viernes, 30 de julio de 2010

El coste de la re/des organización

Los buenos se han ido o se han vuelto catatónicos.
A los ineptos se les ha dado una ocupación.
Las decisiones importantes se postponen, o se lleva a cabo por capricho.
Las resoluciones se confunden con soluciones.
El número de administradores se ha doblado.
En la Re-desorganización de los servicios sanitarios, una gran cantidad 

de recursos han sido desviados de la atención a los pacientes, la investigación 
y la formación hacia el reacondicionamiento de las oficinas de los ejecutivos , 
abastaciéndoles de los artilugios más llamativos
Las ventanas de los administradores dan a montañas y oceanos.
Se han pagado sustanciosas cantidades de dinero a consultorías 

basadas en relaciones de parentesco o matrimonio

Oxman AD, Sackett D,Chalmers I,Prescott TE.
A surrealistic mega-analysis of redesorganizations theories. Journal of The Royal Society Medicine 2005;98:563-8


Este artículo francamente chusco y provocador, de la Santísima Trinidad de la religión de la Evidence Based Medicine ( Sackett. Oxman & Chalmers), posiblemente vuelva estar de plena actualidad con los entusiastas cambios que va a sufrir el NHS tras la llegada del nuevo gobierno conservador-liberal de Cameron y Clegg al que ya nos referimos hace unos días.
No tiene desperidcio al respecto el editorial en el BMJ de otro tipo sumamente brillante, KieranWalshe, profesor de Health Policy and Management en la Universidad de Manchester.
Walshe analiza la iniciativa explicitada en el libro blanco Equity and Excellence Liberating the NHS ( de nuevo las palabras totem) , elaborado contrareloj en apenas seis semanas, que comienza por incumplir una de las promesas del nuevo gobierno, la de que se habían acabado las reorganizaciones impuestas desde arriba. El que tenga interés en la reforma puede consultar el texto, pero si se cumplen los planes al NHS no le va aconocer "ni la madre que le parió" como decía Alfonso Guerra. El cambio de mayor enjundia implica la desaparición de los Primary Care Trust y la nueva creación de 500 nuevos consorcios de médicos generales que gestionarán presupuestos de asistencia sanitaria.
En los últimos 30 años se han realizado al menos 15 cambios estructurales de envergadura, a una media de uno cada dos años. En palabras de Walshe: " la reorganización ha sido cíclica, con nuevos gobiernos reinventando cambios estructurales que sus predecesores a su vez abolieron, demostrando escaso interés y conocimiento de las pasadas reorganizaciones. Las reorganizaciones han sido rápidas, con cambios a menudo iniciados antes de la aprobación formal legislativa, resolviendo los detalles de la refoma conforme se iban implementando...". ¿Les suena?.
Para Walshe el gobierno británico debería aprender tres cosas de la historia de la reorganización ( bastante en consonancia con el bufonesco artículo de Oxman y Sackett):
La primera, es que las reorganizaciones estructurales no funcionan. Hay muy pocas pruebas que demuestren que una forma organizativa es mejor que otra: las causas del bajo desempeño no son estructrales.
Segunda, los costes administrativos de dichas reformas son brutales. Los datos de la encuesta del National Audit Office estiman que los nuevos cambios costarían entre 2 y 3 billones de libras, en pleno escenario de austeridad. Aunque se prometa que se reducirán  los costes de gestión en un 45% , la realidad es que sustituir 165 por 500 unidades gestoras sale carillo.
La tercera es que la reorganización teine efectos adversos graves .Para Walshe, es una enorme distracción de lo verdaderamente importante: mejorar la calidad de la asistencia.
Una vez más admira que una revista como el BMJ publique un editorial tan duro al hilo de la propuesta de reforma en el Reino Unido. En España hemos sufrido unas cuentas reformas en los últimos 30 años ( no se si al ritmo de una cada dos años, pero si sumamos las de todas las comunidades autónomas posiblemente sean aún más frecuentes). Por supuesto,  no tenemos la más mínima idea de su coste. Pero el análisis de lo que nos están costando las reorganizaciones parece que tampoco le interesa a nadie. ¿Imagina alguien un editorial de Medicina Clínica de este tono tras la comunicación pública de una nueva política sanitaria del signo y comunidad que sea?  Mientras tanto podemos seguir entretenidos pensando que la solución está en el copago.

(Fotografia. David Sackett. The spec.com )

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