La “píldora roja” de los últimos post ponía de relieve la necesidad de conocer para que están sirviendo el dinero empleado en costosas iniciativas de mejora de la calidad. La joya de la corona en los últimos tiempos sobre el tema lo representan las estrategias de Seguridad del Paciente.
Hace algo más de 10 años el Instituto de Medicina americano publicaba su famoso informe To Err is Human, revelando que los errores médicos causa más de 98000 muertes al año y más de un millón de daños, solo en Estados Unidos. El informe significó una poderosa llamada de atención sobre el funcionamiento de los sistemas sanitarios, y originó un aluvión de iniciativas destinadas a mejorar la seguridad de los pacientes (con el consiguiente “desembarco” en las organizaciones de especialistas en la materia ).
Uno de los lugares en que más y mejores esfuerzos se han realizado en Estados Unidos desde entonces sobre este tema es el estado de North Carolina ( con una tasa del adscripción de sus hospitales en campañas de mejora de la seguridad del 96%, frente a la media nacional del 78%).
Por eso llama especialmente la atención un excelente trabajo publicado en el último New England, del que también se hacía eco el New York Times el pasado fin de semana. El grupo de Landrigan et al realizaron un estudio retrospectivo de una muestra estratificada de 10 hospitales del citado estado, revisando 2341 admisiones (100 por trimestre) entre 2002 y 2007, tanto utilizando revisores internos como externos. Identifican 588 daños (¡25 por cada 100 admisiones¡). Pero, lo que es peor, encuentran que los daños permanecen estables, con escasas pruebas de que se haya reducido sustancialmente la tasa de daños en estos 6 años analizados.
Los autores consideran que a pasear de los esfuerzos económicos y de comunicación realizados por buena parte de los gobiernos occidentales el grado de implantación de práctica clínicas seguras sigue siendo muy modesto: la gente sigue sin lavarse las manos, los residentes siguen trabajando más horas de las razonables, por poner dos prosaicos ejemplos. Desde el punto de vista gestor, la mayor parte de los centros siguen empleando sistemas de notificación voluntaria a pesar de las pruebas de que éstos últimos son poco adecuados. Recomiendan por tanto, una estrategia fiable de medición de la seguridad, para saber cuales de las medidas presuntamente orientadas a mejorar la seguridad son de verdad efectivas.
Son múltiples las estrategias en nuestro país destinadas a mejorar la seguridad de los pacientes españoles. Pero me resulta difícil imaginar que estudios de este tipo ( que pueden implicar el que se ponga en cuestión iniciativas, unidades y recursos empleados) puedan realizarse en nuestro medio.
Hace algo más de 10 años el Instituto de Medicina americano publicaba su famoso informe To Err is Human, revelando que los errores médicos causa más de 98000 muertes al año y más de un millón de daños, solo en Estados Unidos. El informe significó una poderosa llamada de atención sobre el funcionamiento de los sistemas sanitarios, y originó un aluvión de iniciativas destinadas a mejorar la seguridad de los pacientes (con el consiguiente “desembarco” en las organizaciones de especialistas en la materia ).
Uno de los lugares en que más y mejores esfuerzos se han realizado en Estados Unidos desde entonces sobre este tema es el estado de North Carolina ( con una tasa del adscripción de sus hospitales en campañas de mejora de la seguridad del 96%, frente a la media nacional del 78%).
Por eso llama especialmente la atención un excelente trabajo publicado en el último New England, del que también se hacía eco el New York Times el pasado fin de semana. El grupo de Landrigan et al realizaron un estudio retrospectivo de una muestra estratificada de 10 hospitales del citado estado, revisando 2341 admisiones (100 por trimestre) entre 2002 y 2007, tanto utilizando revisores internos como externos. Identifican 588 daños (¡25 por cada 100 admisiones¡). Pero, lo que es peor, encuentran que los daños permanecen estables, con escasas pruebas de que se haya reducido sustancialmente la tasa de daños en estos 6 años analizados.
Los autores consideran que a pasear de los esfuerzos económicos y de comunicación realizados por buena parte de los gobiernos occidentales el grado de implantación de práctica clínicas seguras sigue siendo muy modesto: la gente sigue sin lavarse las manos, los residentes siguen trabajando más horas de las razonables, por poner dos prosaicos ejemplos. Desde el punto de vista gestor, la mayor parte de los centros siguen empleando sistemas de notificación voluntaria a pesar de las pruebas de que éstos últimos son poco adecuados. Recomiendan por tanto, una estrategia fiable de medición de la seguridad, para saber cuales de las medidas presuntamente orientadas a mejorar la seguridad son de verdad efectivas.
