lunes, 8 de noviembre de 2010

Pronóstico estable ( dentro de la gravedad)

Miguel Angel Mañez se hace eco hoy en su excepcional Salud con Cosas  del estudio realizado por Eroski sobre satisfacción en Atención Primaria ( hasta las cadenas de supermercados se preocupan ya por ello). No es solo una encuesta sino que también comprueban los equipamientos y los tiempos reales de espera y atención, cronómetro en mano , en 18 provincias.
Los resultados son bastantes deprimentes. De 2006 a 2010 los tiempos cronometrados por pacientes siguen estacionados en 10 ( algo consiguió en su momento la Plataforma 10 Minutos por lo que se ve), pero hay provincias en las que el tiempo por paciente ha disminuido significativamente, en ocasiones a cifras tan preocupantes como 6 minutos ( Valencia o Córdoba). El retraso para entrar en consulta se mantienen constante en 15 minutos, lo que puede parecer una cifra inaceptable para algunos, pero desde luego puedo confirmar personalmente que yo espero bastante más a mi peluquero ( y nadie protesta, los parroquianos entienden que hay cosas que llevan su tiempo.) Y quien dice el peluquero dice el banco, el taller, o la simple panadería ( en especial los fines de semana).
Aunque se me puede acusar de reiterativo no puedo evitar citar al profesor de Atención Primaria y Medicina Comunitaria de la Universidad de San Francisco, Thomas Bodenheimer, quien considera de todo punto inadmisible que una consulta de un médico de familia pueda durar "solo" 15 minutos. No estamos hablando de una cuestión menor, que no tenga repercusiones relevantes sobre los pacientes y la atención que reciben. Todo el mundo comprende ( incluidos los responsables  políticos del país) que un cirujano pueda tardar 12 horas en realizar una intervención quirúrgica compleja. Se considera incluso muestra de calidad sanitaria. Pero no ocurre lo mismo en Atención Primaria por lo que se ve . Y las consecuencias de estos tiempos pírricos de atención no son menores.
Pérez-Cárceles et al publicaron en Atención primaria un trabajo muy interesante en que describían el tipo y profundidad de la información que proporcionaban los médicos de familia en el procesos de atención, y lo relacionaban con las condiciones en que realizan al atención: a mayor número de tarjetas sanitarias adscritas, menor grado de información se proporcionaba al paciente sobre diagnóstico, tratamiento o pronóstico.
En la misma revista ,Juan Simó, uno de los médicos que sin abandonar sus obligaciones en la trinchera más y mejor investiga sobre aspectos de gestión ( entre ellos la escasa financiación destinada a Atención Primaria en todo el estado), publica otro trabajo excelente en el que analiza la relación entre algunas características de la prescripción (importe, intensidad y calidad) y el tamaño de los cupos . Y se aportan pruebas e indicios suficientes para considerar que los pacientes activos de los cupos más numerosos podrían estar infradiagnosticados e infratratados de procesos tan importantes como diabetes o hipertensión.
Por último, en un número del Bristish Journal of General Practice de este año, Marcinowicz et al publicaban otro interesante estudio cualitativo en que analizaban la percepción de la comunicación no verbal de los médicos por parte de los pacientes, aspecto clave en la forma en que los pacientes valoran a sus médicos y establecen la relación de confianza ( o no) con ellos. Este artículo generó un editorial aún más interesante de la revista que llevaba el subtítulo de " mira al paciente antes de mirar al ordenador", y en el que se alertaba del artefacto tan importante que supone este elemento para la comunicación no verbal y en el que se recomendaba encarecidamente utilizar tres medidas:
- postponer de forma deliberada el uso del ordenador hasta que el paciente haya expresado su problema.
- Esperar el momento oportuno antes de tomar notas.
- Hacer explícito ante el paciente cuando se escucha solamente, y cuando se escribe en el ordenador, precisamente para no interrumpir la comunicación no verbal, tan importante o más que la verbal, y que en condiciones de conflcito de mensaje, es la que elige el paciente como cierta.

¿Alguien cree que todo ello es posible realizarlo con seis o siete minutos de consulta?
¿Es eso menos importante que esperar quince minutos para entrar?

Foto: fotograma de la pelicula La Maladie de Sachs

2 comentarios:

  1. ¿Y la solución esta en el lado de la oferta o en el de la demanda? ¿Más médicos o mejores pacientes?

    Ideas para mejorar la cita y la consulta:
    - Cita previa avanzada (poder diferenciar una cita administrativa de una primera o una revisión de resultados). Deberia ser sencillo
    - La revisión de resultados analiticos normales con el paciente para aconsejar habitos más saludables, ¿como la enfocamos?
    - Otro gran problema es la descoordinación entre servicios sociales y atención primaia. El papel del trabajador social en el centro de salud no está bien definido y casi duplica las funciones del trabajador social del ayuntamiento. ¿Que papel debería tener?

    Si podemos reducir las consultas que aportan valor al paciente, de un tipo u otro, podríamos conseguir
    concentrar el tiempo del profesional en los pacientes que realmente lo necesitan.

    ¿Y que hace falta para todo esto? ¿Gerentes de primaria con blog? :P

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  2. >- Cita previa avanzada (poder >diferenciar una cita administrativa >de una primera o una revisión de >resultados). Deberia ser sencillo

    Que los administrativos trabajaran al servicio de los médicos y las enfermeras en un centro (igual que ocurre en cualquier empresa u organización, sin ir más lejos, en un hospital) es aparentemente sencillo. Aún no lo he visto en ningún centro de salud, pues en nuestro modelo de atención primaria se juntan dos cosas peligrosas: un sistema de gestión asambleario y un sistema de contratación funcionarial.

    El cribado a la hora de pedir cita requiere que el administrativo asuma esa función, que en la mayoría de los casos que conozco no es posible.

    >- La revisión de resultados >analiticos normales con el >paciente para aconsejar habitos >más saludables, ¿como la enfocamos?

    El único enfoque razonable a mí me parece que es eliminar esas analíticas. Un porcentaje alto de analíticas "normales" debería ser un indicador de mala calidad asistencial (en el sentido de medicalización innecesaria). El problema es que los "clientes" no lo asumirán, pues "más vale prevenir que curar".

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