Un poco más al norte los Tweedledee y Tweedledum de la política española ( los señores Lambán y Page) han vuelto a superar su record anterior, establecido en aquel cruz de navajas entre Pedro Sánchez y Susana Díaz, en la que donde dijeron Tweedledum dijeron Tweedledee, pasando de escuderos de la segunda a guardia pretoriana del primero, sin apenas despeinarse.
Así,el estadista Lambán ha decidido dar un paso más en la guerra contra el infractor aragonés elevando las penas por no llevar mascarilla hasta los 3.000 euros, y a los que organicen botellones hasta 60.000 euros; es cierto que los emprendedores de botellón, además de difícil identificación, rara vez disponen de semejante patrimonio, pero la lección de gestión epidemiológica que este prócer da al resto de Europa ( donde la mascarilla sigue asombrosamente sin ser obligatoria en todo momento en la mayor parte de los países) es digna de encomio. Lástima que no esté al mando de la Comisión Europea tan distinguido estadista, ya que de ser así podría imponer multas masivas a la díscola población portuguesa que ,si bien es cierto que han controlado la pandemia bastante mejor que España, siguen dando a sus ciudadanos beneficios de libertad individual que no tienen justificación en estos tiempos que corren.
Tweedledum por su parte demostró recientemente su valentía al poner el dedo en la llaga de la verdadera causa del incremento de casos en su comunidad: que no es, por supuesto ni la ausencia de una estrategia de identificación de casos y contactos adecuada, ni la falta de rastreadores, ni el desmoronamiento absoluto de la Atención Primaria sobre el que se desgañita cada día Raul Calvo. Viendo lo que nadie ve,el señor García-Page afirmó:” el 80% de los casos que nos han llegado vinieron de la bomba radioactiva vírica que se plantó en Madrid”. Hipótesis que ya está tardando la OMS, Oxford y el CDC en investigar al postular por vez primera un origen radioactivo a la pandemia. A diferencia de Tweedledee que castiga a los locales, Tweedledum los exculpa completamente, víctimas inocentes de los intentos agresivos de los temidos madrileños, neutrones infecciosos de escasos escrúpulos. La teoría de que es el de fuera el culpable, y no el indígena goza de bastante aceptación: así un poco más al sur, su presidente inculpa a turistas y migrantes de las malas cifras de Andalucía que, sin embargo, siguen siendo bastante buenas según afirman en las comparecencias ante los medios. Con un listón tan alto era difícil superar el record nacional o por supuesto el record mundial que hasta el momento mantenía el presidente Trump con sus exhortaciones a beber lejía. Pero una generación única en nuestra historia lo ha conseguido. La presidenta de la comunidad de Madrid, justificó el retraso en la realización de PCRs con una explicación que aún está siendo investigada por los físicos que investigan paralelamente la enorme onda gravitacional que no debería existir, dada la posible relación entre ambos fenómenos. Por su interés, reproducimos textualmente la declaración de la presidenta de la Comunidad de Madrid: “A ver, eso no es la tónica general y pido disculpas por ello, pero tienen que entender que tenemos que volver al colegio, reactivar la economía, la gente volver, tiene que estar todo abierto... Pero si cancelas un espectáculo, claro, es evidente que es bueno para evitar un rebrote pero hundes económicamente. Entonces, ahora mismo, sé que va a ser mucho reivindicativo, hay mucha incertidumbre, pero tenemos que remar todos a favor. Somos el motor de España. Madrid es España: Madrid somos manchegos, somos gallegos. Es la confluencia, la unión de todos los españoles que viven a vivir y a trabajar aquí”.
Madrid somos manchegos…¿Qué broma es ésta? Estas declaraciones apoyan firmemente la teoría de Tweedledum la bomba radiactiva vírica.
Así es España. El mejor ejemplo de buenas prácticas en la mayor pandemia ( hasta la fecha) del siglo XXI.
madre mia en manos de quien estamos
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