Son múltiples las estrategias en nuestro país destinadas a mejorar la seguridad de los pacientes españoles. Pero me resulta difícil imaginar que estudios de este tipo ( que pueden implicar el que se ponga en cuestión iniciativas, unidades y recursos empleados) puedan realizarse en nuestro medio.
Sobre ese tema te recomiendo un editorial de Carlos Campillo en GCS. En este post de hace unos meses lo puedes enlazar:
ResponderEliminarhttp://saludconcosas.blogspot.com/2010/03/de-lo-global-lo-local.html
Creo que nos vemos pronto y ademas tenemos una tarea común, jeje.
Un abrazo Sergio!
En mi centro de trabajo tuvimos hace 2 días una reunión para informarnos sobre las nuevas iniciativas que hay sobre la seguridad del paciente (iniciativas que suelen surgir de gente que no ha visto en su vida a un paciente) .
ResponderEliminarUna de mis compañeras dijo que la primera premisa para velar por la seguridad del paciente era no tener que valorarlos en 5 minutos. La respuesta fue que efectivamente eso era un fallo del sistema, pero que nos iban a dar unas instrucciones sobre como soslayarlo.
Probablemente harán un trabajito sobre el tema que obtendrá algún premio
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas gracias a los dos.
ResponderEliminarLo que comentabas en el pos, Miguel, es además clave sobre que las estrategias de seguridad se basan en cambios de comportamiento.
Se piensa que es cuestión solo de cursos o carteles, cuando hay factores causales previos que ahora mismo apenas reciben atención ( si por atención hablamos de medidas para corregirlo). Uno es el cambio de comportamiento y cultura. Otro es el tiempo, algo que se lleva diciendo desde el famoso libro de Charles Vicent, sin respuesta.
Abrazos
Es evidente que en EEUU las estrategias de seguridad tienen un problema; pero yo he leido el artículo citado en el NYT y utiliza una herramienta del IHI para considerar casos "probables" de EAs en los que se incluyen 'reingresos en 30 días' o 'permanencia en urgencias de + de 6 horas'.
ResponderEliminarUno de los principales problemas en SP es que al tratarse de algo tan delicado no existe un método absolutamente fiable y los sistemas de notificación han demostrado que sirven como alerta, pero no como medida.
De todos modos, yo en este tiempo he observado que según en lo que se trabaje esto pone más o menos nervioso al personal y que según en lo que se trabaje la principal respuesta se centra en conseguir más recursos o en decir que estas estrategias incrementan el trabajo... A mi entender las medidas que se impulsan (Lavado de manos, listas de comprobación, procedimientos y protocolos...) ni incrementan el gasto ni 'son' más trabajo y sus resultados SI serán clave para la sostenibilidad del sistema.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Xose Manuel
ResponderEliminarMuchas gracias por tu excelente comentario. Y disculpa el retraso en publicarlo. Ayer estuve de viaje todo el día y no he visto el comentario hasta hoy.
Estoy completamente de acuerdo en que la SP es algo extremadamente delicado, y en ocasiones muy dificil de medir y evaluar. Por supesto que considero pertinentes muchas de las iniciativas que se han tomado en esta materia, pero a la vez creo que no son todas igualmente efectivas o necesarias. En el ámbito que me muevo por ejemplo, ( Atención primaria) veo que se considera a menudo que instrumentos de gran utilidad en el ámbito hospitalario deben aplicarse en Primaria, sin tener en cuenta que éste nivel es sustancialmente distinto, y muchas medidas útiles en los hospitales no sirven igual.
En cualquier caso mi post argumentaba , no la importancia de las intervenciones para mejorar la seguridad ( algo que considero imprescindible) sino principalmente la necesidad de evaluar para que están sirviendo tantos esfuerzos y recursos como los que estamos empleando en ello
Un saludo y gracias de nuevo
Disculpas te pido yo... conté mal el tiempo entre un comentario y el otro.
ResponderEliminarDe todos modos creo que SI es bueno abrir un debate sobre esto. Por cierto; hoy me llegó, vía agencia de calidad, el "equivalente" a ENEAS y APEAS para urgencias: EVADUR
Muchas gracias Xose por el EVADUR que complementa APEAS y ENEAS. De los pocos ejemplos de evaluar algo en esta materia tan importante.
ResponderEliminarEncantado de debatir sobre un tema así
Un saludo cordial