martes, 2 de abril de 2019

Ante la España vaciada, ¿médicos o aparatos?

La noticia de la semana en España ha sido la sorprendente manifestación en Madrid de la llamada España vaciada; los urbanistas madrileños, camino de tomar el brunch del domingo, se vieron sorprendidos por una avalancha de paisanos y paisanas llegados desde esos lugares tan exóticos llamados “pueblos”; alguno incluso era de “aldea”. Hartos del menosprecio, el olvido y la manipulación de partidos y dirigentes políticos pedían simplemente poder vivir dignamente en el territorio al que pertenecen. 
Durante décadas, justificado por el coste que implica y la falta de eficiencia de la inversión, se ha ido desmontando progresivamente lo que permitía ( y permite en los países civilizados) la existencia de un ámbito rural digno, productivo y vivo. A veces fue el deslumbramiento por lo moderno, centrado siempre en la ciudad; a veces fue simple desidia. El caso es que en buena parte de los pueblos españoles fueron desapareciendo los jóvenes, y con ellos los niños, entre otras justificadas razones porque se cerraron las escuelas y se marcharon los que ejercían la medicina y la enfermería en aquellos lugares. 
Según informa hoy la cadena SER existen hoy en España 10081 consultorios, 67 menos que en 2015, cifra incluso menor a la que existía en el peor momento de la crisis: no es por tanto “solo” un problema de eficiencia. Es que nos importa un bledo los pueblos y los que viven allí.Tanto la Organización Médica Colegial , como la Sociedad de Medicina Familiar lo achacan a la pérdida de población de esas áreas.  Como si perder población diera derecho a que los que quedan no reciban atención: ¿no estábamos en el país con la mejor sanidad del mundo, la más equitativa, la der una Atención primaria que no podía aguantar su potencia? La segunda razón que esgrimen las organizaciones profesionales es aún más patética: “los médicos jóvenes no quieren marchar al campo; el futuro pasa por implantar la teleasistencia”.
Hace poco más de un año Raj Panjabi, un médico indio ganó el premio a los charlatanes TED con una ilustrativa charla sobre cómo solucionar el que los médicos no quieran trabajar ni vivir en el medio rural: la alternativa pasa por formar a algún vecino de los que no pueden escapar de la aldea, alguien mínimamente espabilado, capaz de conectarse por “teleasistencia” con los médicos “de verdad”; esos que sí que saben, y viven en Delhi, Nueva York o Sao Paulo, y que desde su pantalla Mac de última generación podrán asesorar al “enterao” del pueblo en cómo tratar la dolencia de su vecino. Ya vimos en la última entrada que incluso podrán diagnosticar apendicitis con Blumberg a distancia. Para estos eruditos y sus familias por supuesto las cosas son diferentes: ellos no tendrán que acudir al vecino del quinto piso para que se conecte vía “teleasistencia” con el hospital de referencia. A esto algunos lo llaman progreso; otros equidad.
El problema de la ausencia de profesionales adecuadamente capacitadas en determinadas zonas del mundo es uno de los más graves a los que se enfrentan los sistemas sanitarios. La solución reinante es propia del modelo ideológico dominante:  como no es eficiente tener una médica o una enfermera en los lugares remotos, privémosle de ellos y entretengámosles con baratijas: el ordenador moderno con un tipo en pijama al otro lado ha sustituido al espejo brillante de hace cinco siglos.En 2014 Crisp y Chen en New England Journal of Medicine, al analizar la oferta de profesionales en el mundo ya abogaban porque en determinadas zonas no habría médicos en el futuro. Los efectos colaterales del progreso. Si el médico general/de familia/de cabecera es superfluo en Africa ¿Por qué va ser imprescindible en Europa?
No en todas partes es así. Hay países que llevan años aplicando estrategias efectivas para acercar médicos a lugares remotos. Hace más de 60 años, Chile creó la figura del Médico General de Zona, como forma de reducir la brecha de atención entre las grandes áreas urbanas y las rurales. El incentivo para que médicos recién egresados optaran por dedicar unos años de su vida a zonas muy alejadas de su domicilio, su familia y los alicientes de la vida moderna era un excelente salario, un trabajo estable y la posibilidad de realizar la especialidad de su interés a cargo del estado: sí, una especie de sistema MIR pero donde la elección de la plaza no depende del puntaje de un test entrenado en Oviedo, sino del compromiso con poblaciones remotas y con el propio país.Además de una experiencia imborrable adquirían la capacidad de abordar cualquier problema, puesto que allí donde estaban no había residente mayor ni adjunto pendiente del partido de la Champion. Además de ello permitía que los futuros especialistas, quirúrgicos o médicos, psiquiatras u obstetras, conocieran de primera mano lo que es la Atención Primaria.
Es un interesante dilema: ¿queremos máquinas capaces de resolver acertijos en forma de test o médicos comprometidos  realmente con las personas?
Si la idea hubiera surgido en Estados Unidos se hubiera propagado por todo el mundo. Pero era Chile.Quizá como apunta Harari los médicos serán un recurso superfluo cuando reinen las máquinas; pero hasta entonces no ofrecer asistencia de medicina y enfermería a ciertas personas porque viven en lugares despoblados es infame.
(Foto: CESFAM. Chiloé. Chile.2015)

