas (todos ellos tan sensibles a la medicina de familia) tomen medidas de discriminación positiva. En Estados Unidos, donde las necesidades de médicos de familia serán enormes en caso de acabar saliendo adelante la reforma Obama, son cada vez más conscientes que se necesita una Revolución, generada desde los propios residentes en medicina familiar: destinada a estar presentes en las cámaras legislativas, a actuar activamente en medios y redes sociales ( en los que el papel de Twitter es fundamental), y generar sana agitación y propaganda. El movimiento de Family Medicine Revolution, originado en California, pero con presencia creciente en el país, es una muestra de ello. La revolución, como siempre ha sido, la deben liderar los jóvenes, los que ahora son estudiantes y residentes. Y los médicos de familia veteranos, como muy bien hacen en Duke, deben fomentar ese proceso de liderazgo. Como señala la Dra Martinez-Bianchi en su comentario al último post, practicar la técnica del “elevador speech”:¿ qué le dirías en los 8 segundos que tarda el ascensor a un político, periodista, rico o famoso, para intentar convencerle de que la medicina de familia es sencillamente imprescindible?
No hay comentarios:
Publicar un comentario