Ronald Harry Coase recibió el premio del banco de Suecia (como le gusta llamar al Nobel a Nicholas Thaleb) por poner de manifiesto la importancia de los costes de transacción en las organizaciones, que ya planteó en su “The nature of firm” de 1.937. En él se preguntaba: si los mercados son tan buenos, ¿para qué necesitamos organizaciones? ¿Por qué no negocian directamente los diferentes productores entre sí?
Y él mismo se dio respuesta al considerar que cuanta más gente se ve implicada en un proceso, más acuerdos es preciso negociar, y mayores son los costes de transacción resultado de todo ello. Por lo tanto las organizaciones son necesarias para aligerar esos costes. Pero éstas a su vez tienen su propio factor limitante, que no es otro que el coste en si de su gestión. Estos dos factores ( coste de transacción y costes de gestión) determinan que muchas actividades útiles y valiosas sean descartadas por el mercado por no ser rentables ( otra ejemplo más de sus limitaciones).
La eclosión de la redes sociales que supuso el uso generalizado de Internet abrió, una vez más, una tercera vía , como decía Shirky: la posibilidad de que grupos débilmente coordinados , operando fuera del alcance de cualquier estructura directiva reglada, alcancen logros fuera del alcance de las organizaciones tradicionales, sin tener un objetivo de negocio.
Ettienne Wenger pasa por ser el padre de las “comunidades de práctica”, concepto que englobaría a cualquier tipo de organización de aprendizaje informal. Dado el carácter difuso del concepto ( como lo son sus diferentes modalidades de implantación) el grupo canadiense de Jeremy Grimshaw revisó la evolución conceptual del término en 2.009. En él se demostraba que Wenger fue modificando progresivamente la naturaleza del concepto, desde su visión de 1.991 en que el aspecto fundamental de las comunidades era la posibilidad de compartir conocimiento entre gente muy experta y muy neófita , hasta su planteamiento de 2.002 en que las convertía en un instrumento de gestión más (aunque fuera informal) para aumentar la productividad de la empresa. Ese amplio rango es el que permite que en el concepto quepan cosas tan diferentes. Li, Grimshaw y compañía acababan recomendando en cualquier caso incidir en los aspectos clave de la idea: compartir conocimiento, crear un sentido de pertenencia, fomentar la interacción entre personas con diferentes grados de conocimiento, protagonismo y liderazgo
Pero este tipo de comunidades, laxas, y poco regladas, juegan un papel fundamental hoy por otra razón: la posibilidad de decir, proponer o hacer lo que las organizaciones tradicionales no pueden ni quieren hacer. Un ejemplo reciente de ello s el silencio clamoroso del periódico español el Pais respecto a sus procesos de “reestructuración de los procesos productivos”, bonito eufemismo para llamar a los despidos. Para ver el contraste nada mejor que revisar lo “más leído” del periódico y darse después una vuelta por Twitter.
He tenido la suerte de participar en el Congreso de la Sociedad Chilena de Medicina Familiar y General, una sociedad que tiene el entusiasmo que estamos perdiendo nosotros, con una participación en el movimiento americano de fomento de la medicina familiar entre médicos jóvenes ( Waynakay) tremendamente activo. Están inciando la construcción de una comunidad de práctica en APS sumamente interesante.
En su presentación, el Decano de la Facultad de Ciencias de la salud de la Universidad Central , el Dr. Ricardo Fábregas , hacía una reflexión muy oportuna en eventos de este tipo: los que estamos aquí dentro estamos ya convencidos de que la Atención Primaria es más necesaria que nunca pero, ¿cómo convencemos a los de ahí fuera?.
En Chile la medicina familia tiene que luchar para defender el lugar que le corresponde; en Estados Unidos se demanda una revolución en Medicina familiar para conseguir que los estudiantes elijan ésta como especialidad. Y en España ninguna autoridad recuerda ya el cumplimento de los en su día pomposos acuerdos sobre las estrategas de mejora de APXXI …salvo Juan Simó que en su blog demuestra que una vez más la principal sacrificada en el sistema sanitario es la atención primaria.
Las llamemos como las llamemos, necesitamos espacios donde compartir conocimiento. Pero también donde apoyarnos para defender evidencias: que las reestructuraciones de los procesos productivos se llaman despidos, que la atención primaria sigue siendo más necesaria que nunca, y que muy poco se está haciendo al respecto.
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