6 comentarios:

  1. Está bien, encima de estar en zonas despobladas les mandas recién licenciados para que aprendan con ellos sin ningún asesoramiento. No me quiero ni imaginar cómo atenderán una urgencia. Un poco de seriedad, en España para hacer Atención Primaria hay que ser especialista en medicina familufa y comunitaria.

    ResponderEliminar
  2. Todo depende de la calidad y tipo de formación de pre grado
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Un problema sanitario se resuelve con políticas públicas dirigidas. En Chile la formación de pre grado da cuenta de esa realidad.
    Saludos

    ResponderEliminar
  4. Se ve que no sabes que la inmensa mayoría de los médicos de zonas rurales que estamos a punto de jubilarnos masivamente, tenemos más de 60 años y no hicimos esa especialidad porque cuando aprobamos la oposición no era obligatorio tenerla para ejercer como generalistas. No nos ha ido tan mal. Llegamos recién licenciados pero hemos seguido formándonos y nos ocupamos del día a día y de las urgencias.

    ResponderEliminar
  5. Pues quizás la solución sería una mezcla de las dos: poner esos médicos que han de formarse con buenos incentivos y con apoyo de telemedicina conectados con expertos pata poder consultar dudas. Creo que sería una buena solución y tb , por supuesto, contar con enfermeras especialistas en EFyC igualmente bien incentivadas y conectadas. Creo que esto sería factible.

    ResponderEliminar
  6. > existen hoy en España 10081 consultorios, 67 menos que en 2015.
    ¿No será porque se han cerrado “consultorios periféricos”? En el pasado “complaciente”, en algunas parroquias de Galicia se crearon centros de salud satélites. Teóricamente para favorecer el acceso, cuando hubiese sido más lógico facilitar medios de transporte municipales.

    > los médicos jóvenes no quieren marchar al campo…
    En otro tiempo se creó el cuerpo de “médicos titulares) y se aplicaron incentivos: casa del médico, cartillas de la agraria (mejor remuneradas), etc.

    >Hay países que llevan años aplicando estrategias efectivas para acercar médicos a lugares remotos.
    Los ingleses, tan pragmáticos, “crearon unidas médicas volantes”, más eficientes que mantener centros médicos en lugares despoblados
    https://medymel.blogspot.com/2019/01/patrulla-obstetrica-volante.html

    En fin, creo que todo pasa por la responsabilidad política, la racionalización de los recursos y la incentivación de los profesionales de la salud.

    ResponderEliminar